Espectáculos

Adiós a León Ferrari

Fue un artista consagrado de la democracia. Ferrari murió  a los 92 años. Con un innegable vínculo con Rosario, personalidades de la cultura  coincidieron en su “convicción y solidaridad”.   El  Castagnino + MACRO alberga la mayor obra de su autoría.


Murió León Ferrari

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Por Javier Hernández

Ayer fue un día de profunda tristeza para muchos argentinos. León Ferrari, uno de los más importantes artistas plásticos de los últimos años, murió a los 92 años en la ciudad de Buenos Aires. Personalidades de la cultura lo recordaron en tono de homenaje con la esperanza de mantener viva su memoria (ver aparte).

“La gran falla de nuestra cultura es la amenaza al castigo del que piensa diferente”, fue uno de los enunciados que Ferrari le dijo a este diario hace cuatro años, cuando se disponía a inaugurar una muestra en el Museo de Arte Contemporáneo de Rosario (Macro). A este gran hombre, al que en dictadura se le desapareció un hijo, se lo persiguió tenazmente, se lo acorraló al exilio y se inhibió su trabajo, en democracia, con otro tipo de intimidaciones, se lo tildó de “blasfemo” y se le boicoteó cada exposición con argumentos ridículos y apasionados.

A lo largo de su carrera Ferrari estableció un vínculo muy estrecho con Rosario. Y su cariño por las instituciones de la ciudad queda evidenciado en el cúmulo de obras que el artista donó al Museo Castagnino+Macro y que convirtió a ese espacio en el establecimiento público con la colección más grande de este artista.

Una de sus obras más reconocidas, y polémicas que hoy forman parte de la colección del Castagnino+Macro, fue “La Civilización Occidental y Cristiana” (1965), una escultura que muestra a Cristo Crucificado sobre un avión bombardero estadounidense, que en su momento aludió a la guerra de Vietnam pero que, con el tiempo, se fue resignificando.

“Hay obras que tienen un carácter antirreligioso pero otras que son inofensivas en ese sentido. Las religiosas en realidad las hago no para convencer a nadie, sino por que siento así. Es decir, mientras la religión tiene todo un campo de publicidad en las iglesias, las misas; la critica a la religión no existe o existe en muy bajo nivel, entonces creo que el arte es un medio muy eficaz”, supo señalar este artista a El Ciudadano.

Su extensa obra, centrada en la religión, las guerras y la intolerancia tuvo su punto más alto de reconocimiento cuando fue elegido como mejor artista en la Bienal de Arte de Venecia donde se le otorgó el León de Oro, el mayor galardón de una de las bienales más prestigiosas del mundo. Pero su obra también pasó por museos como el Moma de Nueva York y Reina Sofía de Madrid.

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Durante toda su vida artística, Ferrari suscitó posiciones encontradas pero el mayor choque lo tuvo con los sectores más conservadores de la Iglesia católica. Esa tensión se mantuvo durante años. El último altercado fue con el entonces arzobispo de Buenos Aires, Jorge Bergoglio, quien se puso al frente de esas protestas por los valores morales contra los que, decía, atentaban esas obras de arte (ver aparte).

En 2004 expuso en el Centro Cultural Recoleta una retrospectiva de su obra que provocó protestas en las puertas del Centro, rotura de obras, la clausura y luego la reapertura de la muestra por decisión de la justicia. “Afortunadamente los incomodé, tanto es así que una jueza me cerró la muestra pero después hubo un fallo muy bien fundado y la muestra siguió”, contó en aquella entrevista.

 

Bergoglio lo llamó blasfemo

En 2004 una retrospectiva de León Ferrari motivó uno de los más intensos debates en el arte argentino. Pero la discusión se extendió más allá y la disputa con la religión católica volvió a resplandecer cuando el actual papa Francisco, quien por entonces era el arzobispo de Buenos Aires, condenó la exhibición. Es una “blasfemia” y una “burla a los valores religiosos y morales de los argentinos”, sostuvo Bergoglio a propósito de las piezas exhibidas, entre ellas una pintura de un Cristo sobre un bombardero estadounidense, vírgenes en botellas de vidrio, una imagen desnuda de la cantante Madonna frente al papa Juan Pablo II y frascos con preservativos pintados con la imagen del Sumo Pontífice. Por entonces, el Papa dijo sentirse apenado porque “este evento sea realizado en un Centro Cultural que se sostiene con el dinero que el pueblo cristiano y personas de buena voluntad aportan con sus impuestos”.

 

 

 

Marcela Römerromer

Cuestionando los calificativos de “provocador” como se lo conoció a Ferrari, para la actual directora del Castagnino+Macro, este artista buscó generar en los espectadores un pensamiento crítico “para que pensaran sobre determinados temas que le importaban, como la Iglesia católica y la problemática de los derechos humanos”, dijo. Y destacó: “Provocar suena a molestar pero él quería ir mucho más allá y que la gente pudiera cuestionarse su status quo y en algún momento pudiera cambiar; ésa era su intención final”. En cuanto al lazo que Ferrari tuvo con esta ciudad exhortó: “Todos los rosarinos tenemos que estar muy honrados porque buena parte de su legado queda en una institución pública de la ciudad”.

 

Fernando Farinafarina

El actual curador y director del Fondo Nacional de las Artes opinó que León Ferrari fue uno de los artistas más comprometidos, actuales y generosos. “Al Museo Castagnino+Macro le donó más de 200 obras. Es un tipo que acompañó, fue un referente y es una pérdida fortísima que se suma a otras como la de Florindo Testa”. En sintonía con lo que opinó Marcela Römer, Farina dijo que Rosario le debe mucho a este artista, por la cantidad de obras que donó al museo. Y subrayó: “A nivel nacional e internacionalmente se lo va a recordar como uno de los artistas más importantes de los siglos XX y XXI. Por suerte podemos decir que fue reconocido en vida pero lo vamos a extrañar mucho porque fue un tipo muy generoso y una gran persona”.

 

Roberto Echenechen

Para Echen, quien era director artístico del Castagnino+Macro cuando éste alojó la muestra 229 Ferraris, a Ferrari se lo va a recordar “por el gran artista que era pero también porque fue un tipo que siempre trabajó con convicción y solidaridad”. Echen, quien dijo no haber llegado a conocer a este artista personalmente, contó que  profesionalmente tuvieron muchos encuentros. “Era un tipo muy generoso que pensaba en los que necesitaban apoyo y así defendió instituciones como la nuestra que estaban apostando al arte contemporáneo, remando contra la corriente. Ponía su nombre y su aval pero también su obra. Su defensa fue hacia lo público pero buscando salir de Buenos Aires, lo que marcó toda una posición política pero también afectiva”.

 

Flor Balestra  flor

Para la artista plástica Flor Balestra  si bien Ferrari tenía la fragilidad de la edad su provocación artística estaba intacta. “Era una persona a la que el reconocimiento le llegó a una edad avanzada, y lo sorprendente es que él siempre tenía una actitud traviesa con el arte. León era como una especie de niño viejo, con una actitud traviesa y pícara. Y si bien su arte era revolucionario él siempre pudo correrse del estereotipo porque no necesitaba ese rictus, ni siquiera ante una instalación que recordaba los lugares donde había estado secuestrado su hijo desaparecido”, opinó la ex subsecretaria de Cultura de la ciudad.

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