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Alarma la violencia de género

Casi la mitad de las mujeres asesinadas durante 2012 en el departamento Rosario perdieron la vida como consecuencia de ataques perpetrados por concubinos o maridos que, en su mayoría, ya habían sido denunciados por maltratos y agresiones.


femicidios

La violencia contra las mujeres sigue siendo un flagelo que golpea a distintos sectores de la sociedad, sin importar edad, color ni clase. Y pese a que ya pasaron 20 años desde que fue declarada –en Viena– como un acto de violación a los derechos humanos, las estadísticas muestran cada año que queda mucho por hacer en materia de prevención. En el departamento Rosario, casi la mitad de las mujeres asesinadas durante 2012 fueron víctimas de ex parejas, en su mayoría denunciadas por agresiones y amenazas. Para Susana Chiarotti, fundadora y directora del Instituto de Género, Derecho y Desarrollo Argentino (Insgenar) no alcanza con las “manifestaciones de voluntad” de la dirigencia política y urge que se ponga en marcha un “plan provincial de prevención”.

Chiarotti mencionó leyes internacionales y nacionales en defensa de los derechos de las mujeres pero resaltó que esos logros obtenidos en materia de derechos humanos no sirven si no son implementados debidamente. “No se por qué las autoridades no se deciden a tener un plan provincial de prevención. Lo que estamos leyendo desde nuestras agrupaciones es que el gobierno lanzó algo así como una manifestación de voluntades para dejarnos tranquilas. Pero el compromiso real se muestra con partidas presupuestarias y una serie de articulaciones entre ministerios, actividades y medidas de prevención para que las mujeres que denuncian estén apoyadas realmente y se pueda analizar el nivel de riesgo que corren, si hay posibilidades de que pierdan la vida”, dijo la abogada rosarina. Entre otras normativas vigentes mencionó la ley nacional 26.485 destinada a la protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres —decretada en 2009— aunque la protección legal que brinda a quienes sufrieron maltratos no alcanza sin un plan que la ponga en práctica.

En el departamento Rosario, cinco de las 11 mujeres asesinadas el año pasado fueron víctimas de sus ex parejas, y casi todas habían hecho denuncias por agresiones y amenazas.

El 16 de marzo, Alicia Ruggieri, de 59 años, cenaba en su casa de Balcarce al 4600 cuando su ex pareja pasó por la puerta del domicilio a bordo de un vehículo y disparó varias veces contra el frente. Uno de los plomos la alcanzó por la espalda y le provocó la muerte. La relación había estado signada por golpizas y amenazas y según la hija de Alicia, su madre hacía meses que denunciaba a Roberto G., de 67 años, con lo que había conseguido una exclusión del hogar, que no alcanzó para evitar el fatal desenlace.

El 11 de mayo, un cazador encontró el cadáver de Dayana Capacio, de 17 años, al costado de la autopista a Buenos Aires, a la altura de General Lagos. La joven tenía cortes en el cuello y por el hecho fue procesado por homicidio con alevosía su novio, quien días antes le habría dicho a la menor: “Si nos sos mía no vas a ser de nadie”, porque lo había dejado.

El 29 de septiembre, Sofía Bertolini, de 20 años, fue hallada sin vida dentro de uno de los Fonavi de Grandoli y Gutiérrez con signos de tortura. Murió asfixiada pero tenía numerosas puñaladas y golpes con objetos contundentes en distintas partes del cuerpo. La joven fue asesinada delante de sus dos hijos pequeños por el padre de ambos, de 25 años, a los pocos meses de mudarse a esa vivienda escapando de los malos tratos de su pareja, a la que había denunciado en numerosas oportunidades.

El 31 de octubre, Vanesa Chávez, de 27, murió de un certero disparo en el pecho dentro de su casa de barrio La Cerámica. Fue el final de una discusión con su concubino, de 26, acusado por los familiares de la joven de ser el autor del ataque, ya que eran habituales los episodios de violencia. Tras el disparo, el hombre se dio a la fuga.

Y el 30 de diciembre pasado, María Inés Villalba, de 41, fue asesinada por su ex pareja, de 35, que luego se suicidó. El hombre la esperó en la puerta de su domicilio de San Francisquito y le asestó dos disparos en la cabeza, para luego gatillarse en la boca. Los vecinos aseguraron que el agresor era conocido por sus reiteradas agresiones.

Además de esos hechos, en marzo tuvo lugar un doble crimen que terminó con la vida de una parejita de menores, cuando un joven de 27 años confundió a su novia con una chica de 17 (Irina Rojas) que se besaba con otro muchacho de 16 (Fabio Acosta). El agresor confesó el hecho, pidió disculpas y se manifestó arrepentido al afirmar que “le hirvió la sangre” y se encegueció, aunque “no era ella”.

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