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Una Navidad para todos

Por: Carlos Duclos

No sé si acaso son los años, o si simplemente son las circunstancias personales y sociales, pero en los últimos tiempos parece estar ausente en el entorno esa sensación de júbilo y esperanza que se percibían en los umbrales de otras navidades. Puede que tal vez sea apenas una sensación, pero lo cierto es que no sólo soy yo quien la percibe. En los últimos años, y en vísperas de las tradicionales fiestas, me he encontrado con gente que dice: “Ya no flota en el ambiente esa magia, ese ensalmo de otras navidades”. Tal vez sea porque en otras navidades, aun con las dificultades que siempre serán sombra del hombre, había confianza y fe. Confianza en que las dificultades al fin podrían ser sorteadas, y fe en Dios y en el hombre mismo. Suelo pensar que este pos modernismo, esta globalización, ha traído tanta miseria de todo tipo y forma que apabulló y asfixió la fe, la esperanza y el amor. Tal vez por eso las navidades de hoy están teñidas de consumismo e indiferencia, de resignación y renuncia a la lucha por la dignidad del ser humano. Será tal vez que algunos hombres decidieron, al fin y al cabo, tapar el rostro de Dios y sus principios y dar la espalda al nacimiento del amor. ¿Qué es la Navidad después de todo? Limitar su significado al nacimiento de Jesús, el Cristo, el Ungido, el Mesías, es acotar la cuestión a un onomástico. Prefiero ampliar la definición diciendo, por ejemplo: es el nacimiento de la oportunidad, la oportunidad de volver a escuchar el consejo de Dios. Es la oportunidad de recobrar la esperanza en una vida mejor para todos y cada uno. Es el renacimiento del mensaje que se resume en las bienaventuranzas del Sermón del Monte ¿Se acuerdan? Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación. Bienaventurados los mansos porque ellos recibirán la tierra por heredad. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados. Bienaventurados los misericordiosos porque ellos alcanzarán misericordia… Suena a patraña, a estupidez absoluta para el mundo convertido en burdo comercio y degradación de los sustancial ¿verdad? En esta próxima Navidad, otra vez, habrá pobres, afligidos, desprotegidos. Es cierto, no podremos por sí mismos cambiar el mundo, pero podremos cambiar un día a otra persona y cambiar nuestro día. Acaso ese día se pueda multiplicarse por 365, 1.000 o hasta por la propia vida. Acaso se logre el cambio de orden en dos corazones. Hay un grupo de personas que intenta “Una Noche Buena para todos”. La idea, una buena idea, es que la familia que pueda arme una caja con alimentos y regalos y la entregue a otra familia de escasos recursos. El proyecto tuvo su origen en Buenos Aires y hoy se extendió y se realiza en gran parte del país. El año pasado, las personas que ya venían trabajando en Rosario integraron a familias de un colegio de nuestra ciudad con familias carecientes del barrio Cabín 9. Un gesto de amor maravilloso que alimenta el espíritu tanto de quienes preparan y envían las cajas, como de quienes las reciben. Hasta pasado mañana hay tiempo para que se anoten los donantes y se le asigne una familia. Los que deseen una Navidad linda para todos pueden comunicarse a los siguientes teléfonos: 4513055; 4516991 ó 4512135. Para contactase por mail pueden escribir a las siguientes direcciones: estelasegon@hotmail. com; mariela_blum@hotmail.com ó andreapla8@ hotmail.com.

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