Ciudad

40 años de Democracia

Viaje al centro de mi identidad política

La visita a la muestra inmersiva "Del ’83 - Generación Democracia" conecta con los sentidos y con la memoria individual que se teje junto a la memoria colectiva. Archivos, música, publicidades, entrevistas, un dispositivo para mirar de cerca la recuperación de la democracia en Argentina


Camino por un parque a orillas del río Paraná acompañada por mi viejo. El viento nos hiela las narices mientras nos dirigimos al Galpón 11 para ver juntos la muestra “Del ’83 – Generación Democracia”. Hablamos sobre ella mientras caminamos. El tema es recurrente en nuestras conversaciones, me arriesgo a afirmar que una parte de mi identidad política se gestó a partir de esto: sus recuerdos del 83. Se cumplen 40 años y la ciudad, el país, se inundan de relatos que tienen como protagonista ese año y la palabra democracia.

Entramos juntos al Galpón y vemos que el montaje incluye cuatro partes pero la principal o la más convocante es la muestra inmersiva, un relato audiovisual y experiencia sensorial que narra mes a mes cómo fue la recuperación democrática en Argentina después de siete años de una dictadura militar que persiguió, secuestró, torturó, asesinó y desapareció a miles de personas.

Entramos. La proyección comienza con imágenes del paisaje de las islas Malvinas en 1982 pero no tarda en aparecer en pantalla Mercedes Sosa, con un pie que dicta que vuelven a Argentina artistas exiliados, cantando junto a Charly García. Se prepara al oído como puerta de entrada sensorial para este viaje político. Estamos envueltos en una suerte de caja de cuatro paredes y las imágenes se proyectan allí y en el piso. Las miro con la misma atención que observo a mi padre: quiero ver si se sorprende, si se conmueve, si se enoja. Es la segunda vez que visito la muestra, la primera salí con una certeza: tengo que volver con él.

En 1983 era un joven de pelo negro hasta los hombros, en las fotografías se lo ve vestido con pantalones que se ensanchan de la rodilla para abajo. Era un estudiante de Comunicación Social de la UNR, sabía que votaría a Raúl Alfonsín el 30 de octubre pero —así me cuenta cada vez— con sus amigos decidieron asistir a todos los actos de cierre de campaña en la ciudad: al de su candidato radical pero también al de su adversario del Partido Justicialista, Ítalo Luder, y del Partido Intransigente, Oscar Alende. Había que estar, querían estar, dice.

Esas elecciones se anunciaron en febrero de 1983. Será el despegue de un año signado por tensiones entre los genocidas y cómplices que quieren cuidar sus espaldas, una sociedad que ya no tolera la violencia política y los partidos políticos que vuelven a estar en el centro de la escena. Hay también nuevos actores: las organizaciones de familiares de desaparecidos y organismos de derechos humanos que pasan a tener cada vez más visibilidad; las rondas de los jueves de las Madres de Plaza de Mayo se hacían desde abril de 1977 pero es hacia fines de la dictadura que cobran más notoriedad y masividad.

En esta caja de sensaciones se proyectan rostros que conocí cuando ya eran símbolos (de lucha, de denuncia, de sátira, de lo siniestro): Hebe de Bonafini, Estela de Carlotto, Saúl Ubaldini, Tato Bores, Reynaldo Bignone.

El dirigente sindical de la CGT, Ubaldini, aparece varias veces en su forma cristalizada en la memoria colectiva, con una campera de cuero negra y un micrófono atado a la mano. Miro a mi papá cada vez, le sonrío. También cuando Alfonsín grita a la Plaza de Mayo que la dictadura se terminó. O cuando veo la fotografía de las Abuelas con la genetista Mary Claire King y su descubrimiento: el índice de abuelidad. 

En la muestra el ochenta y tres es una línea de tiempo que por momentos se tensa como una cuerda y acelera hacia al presente, como si encontrara ahí su contrapeso. No son casuales esas elecciones: el ángulo es desde las conquistas de derechos en estas cuatro décadas. Un hecho de ese año ilumina de pronto todo lo que sigue, aquello que lo une de forma íntima a su futuro. Como cuando proyecta fotos de las primeras marchas contra el olvido y la impunidad hasta las enormes movilizaciones contra el 2×1 en 2017; o de las batallas feministas por el reclamo por la ley de divorcio hasta la legalización del aborto; o las primeras acciones en los ochenta por la visibilidad de la comunidad gay, lesbiana, travesti-trans hasta la sanción leyes de matrimonio igualitario y de identidad de género. 

Cada una de estas veces, las imágenes sobrevienen de forma veloz y masiva, acompañadas por la música que se precipita. Siento la excitación en el cuerpo pero proceso la síntesis más despacio. Fueron las conversaciones posteriores las que me permitieron rearmar de forma más acabada lo que había visto. No vemos todos de la misma manera ni nos dejamos tocar los mismos sentidos en los mismos momentos.

