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Un regreso a casa donde ya nada es como era

Con la ciencia ficción como excusa, en sus primeros capítulos “Constelación” apuesta a los enigmas suscitados por un mundo perturbador y asfixiante hecho de diversas realidades coexistentes


La cadena Apple TV+ acaba de lanzar otra serie ligada al terreno de la ciencia ficción, un género al que la destacable plataforma se acercado repetidas veces con buenos resultados. En este caso se trata de Constelación, un proyecto creado por Peter Harness, y protagonizado por Noomi Rapace (de la maravillosa Lamb y Prometeo, entre otras) y Jonathan Banks (el memorable Mike Ermenhaut de Better Call Saul y Breaking Bad). También, en un rol importante, la enorme Bárbara Sukowa.

La serie, que lleva cuatro capítulos emitidos de un total de ocho, supone en principio otro acierto de la plataforma. Constelación destaca de inmediato al jugar con solvencia en los bordes de una ciencia ficción sofisticada y de apariencia compleja, construyendo una atmósfera enigmática y espectral, y desplegando muy lentamente un absorbente relato de capaz narrativas coexistentes.

El comienzo es en cierto modo convencional pero efectivo. En una estación espacial se está llevando a cabo un experimento ligado a la física cuántica. En el momento en que en apariencia se están por obtener resultados importantes algo choca contra la nave y genera serios inconvenientes en su funcionamiento. Jo (Noomi Rapace) sale al exterior para hacer las reparaciones pertinentes y ve algo que la perturba: lo que aparentemente ha colisionado es el cadáver de una astronauta rusa de los años 60. La visión es fugaz, el improbable cadáver desaparece flotando en el espacio oscuro. Ese hecho es un primer desfasaje, el sentido de la realidad ha comenzado de algún modo a volverse inestable y cambiante, cuando menos en principio para Jo.

Los desperfectos en la estación espacial se profundizan por las averías ocasionadas en el choque y la explosión resultante. Un tripulante muere, y el resto regresa de urgencia a la tierra en un pequeño módulo espacial. Todxs vuelven salvo Jo, que debe permanecer en la estación realizando unas últimas reparaciones contrareloj antes de poder regresar ella también en otro módulo. Los primeros dos episodios de la serie juegan al máximo la tensión de toda esa situación. El regreso de Jo es a cada segundo más improbable, su muerte está casi asegurada. El relato carga el tono en esa desesperante sensación de claustrofobia de la nave y en el angustiante agotamiento de oxígeno y de tiempo vital que le niegan a Jo toda esperanza, y que, en medio de toda esa situación límite que le exige frialdad, comienza a ver perturbado su contacto con la realidad.

Si bien todo el comienzo se focaliza en la tensión extrema de esa situación, el relato se bifurca desde el inicio en otras líneas que agregan capas a lo que poco a poco se irá construyendo. Por un lado tiene gran peso lo que simultáneamente ocurre en la tierra en la base del conglomerado internacional responsable del proyecto espacial. Allí se juegan los intentos por salvar a la tripulación y a Jo, mientras comienzan a intuirse intenciones ocultas del proyecto en cuestión, fundamentalmente en quien será el otro personaje central, el viejo astronauta Henry Caldera (Jonathan Banks), responsable del misterioso experimento que se llevaba a cabo. Cobrará también relevancia en torno a las posibles líneas conspirativas la científica rusa encarnada por Bárbara Sukowa.

La otra línea que comienza a esbozarse desde el mismo arranque es la que ciertamente constituye el eje central de la propuesta: la vida familia de Jo radicalmente transfigurada tras el suceso espacial. En paralelo a sus desesperados intentos de regresar a la tierra, se presentan algunos momentos de lo que parecería ser el después de tal retorno. Pero allí el tono es algo fantasmal. Jo parece perdida entre mundos inestables, entre alucinaciones y percepciones cambiantes de su presente y de sus posibles pasados.

Tras el regreso, finalmente, se establece el foco en ese cotidiano transformado en un fantasmal terreno inestable. Jo vuelve a su entorno familiar, con su esposo y su hija, pero pequeños datos y sucesos delatan que nada es como era, o cuanto menos como ella lo recuerda: ni el color de un auto, ni el lugar en el que se guardan las cosas, ni siquiera la relación con su esposo es lo que ella recordaba o creía recordar. Se supone que puede estar sufriendo de una suerte de estrés post traumático que le ha hecho perder contacto con la realidad, pero desde ya se intuye otra cosa mucho más grande. Por ese lado discurrirá enigmáticamente la serie, por ese mundo de Jo que se ha vuelto un espectral territorio de litigio entre diversas realidades coexistentes.

Con la ciencia ficción un poco como excusa, cuanto menos en estos primeros capítulos, Constelación apuesta a los enigmas suscitados por ese mundo hecho de diversas realidades coexistentes. La relación de una mujer con su esposo y con su hija no se despliega de un único modo, sino que diversas formas de relación y diversas posibilidades se dan al mismo tiempo y en el mismo espacio. Trauma, locura o universos colapsando; todo puede ser. Pero lo cierto es que esa anomalía, se verá, no sólo afecta a Jo. Los hilos de la paranoia conspirativa están claramente tendidos.

Constelación realmente se presenta, en estos cuatro primeros capítulos emitidos, como una nueva incursión destacable de Apple TV+ en el terreno de la ciencia ficción. Fascinante desde el comienzo, la serie avanza profundizando su enigma sin perder el rumbo ni el foco. La única duda que suscita es si será posible sostener esta forma narrativa y este enigma a lo largo de toda una temporada, o si capítulo a capítulo asistiremos a un estiramiento poco sostenible.

Aún es pronto para decirlo, por el momento Constelación destaca por la solidez de su propuesta.

Constelación /Apple tv / 1era temporada / 8 capítulos

Creador: Peter Harness

Intérpretes: Noomi Rapace, Jonathan Banks, Barbara Sukowa

 

 

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