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Van a juicio 12 miembros de una banda narco liderada por policías de Santa Fe

Dos de los sindicados jefes cayeron en marzo cuando viajaban con un ladrillo de máxima pureza de cocaína escondido en el auto, rumbo a Reconquista. La Justicia federal de ese lugar los procesó, junto a una decena de personas


Doce personas fueron procesadas por la Justicia federal de Reconquista como miembros de una organización criminal dedicada a la venta de drogas. Hasta el momento de las detenciones  los tres líderes de la banda trabajaban como efectivos de la Policía de Santa Fe. A dos de ellos los apresaron en marzo cuando viajaban con uniformes y armas reglamentarias por la ruta 11 con un ladrillo de cocaína de máxima pureza escondido en el auto.

La investigación que llevó adelante el fiscal de Reconquista Roberto Salum derivó en que el Juzgado Federal de esa jurisdicción dictara el procesamiento de doce personas, once con prisión preventiva, al considerar que conformaban una organización criminal dedicada al transporte, tenencia y comercialización de estupefacientes, con la particularidad de que “tres de los líderes prestaban funciones en la Policía santafesina al momento de los hechos”, informaron voceros del caso.

Fuentes judiciales dijeron que dos de los policías implicados fueron detenidos la madrugada del 26 de marzo último cuando trasladaban en un auto particular y con la vestimenta reglamentaria más de un kilo de cocaína de máxima pureza. El tercer uniformado viajaba en un segundo auto y cayó días después.

Los policías Ariel Eric Quatrin, de 24 años y Eliel Gerónimo Noe Schiffo, de 29, viajaban en la modalidad de “convoy”, es decir, un segundo auto también conducido por el efectivo policial Brian Hernán Cerruti –detenido con posterioridad– cumplía la función de advertirle al primero sobre la posible presencia de controles policiales.

Por medio de “escuchas telefónicas directas” sobre tres integrantes de la banda, la Fiscalía logró determinar el día que viajarían a llevar la droga desde Rosario a Reconquista para su posterior distribución. Con esos datos se solicitó a un juez federal autorización para realizar controles sobre las rutas que eventualmente podrían utilizar para llegar a Reconquista, tras requerir previamente las órdenes de allanamiento para ser diligenciadas en ambas ciudades, inmediatamente después del operativo, con lo que se logró detener a los otros integrantes e incautar más estupefacientes y elementos de interés para la investigación.

Con las escuchas se logró además determinar que los tres integrantes de la banda viajaban para llevar la droga para su posterior distribución.

“Guille”, “Mono” o “Monillo”

La causa se originó en agosto de 2018 a partir del trabajo desarrollado por la Unidad Investigativa Región III, dependiente de la Dirección de Narcocriminalidad de la Policía de Investigaciones de Santa Fe, respecto a la banda dedicada al narcomenudeo con estupefacientes.

El avance de la pesquisa corroboró la hipótesis original y, entre marzo y abril, se llevaron adelante los allanamientos y detenciones que permitieron desbaratar a la organización. La investigación se nutrió de tareas de campo y una gran cantidad de intercepciones telefónicas que permitieron delimitar el rol desplegado por cada uno de los acusados y derivaron en el procedimiento que agarró a los policías “con la manos en la masa” cuando trasladaban la cocaína desde Rosario a Reconquista.

De acuerdo a la investigación, el policía rosarino Eliel Schiffo adquiría la cocaína en barrio Las Flores por parte de Guillermo Germán L., un dealer conocido en la zona sur como “Guille”, “Mono” o “Monillo” que distribuía “paquetes” en zonas aledañas pero también en localidades bonaerenses como Junín y Rojas. Una vez con la droga en su poder, Schiffo la trasladaba hasta Reconquista personalmente o a través de dos colaboradores,  uno de los cuales también se ocupaba del estiramiento de cocaína con el objetivo de aumentar su volumen y las ganancias. La droga era resguardada en un departamento de Reconquista alquilado por el propio Schiffo y custodiado por otros integrantes de la banda. En la etapa final los vendedores trasladaban el material estupefaciente, en pequeñas cantidades, para su comercialización en distintos puntos de la ciudad.

El avance de la pesquisa corroboró la hipótesis original y, entre fines de marzo y el mes de abril, se realizaron los allanamientos y detenciones que permitieron desbaratar a la organización.

“Las empresas criminales como la que examinamos se caracterizan por no manejar grandes volúmenes de droga, pero con gran inserción social –distribuidores y vendedores barriales– con un considerable poder de rotación de estupefaciente; lo que por un lado aumenta el poder lesivo del ilícito en relación a la salud pública que se tutela jurídicamente, y por el otro lado le otorga mayor poder de camuflaje a fin de pasar inadvertido de los investigadores; lo que se comprende más teniendo en cuenta el poder de capacitación específica que tienen algunos de sus miembros por ser precisamente funcionarios policiales en plena actividad”, indicó el juez federal de Reconquista Aldo Mario Alurralde.

El magistrado encuadró la conducta atribuida a Schiffo en el delito de tenencia de estupefacientes con fines de comercialización agravada por la calidad de funcionario policial y por la participación de tres o más personas en concurso con transporte de estupefacientes agravado; figura ésta última endilgada también a los otros dos efectivos

A todos ellos les decretó la restricción de la libertad ambulatoria al considerar que existen serios riesgos de que obstaculicen la investigación –aún falta identificar a otros miembros de la banda– en caso de continuar el proceso judicial en libertad.

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