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Caso Gabriel Aguirre

Condena por la muerte de un niño

Es para un joven de 22 años que pasará 14 en prisión por homicidio.


Se habían juntado en una esquina a festejar un clásico. Gabriel Aguirre, que era de Boca, se puso una remera de Newell’s para acompañar a sus amigos en el barrio Ludueña.

Pero lo que para los adolescentes era un festejo, fue una ofensa para otros pibes que dispararon contra el grupo y provocaron la muerte del chico de 13 años. Por el homicidio dos hermanos, uno de ellos menor de edad, fueron acusados. La jueza María Isabel Mas Varela, a cargo del Juzgado de Sentencia 2ª, resolvió condenar al mayor de ellos, apodado Gabito, por el crimen a una pena de 14 años de prisión.

Gabriel Alejandro Aguirre tenía sólo 13 años, era un pibe entrador, alegre y creativo. Era querido por sus maestras y por el padre Edgardo Montaldo, con quien el chico pasó gran parte de su vida ya que su madre Ada era cocinera en el comedor del complejo que lideraba el cura.

El chico vio truncada su vida por una tonta rivalidad vinculada con una parcialidad futbolística. Fue velado en la escuela primaria Nº 1027, en cuyo seno se crió. Su muerte hizo mella en barrio Ludueña y dejó al descubierto la realidad de los adolescentes que conviven entre disputas territoriales que se resuelven a través de la violencia y el miedo que infunde quien tiene poder de fuego, muchas veces ejecutado a través de adolescentes.

El 20 de octubre de 2013 tuvo lugar el clásico de fútbol rosarino. Esa vez la victoria fue para Rosario Central y los jóvenes enrolados en sus camisetas deportivas de una y otra parcialidad no tardaron en florecer en las calles de Ludueña. Gabriel no fue la excepción.

Llevaba puesta la camiseta de Newell’s (aunque era de Boca) y según una serie de testimonios que se desprenden del fallo, aquella tardecita se detuvo junto con unos amigos en la esquina de Junín y Camilo Aldao.

Allí bromearon entre ellos y una bandera con los colores de Rosario Central que llevaba uno de los chicos fue tomada por los que hinchaban por Newell’s a modo de broma.

Según los testimonios, algunos de los chicos comenzaron a arrojar piedras a los autos que tenían distintivos del club canalla y ello generó que de un vehículo descendieran sus ocupantes y los adolescentes se echaran a correr por calle Casilda para luego volver a la esquina. Según la declaración de un testigo reservado, un vecino hizo un llamado telefónico. Al rato una moto pasó por el lugar y luego otra, una Honda Wave con los hermanos Marcelito y Gabito.

El vecino le entregó un arma a Marcelito, el conductor del rodado. La moto se aproximó a la esquina donde se encontraban los adolescentes y comenzó a disparar. Los chicos corrieron e intentaron guarecerse en un pasillo, pero la moto los siguió. Gabriel Aguirre corrió, a la vez que el agresor seguía disparando. La víctima doblo por un pasillo, allí el apodado Gabito bajó de la moto, disparó y Gabriel cayó herido, refiere la declaración. La víctima recibió un disparo fatal en el tórax. Los testimonios colectados en la causa coinciden con la versión del testigo reservado. El primero en ser detenido fue Marcelito y luego su hermano, Hugo Gabriel Garay. Ambos se desvincularon del hecho, señalaron que llegaron al lugar luego del tiroteo y sindicaron a otra persona como la autora de los disparos.

La magistrada concluyó que Hugo Gabriel Garay de 22 años fue el autor material de la muerte y que su hermano Marcelito prestó una colaboración indispensable para el hecho ya que conducía la moto y sacó al matador del lugar. Mas Varela entendió que Garay cometió un homicidio agravado por el uso de arma y por la participación de un menor, a la vez que le endilgó el delito de portación y lo condenó a 14 años de prisión.

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