El Hincha

Superliga

Volver a reír: Newell’s regresó al triunfo ante Defensa en el Coloso

Newell's necesitaba ganar. Y lo hizo con practicidad. No le sobró fútbol, pero sí jerarquía. Recuperó las formas tras dos derrotas que golpearon duro, en especial desde el ánimo


El alivio se transformó en festejo. Los corazones acelerados dejaron de lado el riesgo de internación. El hincha leproso dejó de lado la angustia que lo perturbó durante diez días. Las premoniciones agoreras quedaron atrás, y la almohada, al menos por dos semanas, no tendrá que ser psicóloga de nadie. Newell’s necesitaba ganar. Y lo hizo con practicidad. No le sobró fútbol, pero sí jerarquía. Recuperó las formas tras dos derrotas que golpearon duro, en especial desde el ánimo. Y se volvió a ver bien en una tabla de promedios que había presentado en la previa algunos resultados que metían más presión.

El equipo de Kudelka llegó al partido con la barra de energía en baja. Y para peor, enfrente aparecía Defensa y Justicia, un rival que apuesta al despliegue físico como mayor fortaleza. Y el calor surgía como un aliado impensado para los de Soso. Tal vez por eso Kudelka sorprendió a todos con la continuidad de Villarruel en el mediocampo, lo que en la previa parecía una decisión emparentada con la mezquindad futbolística. Donde movió piezas fue en el ataque, con los ingresos de Leal y Salinas, para que Formica y Maxi no estuvieran tan aislados.

Todo pareció simplificarse con la mano de González y el tempranero penal. Maxi perforó el arco y festejó con todos envueltos en la red. Un grito de desahogo para el capitán que también llegaba cuestionado. Iban dos minutos, quedaba una vida por delante. Defensa no sintió el impacto del gol. Salió a atacar por todos los frentes, frontal, dinámico, aunque algo impreciso en la puntada final. Newell’s no hacía pie, en especial por el sector defendido por Nadalín, donde Leal no colaboraba y Delgado era un wing más. Ahí aparecieron Lema y Aguerre, para bancar la parada. Y Kudelka pasó a Julián Fernández de cinco, para frenar como pudiera los embates de la visita.

La expectativa de aguantar el 1-0 era baja. Pero Formica y Maxi empezaron a hacer su partido, Leal comenzó a inquietar por derecha, Y Salinas, que a veces confunde con su rara habilidad, también hizo su parte. Jerarquía contra ímpetu, la segunda batalla fue también para los de mejor currículum. Leal desbordó con potencia, Unsain dudó en la salida, Salinas mantuvo la pelota viva y un centro perfecto de Bíttolo le permitió a Formica poner el 2-0. Alivio impagable para un primer tiempo donde Newell’s no la había pasado bien, pero pegó en los momento oportunos.

Con el margen de los dos goles de ventaja, Newell’s comenzó a regular el aire, y dejó que Defensa siguiera desgastándose. En algún momento se iban a cansar. Y así fue. El rival se fue desdibujando, entre Fernández, Lema y Gentiletti le cerraron los caminos, y cuando lograron un hueco -siempre por el sector de Nadalín- Aguerre se hizo inmenso. Y fue ahí cuando Kudelka sacó a los “viejitos” rendidores (Maxi y el Gato) para subir la barra de energía del equipo con Rivero, Albertengo y Alexis.

El partido estaba definido antes de lo previsto. Experiencia contra físico, esta vez prevaleció la jerarquía. Y entonces el hincha se relajó, incluso se animó a darle rienda suelta a la algarabía y apareció la canción mufa, esa que por creencias y malas experiencias sólo se reserva para momentos donde no hay riesgos.

Newell’s se quedó con una victoria de alto valor anímico. Se reencontró con un Coloso invulnerable, ese de los primeros cinco partidos en casa. Se sintió en paz tras dos partidos que generaron muchas dudas, dentro y fuera de la cancha. Y volvió a respirar. Porque a veces no hace falta correr para ganar un partido.

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