El Hincha

Central anda por el piso

Se trata de un equipo que no tiene patrón de juego, y ante cualquier adversidad se entrega. Se acostumbró a perder, y eso es grave.

Aquel hincha canalla que pensó que lo peor había pasado cuando delante de sus narices All Boys lo mandaba al Nacional B seguro que no imaginó un comienzo de torneo como este. Dos puntos sobre nueve, el único aliciente es que se trata de un torneo largo, a dos ruedas. Y también se puede contemplar que el plantel, para la categoría, es bueno. Pero, no se puede jugar tan mal. Esa es una realidad que el lacónico Merlo no puede disimular. Y de no mediar una gran tarea de Jorge Broun, San Martín de Tucumán se hubiera alzado con un triunfo inimaginable (por la cifras) en Rosario.

La imagen de Lucho Figueroa insultándose con un plateísta cuando fue reemplazado es la foto que decora tanto desatino.

La exageraciones sirven para graficar momentos. En ese contexto es difícil encontrar, en cualquier torneo del mundo, una desproporción tan grande entre lo que entrega una hinchada, y lo que recoge de sus jugadores en el campo.

Otra sentencia, no menos espectacular, cuenta que este equipo se acostumbró a perder. Y al menor contratiempo baja los brazos. Juega mal, y ni siquiera pelea un partido en serio. Y eso no significa pegar o tirarse al piso con la vehemencia amateur de Shaffer, por ejemplo. Se trata de trabar y jugar.

Una sola acción seria, más allá de lo que resuelve su arquero que sí es serio, se vio en el partido ante los tucumanos. El Kily arrancando parecido a lo que alguna vez fue, Figueroa asistiendo con la capacidad de otros tiempos, y Toledo estrellando la pelota en el poste. De fútbol, nada más.

Merlo se cambia de camisa, hace cuernitos, gesticula constantemente, pero se ve que no transmite nada. O al menos no le entienden. No hay patrón de juego, y cualquier equipo (San Juan fue una muestra, Tucumán la confirmación) le maneja la pelota y los tiempos del partido.

Queda mucho por delante y esa gente que revienta el Gigante merece algo más, que el Kily sea el de siempre, que Figueroa se recupere después de una rehabilitación (a cambio de una fortuna, por cierto) que lleva un año. Que Braghieri, Paglialunga, Gómez, entiendan que por algo están en Central y dejen sus miedos atrás. Que Diego González comprenda que no vino de pasear a Rosario, son algunas cuestiones a superar a la brevedad.

Pero la más importante de todas es que Merlo sepa a qué quiere que su equipo juegue. Que defina una forma y la practique, hay tiempo de corregir este presente. No se puede seguir lastimando a un pueblo que no para de sufrir.

Comentarios

10