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Una idea alegre y contagiosa

El Movimiento por la Risa se creó a partir de un trabajo práctico universitario y hoy reúne a más de mil personas en Facebook. Hubo intervenciones en las peatonales y ya se prepara una nueva actividad.

Dicen que la risa provoca la segregación de endorfinas, unas hormonas responsables de aumentar la alegría y de eliminar el dolor. Reír es bueno por donde se lo mire y, últimamente, hay que observar un poco alrededor para ver qué es un “emana endorfinas” gratuito que se usa poco. Precisamente, dicha reflexión la realizó un grupo de estudiantes de publicidad, responsable del Movimiento por la Risa, cuyas actividades en plena vía pública, partiendo desde la respuesta de la gente por las redes sociales en internet, puso al descubierto la dentadura de más de uno y logró que peatones ocasionales se olviden de la amargura de la rutina, al menos por un par de minutos.

Pablo Botteri, uno de los integrantes del Movimiento por la Risa, explicó a este medio que el proyecto surgió de un trabajo práctico de la carrera de publicidad de la Universidad Abierta Interamericana. “Estamos en cuarto año de la carrera y como consigna debíamos presentar un proyecto publicitario que reuniera el trabajo de algunas vías de comunicación; por eso, y dado que es la herramienta que tenemos a mano, empezamos por crear un grupo en Facebook y desde allí la respuesta de la gente fue muy buena”, comentó.

Este inicio, con una adherencia tan importante en respuesta a las consignas diarias que los creadores del sitio propusieron, derivó en que el trabajo por hacer reír al otro salga de internet y pase a tomar cuerpo en la vía pública. “Hicimos bocas chiquitas y otras más grandes que fuimos mostrando por distintos puntos de la ciudad y cada uno que se cruzaba con estas sonrisas preguntaba de qué se trataba la idea. Por suerte mucha gente se enganchó con la idea y les fue comentando a los suyos, es así que también tuvimos una buena respuesta de los medios de comunicación en la difusión de este trabajo”, señaló Botteri.

Consultado sobre el motivo que impulsó la idea, el joven comentó que entre los seis estudiantes que cursan la carrera habían notado no sin sorpresa que las personas caminan con “mala cara”. “Estuvimos observando a la gente que pasaba por el centro de la ciudad, que transitaba las peatonales camino a su trabajo, o adonde sea, pero con mucha amargura en su rostro. Tal vez la crisis, el mundial, las preocupaciones personales o bien la rutina que agota y atrae muy poco pueden ser algunos factores que supriman las ganas de sonreír, mucho más las de reír”, expresó.

Pasada la etapa de dar a conocer el proyecto, los jóvenes dieron un paso adelante: las intervenciones. Para ello durante varias mañanas repartieron los famosos papelitos amarillos de anotadores (post it) en distintas superficies del centro y microcentro. En cada papelito había un chiste o uno de los típicos “Cómo le dicen a…” o “En qué se parecen…” o el siempre presente “Mamá, mamá…”

“Pegamos unos 2 mil post it por todas partes, hasta en los espejitos de los autos estacionados. Claro, cuando la gente veía tantos papelitos amarillos pegados por ahí se acercó para ver de qué se trataba y muchos se lo llevaron de recuerdo o para contar el chiste en su lugar de trabajo y así contagiar un poco la alegría que les causó esa lectura… suponemos”, dijo con la mayor franqueza Botteri.

Asimismo, comentó que por el momento no tienen nuevas actividades, y remarcó que la respuesta de la gente fue diversa: “Muchos se asustaban un poco, fruto de la paranoia reinante, y otros seguían caminando como si nada, inmersos en sus problemas o en las pocas ganas de empezar el día. Lo importante es que por un motivo u otro logramos darle un minuto de felicidad a la gente y muchos, al comentarlo en su trabajo, contagiaban la buena onda. Eso, además de comprobar que la idea funcionó como publicidad, nos enorgullece”.

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