Espectáculos

Una manía muy arraigada

En “Necromanía. Historia de una pasión argentina” Claudio Rafael Negrete describe la manipulación y abusos que se hacen sobre los cadáveres célebres. Aquí cuenta su génesis y opina sobre la muerte de Néstor Kirchner. Franco Falistoco | elciudadanoweb

Necromanía. Historia de una pasión argentinaLuego de una exhaustiva investigación, el periodista Claudio Negrete publicó Necromanía. Historia de una pasión argentina, un libro que describe la manipulación, los excesos y abusos a que buena parte de la población nativa les dedica a sus muertos célebres. Una cuestión netamente cultural que atravesó la historia del país y que cada vez se manifiesta con nuevos visos y prácticas y que Negrete registra con el objetivo de poner en evidencia algo que al cabo del libro resulta insoslayable: que se trata de una pasión inconfesable pero irresistible y a la que se presta gente proveniente de casi todos los estratos sociales y edades, religiones e ideologías. Al fin y al cabo todos llevan su “muertito” más querido en un rincón del corazón. Así, la necromanía argentina se hizo cargo de un amplio espectro de personalidades. Desde San Martín, Belgrano, Facundo Quiroga, Yrigoyen, Gardel, hasta José Luis Cabezas, Mercedes Sosa, Alfonsín, Evita, Perón, Monzón, Rodrigo, Olmedo, Pappo, Azucena Villaflor, Fernando Peña, Jorge Guinzburg, Sandro y los desaparecidos, para nombrar sólo algunos de los que aborda Negrete en su libro.

A continuación, el periodista detalla las motivaciones de su investigación, el rol de los medios en el tratamiento de las muertes célebres, los cambios en esa práctica desde los albores de la patria hasta el presente y opina sobre qué lugar tuvo y tendrá la reciente muerte del ex presidente Néstor Kirchner en el imaginario popular nacional.

¿Qué le interesaba particularmente de la relación entre los argentinos y los muertos?, trabajó en medios como Crónica TV, ¿tuvo ahí un caldo de cultivo para este abordaje?

— En un capítulo del libro hablo de la relación de los medios con la necromanía y hago una diferenciación, digo que el periodismo amarillo en la gráfica es muy antiguo, ya desde los años 30 en nuestro país hasta llegar al diario Crónica en la actualidad, se hacían coberturas de las muertes más problemáticas y eran explotadas por los medios más populares y de formas distintas. A partir de los 90 con la expansión de la tevé por cable y los colores en la gráfica, la muerte empieza a ser un buen negocio porque trae ventas en diarios, revistas, números especiales, pósters. En el libro hablo de la cultura que está cruzada por los distintos actores sociales, entre ellos los medios. A esta altura de los acontecimientos, Crónica TV ha quedado superada en cuanto a su historia porque hoy todos los canales no se privan de usar a la muerte en un show televisivo, además la gente lo ve, hay como una retroalimentación de este fenómeno de la necromanía. Por lo tanto hay una identificación entre público y “medio”, pero el sistema mediático que combatía este periodismo tachándolo de sensacionalista, terminó exhibiendo los muertos en pantalla.

Desde su experiencia como uno de los fundadores de Crónica TV, ¿existió algún manual que indicaba cuáles hechos  eran relevantes?

— No, la visión permanente en estos medios es la de darle mucho espacio a los policiales, ahora en Crónica se le han agregado desde hace un tiempo los documentales especiales de las muertes trágicas, la muerte de Evita, imágenes de los restos de Perón, sobre cómo fueron profanados; los casos policiales son el lugar donde más se nutre el medio para tener su presencia en pantalla, pero los demás hacen lo mismo, por ejemplo Canal 13 tiene un programa especial con la Policía bonaerense (Policías en Acción) que era impensable hace diez años atrás. La fuerza policial es la principal fuente informativa de cualquier hecho mortuorio que pueda ocurrir. Tomá cualquier crimen, lo de Nora Dalmasso, el mismo caso Belsunce, la cantidad de programas televisivos que se han hecho, reconstruyendo la escena del crimen, incluso se publicaron fotos de Nora Dalmasso desnuda que tomó la Policía en el momento de la inspección del crimen. Esto es porque hay una sociedad, hay una cultura argentina que evidentemente tiene un especial interés y se nutre obviamente de lo que los medios le van  mostrando.

¿Diría que es una cuestión irresistible para todos los medios más allá de los postulados estéticos de cada uno?

— Hoy no hay noticiero argentino de aire o de cable que no tenga como algo natural mostrar muertos en accidentes, antes los canales nunca iban a hacer una nota de un velatorio por aquello de que la muerte es de mal gusto o porque tienen imágenes feas por una cuestión estética, sin embargo hoy la competencia de móviles es por llegar primero al velatorio de cualquier figura, de cualquier persona o de cualquier accidente. Hoy ya está incorporado que eso es un tema importante, que es lo que le interesa a la gente, que cuanto más muestres la intimidad del muerto más impacto vas a tener, todo para que redunde en rating.

Viajó muy atrás en el tiempo para relevar muertes célebres, ¿podría decir que la necromanía comienza con el “nacimiento de la patria”?

