Martín Paoltroni
Si acceder a un trabajo formal se volvió una tarea colosal para jóvenes o personas que el mercado excluye por razones de edad, clase social o discapacidad, para la comunidad travesti trans el asunto todavía parece una quimera. ¿Suena exagerado? Pues no lo es, ya que el 70% de esa población en Argentina nunca fue a una entrevista laboral luego de asumir su identidad de género. Y más aún, el 60% ejerce la prostitución o el trabajo sexual como única alternativa de subsistencia, y el promedio de vida se mantiene en apenas 40 años cuando el de una persona cis género es de 75.
La información se desprende de un relevamiento realizado por el programa Contratá Trans, de la Asociación Civil Impacto Digital, cuyo objetivo es conectar a personas travestis, trans y no binaries con el mundo del trabajo: “La idea es generar lazos para que el sector privado también pueda incluir a las personas trans en puestos laborales”, explica Agustina Vilte, politóloga, vocera y encargada del área de Desarrollo Territorial con la que buscan federalizar la experiencia que tiene base en CABA, pero que ya hizo pie en las provincias de Buenos Aires, Tierra del Fuego, San Juan, La Pampa, Salta, Neuquén y en Rosario, Santa Fe.
“Lo que hacemos en el programa es postular a las personas trans en todo tipo de empleos, y capacitamos a empresas y organismos públicos para generar espacios laborales que sean seguros, inclusivos e integradores”, se explaya la joven. De esta manera, las empresas que necesitan cubrir alguna vacante pueden utilizar la plataforma para encontrar a la persona que más se adecúe al perfil de su búsqueda. “Obviamente se resguarda el nombre, la identidad y un montón de cuestiones en donde sólo tienen que aparecer las «capacidades» o la presentación de esa persona que se está postulando”, indica Agustina.
Hasta el momento, 948 personas trans de todo el país se postularon para alguna oferta, sobre 192 aperturas de oportunidades laborales. De este total, 94 accedieron a una segunda entrevista y 88 ya se encuentran insertadas formalmente en sus respectivos trabajos. La iniciativa cuenta también con una sección para que emprendedores y emprendedoras trans publiciten sus productos o servicios y que, a su vez, eso sirva para facilitar la conexión con posibles empleadores.
¿Cómo se construye un espacio seguro para las personas trans en el mundo del trabajo? Para Agustina, en herramientas como la educación, la Educación Sexual Integral (ESI) o la Ley Micaela está la clave. “Es importante entender que muchas personas tienen un estereotipo sobre la comunidad trans, entonces capacitamos a partir de diferentes situaciones que podrían llegar a pasar. En principio, por ejemplo, preguntar su pronombre y tratar de generar un clima que sea cómodo para todes. También del otro lado para las compañeras, compañeros y compañeres trans, porque es un momento muy importante para sus vidas cuando pueden acceder a un trabajo formal, donde van a tener una obra social, un sueldo, un aguinaldo. Por eso es muy importante resguardar la identidad de le compañere para su futura postulación. La idea es que no sepan su identidad, que no sepan su género, absolutamente nada, ni cómo se llama. Si realmente les interesa es por sus capacidades y no por una cuestión del género y demás. Así vamos terminando de a poco con ese estigma social”, argumenta.
La pandemia condicionó fuertemente al mundo del trabajo y reconfiguró las relaciones laborales. ¿Cómo afectó esta situación a la comunidad travesti trans? Ante la pregunta, Agustina se posiciona: “Las personas trans siempre vivimos como en una pandemia”, dice. “Hace recién 9 años que el Estado nos reconoce, pero siempre vivimos en esa marginalidad. La pandemia lo que hizo simplemente fue visibilizar todo esto porque la realidad es que dentro del colectivo trans sólo del 3% al 5% han podido llegar a un estudio superior. Casi el 70% todavía no pudo terminar el secundario o el primario. Vivimos en una constante pandemia desde hace muchísimos años y esto nos obliga a que recurramos a trabajos informales y al trabajo sexual. Creo que esto afectó muchísimo a las personas trans, más que nada porque tuvieron que salir a trabajar, no tuvieron la posibilidad de hacer home office como la mayoría”, agrega.
“Hay que entender que nuestro promedio de vida sigue siendo de 40 años y el de una persona cis es de 75. Hay una brecha muy grande. La idea es que esto se visibilice y que veamos que no es que ahora con la pandemia empezamos a sufrir sino que siempre estuvimos marginadas. Repito: es muy bajo el nivel de personas, entre las cuales estoy incluida, que tenemos un nivel superior de estudios o que somos profesionales. Entonces, ¿qué pasa con todas las compañeras que están en ese porcentaje que resta?”, remarca la politóloga.
Además del sector privado, Contratá Trans también busca articular con el Estado y con universidades para mejorar las condiciones de empleabilidad. En Argentina, la Ley de Cupo Laboral Travesti Trans fue aprobada el 24 de junio del 2021 por el Congreso Nacional y establece la reserva del 1% de las vacantes en el poder Ejecutivo, Legislativo y Judicial. Al respecto, Agustina comenta que actualmente están en “tratativas” con el gobierno nacional para poner a disposición los saberes construidos en torno a la incorporación de personas de la comunidad al mundo del trabajo registrado.
También acaban de lanzar un curso virtual orientado al sector estatal con la temática del empleo en la gestión pública cuyo objetivo es “impulsar espacios libres de discriminación y la implementación de políticas públicas con perspectiva travesti trans”, dirigido especialmente a quienes ejercen funciones en el ámbito municipal. Cabe destacar que la mayoría de les integrantes del equipo son personas travesti, trans y no binaries, y el servicio, concebido como una bolsa de trabajo, es totalmente gratuito. Ingresando a contratatrans.org es posible cargar el curriculum vitae, acceder a las ofertas de trabajo y promocionar un emprendimiento productivo.
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