Imbuido por la cultura y las costumbres de su Jujuy natal, el elogiado y premiado cantautor Bruno Arias llega a Rosario para despedir su último disco titulado Kolla en la ciudad. El material con el que el artista ganó el premio consagración en el Festival de Cosquín y está nominado para obtener un premio Carlos Gardel, sonará esta noche, a partir de las 21.30, en la Plataforma Lavardén (Mendoza y Sarmiento).
En esta oportunidad, la locación del show no es un dato menor ya que ésta será la primera vez que el músico se presentará en un teatro rosarino: “Despedimos Kolla en la ciudad por primera vez formalmente en un teatro; además, venimos por primera vez con toda la banda”, dijo Arias y adelantó: “La idea del show es hacer un recorrido por mis tres discos y, como solemos proponer, improvisar algunas cosas que no están en el repertorio”.
“Soy de El Carmen, Jujuy, donde se escucha un folclore gauchesco, de jineteadas, pero la música que hago tiene más que ver con la quebrada y la puna jujeña, con un estilo similar a lo que hace Jaime Torres o lo que tocaba Tomás Lipán. Eso, abordado con una instrumentación más actual como lo hacen Raly (Barrionuevo) o Peteco (Carabajal), que usan bajo y batería. Pero siempre manteniendo la onda norteña con ritmos como taquirari, waira o el carnavalito”.
“Kolla en la ciudad tiene sonidos más andinos, referencias a ritmos precolombinos”, describió el cantautor que también destacó la presencia del italaque, un ritmo peruano que en el disco se escucha bajo el título “Jacha Malku”. En coincidencia con su recorrido, el arte de tapa del material muestra una wiphala, la bandera de los pueblos originarios, una referencia que tiene que ver con que “el concepto de Kolla en la ciudad es reivindicar la lucha de los pueblos originarios”.
“El disco habla de la lucha de los mapuches; del pensamiento de los zapatistas con la lucha de los originarios en México. El nombre del disco surge a partir del tema «Kolla en la ciudad», de Sergio Castro y Néstor Gea, que se compuso en el 85 y que, hasta el día de hoy, tiene vigencia. La canción tiene que ver con la discriminación que sufre la gente de la Quebrada, de la Puna; la gente de Bolivia y Perú que vienen a trabajar acá. Es uno de los temas más importantes del disco. La idea es apoyar esta lucha que lleva años y que se visibilizó mucho tras la asunción de Evo Morales. Que aparezca la wiphala al lado de la bandera de Bolivia muestra que algo cambió, y eso hizo que las comunidades tengan otra fuerza, otro impulso para visibilizar sus problemáticas”.
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