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Vitiligo y eccema atópico, lesiones a flor de piel

Por Adriana Ferrero. La dermatología analiza las enfermedades multicausales en cuerpos que expresan lo que no se dice.

Las enfermedades multicausales en la piel responden a un grupo que se enmarca en la variante psicodermatosis, donde las lesiones que se producen son consecuencia de la falta de equilibrio entre los distintos factores que la generan: biológicos, genéticos, inmunológicos, psicológicos y sociales. Ante un caso de este tipo, entre los cuales se remarca el de eccema atópico y el vitiligo, se considera necesario el abordaje del paciente en forma interdisciplinaria e integral, con el aporte de profesionales de la dermatología, la psicología y la medicina clínica.

Eccema atópico

El eccema atópico es una enfermedad inflamatoria de la piel que afecta a todas las edades, principalmente a los niños, se caracteriza por ser crónica y recidivante (puede manifestarse en distintos momentos de la vida de las personas), su evolución y pronóstico es variable, no tiene predilección por sexo ni raza y se distribuye en todo el mundo.

La mayoría tiene su primera manifestación en el primer año de vida. Alrededor del 50 por ciento de los pacientes tienen antecedentes personales y/o familiares de atopía.

La piel, debido a su importancia como órgano, cumple con una gran variedad de funciones en las personas, (siendo en éstos pacientes la función de barrera la que aparece deteriorada) a través de la cual se impide la pérdida de agua y proteínas, al mismo tiempo que nos defiende contra microorganismos; ambas deterioradas en el paciente atópico.

Esta deficiencia en la defensa contra bacterias, hongos y virus hace a estas personas más susceptibles a contraer infecciones de la piel, lo que genera un círculo vicioso: de modo tal que esta infección puede perpetuar o exacerbar el eccema.

Además la piel de este tipo de pacientes, al tener la función de barrera alterada, y tener poca capacidad de retención de agua, provoca una importante sequedad, y esto a su vez intensifica el prurito y aumenta la vulnerabilidad de la piel.

Vitiligo

La patología del vitiligo es definida por la presencia de áreas de piel blanca debido a la falta de pigmentación. La melanina, que es la sustancia que determina el color de la piel, el pelo y los ojos, es producida por los melanocitos. Si estas células mueren o se alteran, no pueden sintetizar melanina, por lo que la piel se vuelve más clara o completamente blanca. El vitiligo aparece como producto de la desaparición de los melanocitos de la piel. La aparición del vitiligo se produce, en la mitad de las personas que lo padecen, antes de los 20 años de edad.

Este tipo de enfermedades en muchas ocasiones confluyen con patologías asociadas, tales como diabetes, alopecía areata, hipertiroisdismo o hipo, anemia perniciosa o psoriasis, por nombrar algunos, por lo que es imprescindible un enfoque integral junto a profesionales de otras disciplinas.

En cuanto al perfil de la personalidad de estos pacientes, el psicólogo clínico Alberto Basualdo señala que en ambos casos se trata de personas con grandes dificultades para expresar sus afectos (ponen todo lo que sienten en el cuerpo), toman distancia de sus emociones para evitar la angustia que estos hechos le provocarían. En relación a su presentación anteponen una marcada “resignación” ante la adversidad que le muestra su enfermedad, como si ya estuvieran abatidos antes de iniciar la consulta. Aquí hablamos de personas que privilegian la racionalidad ante todo, su sentimiento de justicia, el carácter altruista y el privilegio por lo que el semejante necesita (sea su familia, el trabajo o la vida cotidiana).

Estas enfermedades sin duda modifican la calidad de vida, no sólo de quien la padece sino también de su núcleo familiar, ya que tienen que dedicarle mayor tiempo al cuidado de su piel y generar una afectación marcada en sus vínculos interpersonales.

Médica dermatóloga

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