Mi papá dice después: “Me retrotrajo al pasado. Esto de ir con mis amigos a todos los actos políticos. También el saber que teníamos y convivíamos con servicios en la facu”. Se refiere a los servicios de inteligencia, que siguieron ¿o siguen? activos hasta muy entrada la democracia. De eso también se armó algo de mi mirada política, de él contando a qué estar atento en una marcha, de qué rasgos o actitudes le hacían sospechar de estar cerca de un servicio.

Son muchos los puntos de la muestra que me conmueven, subrayo uno: el rostro del militante peronista Eduardo Pereira Rossi en una entrevista que dio nueve meses antes de su asesinato. Es una imagen que no se parece a las que solemos ver de los desaparecidos. Lejos de esas fotos carnet en blanco y negro, en este tape hay color, viste una camisa a cuadros y lo vemos en movimiento, habla y mira a cámara. El 14 de mayo de 1983 sería secuestrado junto a Osvaldo Cambiasso en el bar Magnum, ubicado en Córdoba entre Ovidio Lagos y Callao. Fue una de las últimas desapariciones que sacudió a Rosario, cuando ya se estaba preparando el regreso a las urnas. Y siguió la misma lógica de los años más cruentos de la dictadura: un secuestro en plena luz del día seguida de desaparición, luego sus cuerpos al costado de la ruta y una comunicación oficial a la prensa adjudicando un enfrentamiento.

Hay un rasgo que me sorprende, la burocracia electoral. Los números se dibujan en las cuatro paredes y son contundentes: 362 partidos políticos en todo el país piden ser reconocidos, 141 son nuevos, no existían antes de 1976. Hay 14.512 cargos totales a cubrir. Se eligen 302 cargos nacionales: presidente y vice, 254 diputados nacionales y 46 senadores nacionales; 1.330 cargos provinciales: 22 gobernadores, 785 diputados provinciales y 189 senadores provinciales; 12.274 cargos municipales: 715 intendentes, 6.840 concejales y 4.719 miembros comunales. Santa Fe tenía 2.457.188 habitantes y en el padrón figuraban 1.676.080. Se eligen gobernador y vice, 50 diputados provinciales y 19 senadores. En Rosario se eligen intendente y 38 concejales.

Los números dan cuenta de la enorme maquinaria que se volvía a activar, cargan de datos el relato. La música, las publicidades de aquel año expuestas en recreaciones de pantallas de televisores de la época, los programas de tele de política, nos ponen en contexto, nos recuerdan una y otra vez que estamos viajando en el tiempo.

Lo sonoro tiene una textura que ayuda. El audio de los archivos, incluso el tono de voz de los candidatos, de los periodistas, de los protagonistas de aquellos días del 83 tienen un color diferente, que nos conecta con ese año a quienes lo vivieron en primera persona pero también a quienes ni siquiera vivimos a la década del ochenta. 

Nací en diciembre del noventa, sobre ese día una vez mi padre escribió: “Ali había roto bolsa, la ciudad estaba desierta, yo buscando un taxi y ya se sentían las bombas en algunos puntos de Rosario, yo fumaba y caminaba por los pasillos del Hospital Italiano y los ruidos de sirenas rompían la monotonía de esa madrugada. Ya las bombas habían dejado lugar a los tiros en Buenos Aires y el golpe sobrevolaba sobre nuestras cabezas y yo que iba y venía desde la habitación al bar de enfrente donde un viejo televisor nos mostraba las imágenes de patrullas perdidas con las caras pintadas que nos querían hacer retroceder al túnel más oscuro de nuestra historia”.

Siempre fue así la narración de mi vida, entrelazada con la política. No viví los ochenta pero puedo reconstruir imágenes y sensaciones gracias a estos relatos y el de sus amigos en la sobremesa de cualquier asado. Puedo reponer aromas por las cajas repletas de revistas y folletos de propaganda política que hay guardadas en la casa de mis padres, por viejos objetos como grabadores o teléfonos con discado que conservan como reliquias.  

El título es “Del ’83 – Generación Democracia” pero la puesta funciona como puente que conecta a varias generaciones, las que fueron protagonistas y las que vinimos después. Nos permite un camino común para recordarnos que fue un año sinuoso, con luces y sombras, y nos permite echar luz hacia todo lo que siguió, para intentar entender cómo se conectan los hechos históricos, el trabajo que lleva la conquista de derechos y que un poco se avanza, un poco se retrocede. Es un tironeo permanente.

La muestra completa

La proyección dura 25 minutos y se reinicia las ocho horas que está abierta al público, de 10 a 18 hs de martes a domingos. Se inauguró una semana antes de las elecciones Primarias provinciales y se puede visitar hasta el 12 de agosto, un día antes de las nacionalesEs un trabajo realizado entre la Municipalidad y la Universidad Nacional de Rosario.

