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Y al final no se murió nadie

Tras 9 años de noviazgo y 7 de convivencia, Oscar Marvich y Martín Peretti Scioli contrajeron enlace. Luego de la emotiva ceremonia siguió una fiesta en otro de los salones del centro de convenciones.

Por: Nelso Raschia

Emoción, años de lucha que pasaban a ser un recuerdo imborrable, eran algunas de las vivencias que ayer se sentían en el enorme salón del ingreso al Patio de la Madera. Es que allí se vivió una fiesta. Una jornada de fiesta de la igualdad. Poco después de las 10.30 se realizó la primera ceremonia que consagró en la provincia de Santa Fe un matrimonio entre personas del mismo sexo, o más justamente, el matrimonio igualitario.

Las lágrimas y la emoción fueron no solamente de Martín Peretti Scioli y Oscar Eduardo Marvich, sino también de los amigos, de los militantes de las organizaciones que luchan por los derechos gays, lesbianas y travestis, de funcionarios y hasta de los periodistas que cubrieron la ceremonia, impecablemente diagramada.

Apenas pasadas las 10.30 y mientras se escuchaba el tema de Diego Torres, “Color esperanza”, Martín y Oscar comenzaron a caminar, sobre una alfombra negra, en el último tramo enmarcado por algunas esculturas, hacia el sitio donde se había colocado la mesa y dos sillones, con altos respaldares, que ocupó la pareja de novios.

Los asistentes, entre quienes estaban el presidente del Concejo Municipal, Miguel Zamarini, la ex diputada nacional Silvia Augsburger y la senadora nacional Roxana Latorre, ya estaban sentados y también estaban ubicados, desde hacía largo rato, en torno a la mesa, para no perder detalle del acto una veintena de fotógrafos y camarógrafos de medios locales y nacionales.

La escenografía incluyó en el ingreso al salón de la bandera de múltiples colores que identifican a gays, lesbianas y travestis, transexuales y bisexuales, y telas violetas que rodeaban todo el lugar, donde se habían colocado luces y una gran araña sobre la mesa que hizo las veces de escritorio.

El casamiento estuvo a cargo del jefe del Registro Civil del Distrito Sur, José Ramón Galetto, quien en dos momentos de la ceremonia destacó la “larga lucha por los derechos civiles” y consideró que marca “una bisagra en el país”.

Luego dio lectura al acta 284, en la que quedó asentado el matrimonio y leyó los derechos y deberes de los cónyuges, para realizar las correspondientes preguntas a los contrayentes. Al límite de la emoción, Marvich, dijo: “Sí, acepto”, mientras que Peretti Scioli, exclamó: “Sí, acepto con todo mi corazón”. Siguió la firma  junto a los testigos, Denise Gigli y Luciano Anselmi.

Antes que el juez entregara la libreta, un largo beso selló la ceremonia, y luego siguieron pedidos y pedidos de reporteros gráficos y camarógrafos para cientos de fotos. Y no faltó el grito de “piquito”.

De inmediato Oscar y Martín, ambos con trajes negros, chalecos en tonos de gris y corbatas también negras, comenzaron a caminar y a saludar a los asistentes a la boda, mientras volaban los puñados de arroz. Otro detalle también previsto: sobre cada silla había una pequeña bolsita con arroz, atada con cintas multicolores.

Fue luego el momento de la conferencia de prensa en otro salón, donde previamente el periodismo esperó con café y medialunas. Tras el diálogo con la prensa fue el turno de la fiesta, en otro salón, también ambientado con arañas, pequeñas mesas en las que se sucedían velas, sillones BKF y en el que se distinguía la torta blanca de 4 pisos coronada con los muñequitos que reproducían al flamante matrimonio.

Se multiplicaron allí los abrazos, volvieron a rodar lágrimas. Siguieron los saludos y las fotos para inmortalizar un momento histórico. Y otra vez “Color esperanza”, especialmente esos versos: “Saber que se puede, querer que se pueda/quitarse los miedos, sacarlos afuera/pintarse la cara color esperanza/tentar al futuro con el corazón”.

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