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Urgencias mutuas y pacto en primarias

José Manuel de la Sota le aseguró su apoyo a Cristina Kirchner.

José Manuel dela Sota enlazó, con menos secreto de lo que sugirieron sus estrategas, el apoyo de las figuras K más visibles de Córdoba. Operó un atractivo recíproco: la necesidad futura del candidato y la presunción kirchnerista de la victoria del PJ.

Eduardo Acastello, en otros tiempos cacique K, ahora huérfano de cobertura, hasta empapeló su ciudad, Villa María, con afiches donde posa con De la Sota, hasta hace dos semanas un demonizado por el relato difundido por Olivos.

Sin esa exposición, Fabián “Pipi” Francioni, el nuevo referente K en la provincia, estableció una empatía por ahora indirecta con el candidato: tejió una red de vínculos con el PJ cordobés alineado detrás del Gallego dela Sota, en nombre dela Casa Rosada.

Esa maniobra fue ejecutada por Jorge “Zurdo” Montoya, actual diputado nacional, socio histórico de Dela Sota–fue ministro de Gobierno– y ahora armador silencioso detrás de Francioni, alcalde de Leones, que encabeza la boleta de diputados nacionales del FpV.

Montoya rompió –el motivo es incierto– su hermandad con el Gallego aunque abandonó el bloque K, en 2008, en pleno conflicto por la 125. Luego volvió a orbitar el kirchnerismo, arrimado por Juanjo Álvarez, con quien comparte bloque en el Congreso.

Francioni, protegido de Cristina de Kirchner, activó un proceso de unidad interperonista, con Montoya como nexo, que demostrará su eficacia o su falencia en las primarias del 14 de agosto cuando cuente los votos del kirchnerismo en cada ciudad, comuna o departamento.El Pipi, como le dicen en Córdoba, enfrentó horas atrás una prueba del ácido: sentó, el martes, a la presidenta con la cúpula dela Fundación Mediterránea, think tank que entrenó a, entre otros, Domingo Cavallo. Una especie de ofrenda del mundo empresario.

Retornos

Para este domingo, en tanto, el eje Francioni-Montoya prometió colaborar en el intento de retorno de Dela Sota. Es, en rigor, más un gesto que un aporte: un mensaje de unidad ante la eventualidad de un triunfo del PJ. Puro consumo interno. En rigor, más allá de los contactos reservados,la Casa Rosadainsiste –como avisó Aníbal Fernández– que no tiene candidato en la provincia. El domingo alguien podría pagar ese error: cuando mandó romper la negociación con Dela Sota, la presidenta compró el supuesto de que sin su respaldo el PJ no podría ganar.

Con una campaña subterránea, que cerró ayer con una especie de kermés bailantera, el delasotismo hace cálculos positivos: habla de una diferencia de entre 6 y 13 puntos a favor de su candidato. En Balcarce 50 reducen la diferencia a 5 puntos. Los K cordobeses sugieren un 7 por ciento.

Sin embargo, las estimaciones están condicionadas por dos incógnitas: hay un 12 por ciento de indecisos que, según proyectan, podría votar en contra del peronismo. Ese agujero estadístico abre la puerta a que, matemáticamente, la elección dé un giro.

Por otro, luego de la experiencia en Santa Fe, no pueden dimensionar el impacto  –por el corte y por los errores– del sistema de boleta única. En el PJ se consuelan con el envión de Oscar Aguad: el repunte del radical, afirman, lima a Luis Juez.

El gobierno empezó a asumir, en los últimos días, la posibilidad de tener que convivir con Dela Sota. Descansan–cuenta que vale también para el caso de que ganen Juez o Aguad– en lo que es la gran debilidad cordobesa: el monumental déficit de su caja jubilatoria provincial.

Esa vulnerabilidad puede limitar a cualquier gobernador, sea del signo que sea. Por lo pronto, prematuros en sus diagnósticos, anticipan que si gana Dela Sotadeberá desplegar un gesto de reconciliación haciala Casa Rosada.Quieren que baje la lista de diputados nacionales del PJ que, por orden presidencial, no puede ir colgada de la boleta de Cristina de Kirchner.

Esa determinación también depende de Juan Schiaretti. Un indicio: el gobernador incluyó a una dirigente propia, Claudia Martínez, en tercer lugar en la boleta de legisladores nacionales del PJ. Pero también la ubicó como candidata a segunda concejal en la lista con la que Héctor Campana, escoltado por Alejandra Vigo, esposa de Schiaretti, pelea desde atrás la intendencia de Córdoba.

Desactivar esa boleta, que comanda Carlos Caserio, sería asumido como una tregua porla Casa Rosaday un empujón ordenador para las primarias del domingo siguiente, en las que Cristina pondrá a prueba su verdadero índice de respaldo público.

En ese turno, la presidenta estará sola: las principales ciudades ya eligieron intendente o lo harán más adelante, y este domingo se vota gobernador, legisladores provinciales y autoridades comunales y de tribunal de cuentas, en 207 intendencias y comunas. En total, hay 425.

Aparecen, además, distintos factores en escena: la zona sur de Córdoba tiene empatía con San Luis y ahí podría obtener un buen resultado Alberto Rodríguez Saá; en la zona fronteriza con Santa Fe, lo mismo ocurre con Hermes Binner. Enla Capital, montado en los buenos indicadores de Ramón Mestre, Ricardo Alfonsín rankea bien.

Esa dispersión podría, al final, ser una ventaja: según detalló un dirigente del PJ cordobés, la presidenta redondea una media de 30 por ciento en toda la provincia, lo que le alcanzaría para pelear el podio de la primaria. En Casa Rosada esperan que una potencial victoria de Dela Sotafuncione como envión positivo.

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