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Woodstock: paz, amor y rocanrol

Este mes se cumplen 45 años del comienzo en EE.UU. de un festival que se convirtió en leyenda e ícono de la década del 60.


Este mes se cumplen 45 años del comienzo de uno de los festivales de rock más famosos de la historia: la feria de música y arte de Woodstock en Estados Unidos. Aquel hito, que comenzó en la tarde del viernes 15 de agosto de 1969 y terminó cerca del mediodía del lunes 18, fue el acontecimiento emblemático del movimiento juvenil y representó a la década del 60 en sí: a la vez desafiante, optimista y tolerante.

La cantante Joan Baez, una de las estrellas del festival, lo describió como “un reflejo de los años 60 en technicolor y salpicado de barro”. Es que a pesar de las lluvias torrenciales durante aquel fin de semana y de instalaciones insuficientes, el festival, celebrado en una granja de Bethel, en el estado de Nueva York, congregó a un millón de espectadores, 340.000 más de los que esperaban los organizadores, y se estima que otras 250.000 personas no pudieron llegar.

Ideado por un grupo de jóvenes promotores e inversores autodenominado Woodstock Ventures Inc., liderados por Michael Lang, el acontecimiento fue anunciado como “tres días de paz y música”.

El festival llevó el nombre de Woodstock porque inicialmente estaba programado que tuviese lugar en el pueblo homónimo, en Ulster County. Pero las pacatas autoridades del pueblo se opusieron a que el encuentro se realizara allí y el festival corrió serio riesgo de ser cancelado definitivamente.

Fue entonces cuando apareció en escena Elliot Tiber, un joven escritor que tenía un permiso para organizar un pequeño festival de música junto al motel de sus padres. Ante lo limitado del lugar, Elliot acudió a su amigo, el granjero Sam Yasgur, quien convenció a su padre Max Yasgur para acoger al concierto en los terrenos de la granja familiar, de unos 2,5 kilómetros cuadrados, en Sullivan County. Y fue en esa granja donde se realizó el festival entre el 15 y el 18 de agosto de 1969.

La entrada al festival costó 18 dólares norteamericanos de la época para un solo día y también había abonos para las tres jornadas previstas inicialmente, que terminaron siendo cuatro.

El mítico festival comenzó a las 5.08 de la tarde del viernes 15 de agosto, cuando Richie Havens abrió con “High Flyin’ Bird” su recital folk que incluyó siete canciones. Posteriormente, entre los artistas que actuaron durante los cuatro días de conciertos se destacaron (en orden de aparición): Joe McDonald, Arlo Guthrie, Joan Baez, Santana, Janis Joplin, Sly & The Family Stone, Creedence Clearwater Revival, The Who, Jefferson Airplane (su concierto es considerado como uno de los más memorables de la historia del rock), Joe Cocker, Johnny Winter, Crosby, Stills, Nash & Young, y Jimi Hendrix, quien insistió en tocar en último lugar e interpretó 18 canciones, concluyendo con “Hey Joe” cerca de las 11 de la mañana del lunes 18 de agosto de 1969.

Convocados al festival menos de un mes después de la llegada del primer hombre a la Luna, para muchos de los estudiantes, fumadores de marihuana, residentes en comunas, profesores, hippies y yippies que emprendieron el viaje a la granja de Max Yasgur, Woodstock fue “una reunión de todas las tribus”, un acontecimiento abiertamente político. Más tarde, cuando se creó la leyenda, adquirió un significado mayor.

Por ejemplo, en el juicio de los “ocho de Chicago”, acusados de instigar disturbios en la convención demócrata de 1969, el acusado Abbie Hoffman le dijo al juez que no era norteamericano, sino que era un miembro de la “Nación Woodstock”.

Es que Woodstock se convirtió en el ícono de una generación de norteamericanos hastiada de las guerras y que pregonaba la paz y el amor como forma de vida y mostraba su rechazo al sistema.

Gran parte de la gente que concurrió al festival era hippie y entre los asistentes sobresalían melenas, barbas y amuletos. Entre las chicas, abundaban las polleras de colores; sus símbolos eran la bandera del arco iris, y el llamado símbolo de la paz.

La ausencia de infraestructura adecuada obligó a miles de melenudos a enfrentar el gran calor bañándose en ríos cercanos. La marihuana fue fumada sin prejuicios, se hizo el amor libremente y, como fondo a los ídolos rockeros, las manos con los dedos en V se alzaron en protesta contra la guerra de Vietnam. Lo más granado de la corriente hippie ocupó toda la granja donde se desarrolló la fiesta, a pesar del barrial en que las fuertes lluvias habían convertido el terreno.

Pese a la muchedumbre, lo extenso de la concentración y las ineficientes condiciones para la permanencia, sólo un par de incidentes empañó la fiesta. Ocurrieron tres muertes: una debida a una sobredosis de heroína, otra tras una ruptura de apéndice y una última por un accidente con un tractor. También hubo dos nacimientos.

Un documental, dirigido por Michael Wadleigh y montado por Martin Scorsese, inmortalizó el mítico concierto. Fue estrenado en 1970 y ganó el premio Oscar al mejor documental. La película recibió el título de “culturalmente significativa” por la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos y fue seleccionada para su conservación en el National Film Registry.

De la euforia a la resaca

Los hippies de Woodstock querían cambiar el mundo con flores, drogas, paz y amor, hasta que el mundo terminó cambiándolos. Para aquellos que asistieron al festival de rock en Bethel, al norte de Nueva York, del 15 al 18 de agosto de 1969, el encuentro anunciaba el advenimiento de una nueva era. Se definían como la “Nación Woodstock”. Pero la euforia de ayer se convirtió hoy en resaca, porque 45 años después no queda claro si Woodstock logró cambiar algo.

El profesor de periodismo de la Universidad Quinnipiac Rich Hanley dijo a la agencia AFP que el festival marcó en realidad el fin –y no el principio– de la revolución de los 60 y la contracultura. “En 1971, ya todo había terminado. Las protestas cesaron. La generación Woodstock salió a buscar trabajo y el trabajo puso fin a la diversión”, señaló. Según él, “los hippies ahora se convirtieron en republicanos, perdieron el pelo y cambiaron el consumo de LSD por el de Viagra”.

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