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Aniversario

Un reencuentro con todos los públicos

Héctor Ansaldi habló de los 35 años que cumple su personaje Piripincho. A modo de festejo se realizará un show especial en el Broadway.


“Más que un festejo es un reencuentro con todos mis públicos”, dijo Héctor Ansaldi adelantándose al show especial que esta tarde brindará en el teatro Broadway a modo de festejo del cumpleaños número 35 de su personaje más emblemático, ese que ha sabido compartir el crecimiento de varias generaciones de chicos: Piripincho. El show, diagramado como un racconto de los espectáculos, personajes y participaciones televisivas de este personaje, comenzará a las 16.

Piripincho nació en los 80 como un chico “feo y harapiento” y con el tiempo se convirtió en una especie de alter ego de Ansaldi. “Él es una parte muy importante mía, que se pelea mucho conmigo porque desgraciadamente no soy como él y me gustaría serlo”, confesó el actor y dramaturgo quien, a lo largo de estos 35 años, supo compartir escenario con gran cantidad de actores que dieron vida a los personajes que acompañaron a Piripincho y que hoy se harán presentes en el festejo. La Chipotita (interpretada por María José Sesma), Pascual, Procopio y Saimon (todos interpretados por Manuel Ansaldi, hijo de Héctor), Quintín (Marcelo Palma) y la Señorita. Magnolia (Vicky Fernández), serán algunos de ellos.

“Más que un festejo es un reencuentro con aquellos que eran chicos hace 35 años; antes venían los chicos, las abuelas y las madres, ahora vienen esas madres con sus nietas. Me interesa hacer una especie de pantallazo por las distintas obras de Piripincho; va a haber videos, van a estar los distintos personajes que participaron a lo largo de estos años, esos que también eran chiquitos y ahora están crecidos. Vamos a ir recorriendo esa historia, no sólo de Piripincho sino también de los chicos que fueron creciendo con él”, adelantó.

Casualidades y causalidades

Piripincho nació de casualidad cuando Ansaldi participaba del programa Pepona Popina en Canal 9; el personaje que iba a interpretar no aparecía en los primeros capítulos y el director le propuso crear un nuevo vestuario para formar parte secundaria de las primeras jornadas. “Así nació Pelopincho, con una peluca que encontré, unos dientes que usaba en una obra para adultos y unos pantalones que me picaban mucho”, recordó, y aseguró: “El personaje nació de esa incomodidad absoluta, me picaba todo, no podía caminar. Como esa situación quedó muy graciosa, Pelopincho quedó. Después, cuando lo tuve que hacer solo no le pude poner Pelopincho, por las piletas; así que lo bauticé Piripincho”.

Pero tras ese hecho casual, Ansaldi se dispuso a dar vida al que hoy es uno de los personajes más emblemáticos de la ciudad: “Recuerdo que quería trabajar con un chico feo; para los chicos es todo siempre muy hermoso, entonces quería que sea feo pero que tenga una cierta ternura. En ese momento no sabía que iba a durar tanto tiempo”.

En una de sus primeras apariciones por televisión para promocionar su show teatral, a Piripincho, quien ya iba tomando vida propia, se le escapó una frase: “Salame de Milán”, como le decía a Ansaldi su abuelo, un dicho que caló hondo en el público: “Incluso me decían «salame de Milán» por la calle”, recuerda. “Después en el teatro la gente empezó a ver toda la magia que hay alrededor”, cuenta.

Para Ansaldi, responsable de 40 espectáculos, 200 canciones originales y más de 60 personajes, trabajar para chicos es una tarea difícil: “Muchas veces el infantil es tomado como un género menor y para mí es lo más difícil que hay. Mantener la atención del chico y cautivarlo sin tecnología no es nada fácil. El adulto por respeto se la banca; el chico, si no le gusta, se para, te grita, te dice lo que siente. La energía que uno tiene que usar como actor es mucha más que para hacer teatro para adultos. Siempre hice, paralelamente, teatro para adultos y lo siento más relajado”.

“No me gusta decir teatro infantil, sino teatro para chicos, para poner en valor esa inocencia y sabiduría que tienen los chicos, esa que uno pierde cuando es adulto. A Piripincho lo construí a partir de los mismos chicos, con las cosas sabias  que dicen. Aunque el niño de la persona no es cronológico. Piripincho habla un poco de eso, de no adulterar el corazón, de ser pichón del corazón”, concluye Ansaldi.

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