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Wunsiedel espera no ver más neonazis

Los restos del ex brazo derecho de Hitler, Rudolf Hess, fueron exhumados en secreto anteayer al alba y su tumba destruida para eliminar el más importante lugar de peregrinación neonazi en Alemania.

Los restos del ex brazo derecho de Hitler, Rudolf Hess, fueron exhumados en secreto anteayer al alba y su tumba destruida para eliminar el más importante lugar de peregrinación neonazi en Alemania.

A la luz de un pequeño proyector, a las cuatro de la mañana, el diácono Hans-Jürgen Buchta y sus siete asistentes quisieron de esta manera librar para siempre al pequeño pueblo de Wunsiedel, en Baviera (sur), de los neonazis, 24 años después de la muerte de Hess.

La exhumación, ocurrida a menos de un mes del aniversario de su muerte, en secreto y sin informar a la prensa, fue impulsada en forma inesperada por la propia familia del criminal.

La parroquia protestante de Wunsiedel, comuna de menos de diez mil habitantes cercana a la frontera checa, decidió no renovar la concesión familiar donde reposaba el ex dirigente nazi, para impedir las reuniones de neonazis en el aniversario de su suicidio, el 17 de agosto de 1987.

Los herederos de Hess decidieron que sus restos serían incinerados y sus cenizas lanzadas al mar.

Considerado como un mártir en los medios neonazis, el hombre, muy allegado a Hitler, es objeto de culto por parte de extremistas de derecha en Alemania, que durante mucho tiempo se han congregado ante su tumba todos los 17 de agosto.

La Municipalidadde Wunsiedel había logrado prohibir esas reuniones al término de varios años de batalla judicial. En 2004, unos cinco mil neonazis se reunieron todavía en la pequeña ciudad, desatando la protesta de los habitantes.

Ex número 2 del Partido Nacional-Socialista –NSDAP– al comienzo del régimen de Adolf Hitler, Rudolf Hess fue condenado a cadena perpetua durante el juicio contra los jefes nazis en Nuremberg después de la guerra.

Hess se suicidó a los 93 años, al cabo de 41 años de encierro en la celda de la cárcel de Spandau, en Berlín occidental, de la que era el único preso.

En el futuro, esperan los habitantes de Wunsiedel, ya ningún skinhead o anciano nostálgico del III Reich vendrá a perturbar las ceremonias de duelo.

Durante todos estos años, no había semana sin que un peregrino nazi llegara a Wunsiedel, recordó ayer el diácono Buchta en el lugar donde estaba la tumba, en medio de la bruma de la mañana.

Algunos de los visitantes hacían el saludo hitleriano, prohibido en Alemania, frente al sepulcro, que tenía la enigmática y provocativa inscripción “Yo osé” junto a las fechas de nacimiento y muerte del ex jerarca nazi.

Centenares de neonazis llegaban a conmemorar cada año, hasta que en 2005 la legislación contra ese tipo de encuentro fue reforzada.

El sí de la familia

Hess, que se había entregado a Gran Bretaña en 1941 para tratar de negociar un acuerdo de paz, dijo en su testamento que deseaba ser enterrado en el cementerio protestante de Wunsiedel, donde sus padres tenían una casa de campo. La parroquia aceptó, para respetar su última voluntad.

Wolf Rüdiger Hess, ahijado de Adolf Hitler, adoraba a su padre Rudolf. Pero, diez años después de la muerte de Wolf Rüdiger, la familia Hess tomó la decisión de pasar la página de manera radical.

En noviembre pasado, Hans-Jürgen Buchta recibió una carta de los herederos del criminal nazi pidiendo prolongar en veinte años la concesión que terminaba el 5 de octubre de 2011.

Los representantes de la parroquia aprovecharon la ocasión para explicarle a la descendiente de Hess el problema que representaba ese lugar de peregrinación, y la convencieron.

“Ella dijo que no quería tener ya nada más que ver con eso”, explicó a la agencia noticiosa AFP el ex edil del cantón, Peter Seisser. “Todos estamos aliviados”, agregó.

“Durante años, Wunsiedel y sus habitantes fueron aterrorizados por neonazis del mundo entero. Ya se acabó”, dijo Charlotte Knobloch, presidente de la comunidad judía de Munich.

Y el alcalde adjunto de Wunsiedel, Roland Schöffel, concluyó: “Esperamos ya no ver nunca más a la peste negra aquí”.

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