Gustavo Galuppo
Especial para El Ciudadano
No caben dudas de que el acontecimiento de este mes en el universo de las series ha sido el estreno de la sexta y última temporada de la enorme Better Call Saul. Cabe esperar hasta el cierre definitivo, que será allá por julio, para volver aquí sobre esta maravilla a modo de despedida y homenaje. Por el momento, para quien no se haya enterado, vale cuanto menos alertar sobre este postergado regreso, pero sin desatender ahora a una nueva propuesta que acaba de asomar en la no tan prolífica cadena Prime Video (Amazon) y que promete una cierta singularidad ya muy seductora. Se trata de la extraña Outer Range.
Esta nueva serie creada por el desconocido Brian Watkins y protagonizada por Josh Brolin, Lily Taylor y Will Patton, entre otrxs, propone un cruce de géneros original que parece incluso tender hacia algo felizmente inclasificable, y quizás para convertirse en uno de los inesperados hallazgos de esta temporada.
Outer Range se presenta casi de inmediato como una suerte de western contemporáneo, con sus típicas familias de rancheros y las disputas por la tierra entre el poderoso del pueblo y su inclaudicable víctima. Sin embargo, algo perturba desde el mismo inicio el supuesto orden genérico del mundo que se promete. La idea del western se ve socavada antes de que pueda llegar a asentarse.
Ya en la breve escena que oficia de apertura, y que se adelanta en la cronología de los hechos, un onírico tono nocturno en el que se intuye una fuga desesperada comentada enigmáticamente por un relato mítico promete la cercanía de algo siniestro. Antes de entrar entonces al universo reconocible del western, esa breve introducción advierte sobre la inminente presencia de lo sobrenatural, lo macabro, y quizás de algo del orden de lo místico.
Un pozo abierto en medio del campo
Tras esa carta jugada que anuncia ya una anomalía, Outer Range entra en los códigos del western ubicándolos en un Wyoming rural contemporáneo. Allí Royal Abbot (Josh Brolin) es el patriarca de una familia ranchera que debe lidiar con los Tillerson, familia vecina y poderosa que pretende apoderarse de sus tierras con tramposas argucias legales. Mientras tanto, los Abbot sobrellevan también a duras penas, y desde un año atrás, la misteriosa desaparición de la esposa de uno de los hijos. Como si eso fuera poco, un pesado tono en el ambiente rural anuncia algo del orden de lo extraño o lo siniestro.
Y allí, de improviso, hace su aparición impensada lo que se convertirá en el eje del relato y sus delirantes extrañezas: un pozo abierto en el medio del campo de los Abbot, perfectamente circular y aparentemente sin fondo, que descubrirá un azorado Royal.
Desde allí todo comienza a precipitarse lenta y firmemente, entre lo mundano y lo sobrenatural, desarmando la aparente lógica de ese mundo que no acababa de constituirse plenamente. Una muerte accidental que se carga en sus hombros Royal para cubrir a uno de sus hijos, la violencia desatada en una noche de borrachera entre las familias rivales, un bisonte solitario con flechas clavadas en su lomo que irrumpe con apariciones fantasmales, y una extraña poeta millonaria que llega a sus tierras para acampar y que algo parece saber acerca del pozo misterioso.
En una noche, de un modo meticuloso y arrebatador, el misterio se desata desbocado y lo impensable se abre en sus múltiples aristas. ¿Ovnis? ¿Universos paralelos? ¿Viajes temporales? ¿Revelaciones místicas? Todo se anuncia como posible, pero Outer Range mantiene un tono también medido en su extrañeza, y deja colar poco a poco personajes y situaciones algo excéntricos que empiezan a componer un mundo absurdo. Sin dejar de lado el drama familiar ni la intriga policial que se despliega a partir de la muerte de uno de los Tillerton, lo onírico y lo absurdo comienzan a apoderarse de la historia. Estamos, sí, más cerca de Twin Peaks (salvando enormes distancias) que de Yellowstone.
Una atmósfera nocturna dominante
El tono narrativo de Outer Range es singular en su apuesta, bastante diverso al común de las series. Hay una atmósfera nocturna dominante y una pesadez que hacen cuerpo con cierta tonalidad existencialista apenas esbozada, y que dan lugar a un tratamiento cuidado y sutil de los personajes y de los ambientes enrarecidos. Lo excéntrico y lo absurdo, por momentos muy al borde, se articulan incluso con humor en la composición general, mientras que lo sobrenatural va tomando cuerpo en el trasfondo.
De ahí que la elección del equipo sea bastante acertada para lograr esa destacable singularidad. Quien dirige dos de los episodios, por ejemplo, es Amy Seimetz, la responsable de esa otra rareza que es She Dies Tomorrow, película que escribió y dirigió en 2020. Los otros corren por cuenta de Jennifer Getzinger, quien cuenta ya con una abultada carrera en el terreno de las series (dirigió episodios de Westworld, Counterpart, Mad Men, The Man in the High Casttle y The Killing, por sólo mencionar algunas de las más notables).
Completan la dirección el mexicano Alonso Ruizpalacios, director de A Cop Movie y Museo, y Lawrence Trilling, otro veterano de las series, algo dispar, pero que tiene en su haber la producción de la memorable y entrañable Pushing Daisies.
Prime Video estrena dos episodios por semana, respetando felizmente en este caso la postergación de las resoluciones de los enigmas presentados. En lo que va emitido, que son cuatro episodios, Outer Range promete ser una de las propuestas más destacables y originales de esta primera parte del año. Los riesgos asumidos, sin embargo, están a la vista. La anómala estructura que se va construyendo es frágil y podría desmoronarse con cualquier nueva pieza. Pero incluso eso, claro, es un gran punto a favor. No resulta ya tan frecuente apostar por esos riesgos.
Outer Range / Amazon Prime / 1era. Temporada
Creador: Brian Watkins
Intérpretes: Josh Brolin, Imogen Poots, Lili Taylor, Will Patton
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