Ciudad

Café de parado

Una marca rosarina: la galería de la escalera mecánica y el bar americano con azucarera única

"Mi Café", también conocido como Bar Americano Riosol, fue uno de los primeros locales de paso en la ciudad. Tiene larga historia, con anécdotas y mobiliario únicos en el país. El dueño del complejo de Sarmiento al 700 repasa parte de la historia del lugar, inaugurado en 1956


Bar Americano Riosol 2014

En la Galería Córdoba, pleno microcentro de Rosario, funcionó desde el 26 de diciembre 1956, mismo año que se inauguró el centro comercial, un bar americano. Un bar de paso, al principio sin banquetas, para tomar el café, el mejor de la ciudad opinaban muchos, de parado.

Inauguración Galeria Cordoba 26 de Diciembre 1956 foto de los locales de afuera calle Córdoba 1084

 

Un galería muy particular, casi un museo  más que un espacio de comercios. Que los hay. A la parte alta se puede acceder por una una escalera mecánica, una de las primeras públicas en la ciudad y además uno de los íconos del espacio. Allí, arriba,está el Club de Residentes Extranjeros de Rosario, el Grupo Rosarino de Autos Clásicos, objetos exclusivos de Colección Richard, como la cabina telefónica antigua traída desde Inglaterra.

El bar está sobre la salida por calle Sarmiento. Una referencia de la zona y con caractéristicas poco conocidas que, sin embargo, son las que lo hacen único. Nunca cerró desde su inauguración. Con diferentes dueños y varias modificaciones, siguió activo. Hasta hace unos 15 días. Pero no es el fin: es tiempo de renovación para darle de nuevo vida a la gastronomía de paso.

Una azucarera empotrada, rareza local

Ricardo Cosio, propietario de la galería y del local, explicó a El Ciudadano que apenas se abrió la galería en 1956, se inauguró el bar americano Mi café. “Eran tres socios, el que sabía del tema era Pierino Gargeroglio, quien funda luego helados Piamonte”, repasa la historia.

Una de las particularidades de ese bar de paso es la azucarera, ya sin funcionalidad pero resistiendo el paso del tiempo.

Gargeroglio, italiano, le pidió a un veneciano diseñar la mayólica del local, que desapareció en 1989 porque, según Cosio, sucesivos gerenciadores del local la dejaron deteriorar hasta que fue imposible sostenerla. La azucarera, en cambio, sobrevivió a los descuidos en el mantenimiento.

“El local tiene un entrepiso donde hay una tolva. Allí se vuelca una bolsa de 50 kilos y comienza a funcionar. Cuando uno apoya la azucarera, toca un émbolo y abr esa especie de embudo para que comience a salir el azúcar. El complemento del singular equipo eran las clásicas azucareras de vidrio ya desaparecidas en beneficio de los sobres cerrados, individuales. Los frascos se dejaban sobre la barra para que cada cliente endulzara a gusto su café. “Antes no había edulcorante”, destaca Cosio otra diferencia.

 

“Cómo se hizo la azucarera y por qué no se sabe. Tal vez uno de los hijos de Gargeroglio lo podría contar, pero el chico, que hoy tendría unos 70 años, estaba haciendo optimist (botes a vela para niños), se cayó al agua y desapareció. Lo encontraron en Villa Constitución, ahogado”, explicó el dueño de la galería. Esa tragedia familiar no sólo cortó la historia, sino que causó la debacle de uno de sus negocios, la heladería Piamonte, completó.

aire acondicionado

 

Qué es un bar (norte) americano

Se trata de un bar de paso. En sus inicios no tenía ni banqueta. “La gente iba a tomar el café y se iba.  Por ejemplo entraban los empleados de La favorita con un cafecito, después volvía a la tarde en el corte de las 17. Lo mismo los del diario La Capital. Vos tenías el bar La Capital en frente, pero el que tenía menos tiempo, venía y se tomaba el cafecito”.

Café con crema, una máquina de cafés única en la ciudad

“El café con crema se perdió también”, cede a la nostalgia Ricardo: “Era un café colombiano, Juan Ruiz, Café Berkel, era lo mayor en ese momento y seguiría siendo lo mayor si el hombre no hubiera fallecido o si no se hubieran peleado los sobrinos entre sí”.