El comunicador y productor audiovisual Federico Actis fue la persona asignada para realizar esta muestra inmersiva sobre los cuarenta años de democracia. ¿Cómo elegir las coordenadas que organizan el relato? ¿Qué entra, qué queda fuera? ¿Cómo se convocan los sentimientos? ¿Cómo llegar a quienes vivieron ese proceso de adultos, a quienes lo vivieron de chicos, a quienes nacimos casi una década después? 

La idea de centrarse en 1983, mes a mes, y no hacer una síntesis de los 40 años, fue una contrapropuesta. La lupa se posa en el punto de partida del sistema con el que convivimos desde entonces.

“Me gusta mucho trabajar con archivo, soy un convencido de que los archivos están y hay que buscarlos con empeño”, cuenta Actis a El Ciudadano. “Me dio mucho gusto encontrarme con un clima de época, que era esta cosa transicional. Y una juventud volviendo, un pueblo, que ocupa nuevamente las calles. El cántico ‘se va a acabar, se va acabar la dictadura militar’ estaba en todos lados, nos encontramos con eso también”.

Además, señala “había un sistema que tenía que volver a funcionar, los engranajes tenían que volver a rodar después de siete años detenidos”. Por eso también se preocuparon por la reconstrucción de los datos en números: cuántos cargos, cuántos partidos, cuántos votantes.

Por su parte, Ricardo Robins, productor periodístico de la muestra y redactor del sitio Rosario3, subraya: “Las patotas seguían operando. Me sorprendió mucho ese año de transición. Desde el periodismo cuando nos acercamos a esta época lo hacemos a través de causas de lesa humanidad, de Abuelas, Madres. El año 83 es distinto porque hay muchos ingredientes y actores vinculados a la democracia pero la dictadura no terminaba de morir”.

Justamente “eso seguía vigente en el 83”, señala. “Me sorprendió esa mixtura, es un año donde convive todo, lo que se está terminando, lo que está naciendo y lo que se discute. Hay internas en el radicalismo, en el peronismo no, pero uno de los debates que había era qué hacer con la ley de amnistía que decretó la propia dictadura. Sobre ese autoperdón de los militares, Alfonsín es uno de los que dice que lo va a derogar, en el caso de De la Rúa que compitió con él en la interna, no estaba tan claro. Si la interna del radicalismo resultaba de otra manera, quizás teníamos otra democracia. Me parece que en ese año hay un germen”.

Tanto Actis como Robins, que nacieron durante la dictadura, cuentan que también recordaron los relatos de sus familias sobre este año que ahora tuvieron que sintetizar y narrar con un dispositivo novedoso, el de la experiencia inmersiva.

Finalmente, la exposición se completa con tres espacios más. Una parte del Galpón 11, Espacio Libros, se utilizó para montar livings característicos de la década del ochenta, hay teléfonos fijos con discado manual, alfombras y mesas ratonas con libros que la producción consideró relevantes en estos 40 años de democracia. Están el Nunca Más y también ensayos de Horacio González, clásicos como “La revolución es un sueño eterno” de Andrés Rivera, autores nacionales como Fogwill o Manuel Puig o Mariana Enriquez o César Aira así como escritores de Rosario como Virginia Ducler y Rubén Chababo. 

En el mismo espacio se disponen mesas enormes con un pequeño cuaderno que emula el Documento Nacional de Identidad con otro nombre: Documento Nacional Inalterable. Espacio DNI del Alma lleva la marca inconfundible de una de las históricas gestoras culturales de Rosario: Chiqui González, ex directora de lugares como el Centro de Expresiones Contemporáneas (CEC), La Isla de los Inventos, La Ciudad de los Niños y ex ministra de Cultura e Innovación de Santa Fe.

Este nuevo DNI tiene preguntas para completar, por lo que están a disposición cajitas de cartón repletas de fibrones y lápices de colores para que cada visitante se tome unos minutos. Cómo definir a Argentina a un extranjero, qué es un amigo, qué es la democracia, qué apodo tenés, cómo imaginamos nuestro futuro, y así, unas 24 páginas. 

Al bajar las escaleras, está Espacio Ágora que en sus columnas de ladrillos exhibe pancartas blancas con consignas formuladas en marchas callejeras a lo largo de estas cuatro décadas de gobiernos democráticos. Se puede leer: Ni una menos, El agua vale más que el oro, Ley de medios, ¿Dónde está Tehuel?, El divorcio es un derecho, entre muchas más y papeles con letras de canciones distribuidas por todo el piso. Además, se pensó como un lugar para conferencias, debates y encuentros que se vienen realizando los fines de semana.

La muestra “Del ’83 – Generación Democracia” se puede visitar hasta el sábado 12 de agosto, de 10 a 18 hs en el Galpón 11 (Estévez Boero 980). La entrada es gratuita.

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