— No se puede dar una fecha exacta, el nacimiento de la Nación Argentina como tal es una creación de un grupo de intelectuales después de 1850, además el tema de la relación con la muerte y la morbosidad es un tema propio de la especie humana; lo que muestro allí en la historia es que independientemente de que toda lucha de emancipación o guerras internas o luchas por el poder, cualquiera sea la denominación, conlleva el enfrentamientos por armas e implica la muerte de personas de uno u otro bando, lo que yo cuento en el escenario argentino es que esas luchas por el poder fueron llevadas hasta los cadáveres, es decir que hubo venganza, hubo morbosidad alrededor del muerto, pongo el caso de Martín de Alzaga, un criollo héroe en el rechazo a las invasiones inglesas, y después un rumor que decía que estaba conspirando contra las autoridades del primer Triunvirato, por lo que deciden colgarlo junto a unos 30 españoles; hasta ahí podríamos decir que encontraron un conspirador y lo mataron, lo dejan en la Plaza de Mayo colgado junto a los demás y la gente los insultaba, les tiraban piedras, les decían que eran una especie de diablos, eso es una cultura de morbosidad desde el punto de vista de que había una venganza, un odio contra el muerto en sí mismo. De la misma manera que no quieren entregar el cuerpo de Lavalle a sus partidarios, fijate vos la carga simbólica que tenía un cuerpo como el de Lavalle, que se lo llevan hasta Bolivia, que se les pudre en el camino, lo tuvieron que eviscerar, de eso hay toda una épica, hay cuadros sobre su muerte. Entonces la necromanía se expresa en cómo se ha manipulado a los muertos y a la muerte en función de los vivos.

¿Qué cambió desde esa época hasta la actualidad en esa relación con los muertos?

— En algunos planos se avanzó y en otros no, parece ser que la disputa por el poder en la Argentina ha tenido una constante, que es la utilización de los muertos como parte de la instrumentación de la acción política. Hablamos del siglo XIX, en el siglo XX la propia muerte de Yrigoyen fue un acto político y se utilizó para enfrentarse a los conservadores del gobierno que se negaban a dejar la bandera a media asta. Después con el cadáver de Evita, por un lado el peronismo monta toda una escena con respecto al cadáver y a su momificación y luego el antiperonismo se venga sobre el cuerpo momificado. En los 70 la consigna era Perón o muerte, la guerrilla tenía como objetivo vengarse de los muertos como pasó con Aramburu, secuestrando el cadáver para hacer una operación canje por el de Evita, quiere decir que es una constante de las luchas políticas.

¿Qué impresiones extrajo de la manifestación popular multitudinaria que tuvo lugar durante el velatorio de Kirchner?, ¿qué lugar cree que ocupará el ex presidente ahora en el imaginario popular, piensa que se le atribuirá algún “poder” en especial?

— Toda muerte es un shock a nivel individual y a nivel social cuando se trata de un representante de la sociedad, esas muertes tienen como componentes que son inesperadas, que se producen en una persona joven y con poder, tienen una conmoción mayor en la comunidad. Que la gente vaya al velatorio e intente saludar a la viuda y demás tiene que ver con ritos sociales que tenemos, es interesante porque la gente se quiere acercar a compartir el dolor, hay también un dolor colectivo y se enfrenta de esa manera, además en el caso del sepelio y entierro de Néstor Kirchner, muchos argentinos pudieron seguir esa ceremonia a través de los medios, es decir, en cada bar, en cada esquina hay uno o más televisores y cuando pasan hechos importantísimos, la gente, aunque sea de reojo, mira, va chequeando lo que ocurre y va participando y saciando esa curiosidad, como en éste caso particular del ex presidente, así que ahí hay una manifestación natural, genuina, incuantificable; para mí los funerales de Perón y Evita siguen siendo los más importantes, pero en aquella época la gente iba a la calle porque era la única forma de acercarse al hecho que lo había conmocionado. Hoy tenés 5 o 6 canales transmitiendo en vivo y en cadena a todo momento, quiera o no uno está siendo testigo de lo que está ocurriendo, después está la interpretación política, hay una expresión necrómana de parte de la sociedad que se muestra en otras cosas, por ejemplo en Plaza de Mayo todavía hay flores, carteles, esa idea de poner rápidamente las banderas (con la leyenda) “Kirchner Vive” es la negación de que está muerto, se proyectan sensaciones y deseos personales. La necromanía argentina se instaló en ese nivel, estos hombres y mujeres, actores importantes de la vida pública argentina, todavía no habían enterrado a Néstor Kirchner en Río Gallegos y ya estaban especulando si la mujer iba o no a ser candidata a presidente en 2011, eso también es necromanía, porque en un escenario en el cual se está de luto por una muerte reciente, se está pensando cómo seguir en el poder o reconstruir candidaturas que permitan continuar en ese poder y este antecedente, más los históricos, hacen suponer con bastante certeza de que Kirchner va a tener como muerto un rol protagónico el año que viene, en 2011, y vamos a tener dos protagonistas bastante influyentes, que van a ser Raúl Alfonsín y Néstor Kirchner, va a haber una competencia post mortem, tanto el peronismo como el radicalismo van a tener candidaturas y van a competir electoralmente, pero los dos tienen, en dos años de diferencia, próceres, mártires, que representan liderazgos muy fuertes para el imaginario social, personajes que parte importante de la sociedad se resiste a enterrar u olvidar. Por lo tanto es de esperar que el año que viene vuelva a aparecer la imagen de (Raúl) Alfonsín y Kirchner, que encabecen actos, movilizaciones, más de un candidato dirá “éste es un mensaje especial que me dejó antes de morirse”. Ricardo Alfonsín, para el imaginario social, es la continuación del muerto por el parecido físico, y Cristina Fernández no va a ser la candidata Cristina Fernández, va a ser Cristina Kirchner, es decir que la presencia de los muertos va a ser muy fuerte y lo que ellos representan es la lucha por el poder y pienso que en octubre  del año que viene vamos a tener el pico necrómano más alto en la política argentina.

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