 

Cosio relata que la máquina la había diseñado Juan Ruiz. “Compró en Buenos Aires toda la matricería de Omega, que era una máquina de café, y la mejoró. La nombró Omega Ruiz, y aún la conservo guardada. Es una máquina que si te quedás sin luz te termina tirando entre 60 y 70 cafés más”, elogió el invento, o reinvento. Como sea, ese equipo fue único en Rosario.

Las recomendaciones de Juan Ruiz, hacedor de Mogambo

Juan Ruiz, rosarino,  además de vender máquinas de café, develaba algunos secretos. “No hay que moler mucho, hay que moler poco porque a la mañana tenés una temperatura, a la tarde tenés otra y cuando se te llenó el negocio y no tenés buena ventilación, cada cuerpo irradia 20 grados y eso embota el ambiente y cambia la molienda del café”, cuenta Ricardo y sigue: “ esas cosas te las enseñaba Juan Ruiz. Como el tema del filtro: no tiene que estar puesto, lo tenés que sacar y mojar porque esa máquina tiene un recipiente que va corriendo el agua. Hay que mojarlo porque  así lo enfrías y cuando tirás el café no se quema”, cuenta.

Es un pequeña cocina, pero con mucha historia

 

Fue dueño de Mogambo junto con otro socio, se trató del primer bar americano en la ciudad. Se encuentra el local en la Galería Rosario que une a  la  peatonal San Martin y calle Sarmiento.

Propiedad en alquiler, pero con vistas a continuar con su esencia: bar americano

Ricardo Cosio, estuvo, además de ser dueño del local, a cargo del bar durante casi 25 años. Hace ocho lo dejó. “Ahí  lo tomó el padrino de mi hija más chica, que venía de Italia, me lo quería comprar en su momento, yo no lo vendía, se enferma mi padre, me tuve que hacer cargo de todo lo que tenía él y finalmente toma el bar”, repasa.

Pero el manejo no fue ni es fácil, hay que tener visión y estar atento. “Le enseñé (al italiano) las singularidades del negocio pero no lo supo captar. Es un bar muy raro, por la competencia que hay”, refiere.  Y, por si hacen falta ejemplos de contrariedades, cuenta algunas. “Yo, por ejemplo, vendía alfajores Terrabusi y después abrieron al lado la Royal. Decidí irme a la Terminal y comprar otras marcas que hasta ese momento no estaban en el centro: Habanna y Merengos. Vendía también muchas hamburguesas, y abrió Mc Donalds, así que me especialicé en sandwichería y Carlito. Hay que especializarse en algo concreto, que marque la diferencia”, resumió con espíritu docente.

“La idea mía es que siga el bar”, explicó Cosio. Está cerrado, pero hay nuevos dueños. El local conserva las baquetas, y la idea de Cosio es sumar mesas para atención al comensal en la galería.

Dos bares americanos en aquella época: Mogambo y Mi Café

El primero fue Mogambo, ubicado en la Galería Rosario. Unos meses antes que se funde Mi Café. Mogambo fue fundado por el Griego Tzovani y Juan Ruíz (el de Café Berkel) y montan también El Cairo.

Contratan a Juan Vanzo para realizar un mural, que en la actualidad se encuentra tapado.

El local se encuentra con vistas a calle San Martín al 800 y en la actualidad es propiedad también de Ricardo Cosio.

Después hubo más bares americanos.  “En el ’66 en la entrada de la Galería Mercurio El Riosol, que lo fundó mi abuelo Manuel Cosio, para que lo maneje mi tío, pero este nunca lo manejó. Y luego hay otros bares amercianos: por Mitre abre otro que se llama Cheroga, después abre el Globo Rojo por la entrada de la Galería Favorita, después más tarde abre Charly”, enumera Cosio.

Mi Café Riosol

La historia data de 1975: “Un señor  toma el bar cuando me peleó un tiempo con mi padre, Ángel Cosio, lo hace funcionar con el nombre Mi Café. Yo me amigo con mi padre y quisimos comprar el fondo de comercio, pero este señor se llevó el nombre a la galería de al lado. Recién cuando cierra ese café, en 1989 registro los dos nombres Mi Café y Riosol y así queda el nombre posteriormente conocidos por todos”.

Galeria Córdoba, año 1977 concebida por el arquitecto Emilio Maisonave en 1956

Comentarios