Ciudad

Un militante de su barrio

Por Paola Cándido. Vidal Ocampo es consejero del Presupuesto Participativo en el Distrito Oeste desde 2003. Y relata la transformación de la zona gracias a los proyectos que votaron año a año los vecinos y las vecinas.


Vidal Ocampo trabaja desde hace años fabricando escobillones y escobas. Pero lo que empezó siendo una especie de militancia para transformar su barrio Avellaneda Oeste, hoy es casi un apostolado. Es que desde que comenzaron las asambleas de Presupuesto Participativo (PP), en 2003, se convirtió en consejero y desde entonces cada año es reelegido. Paraguayo de nacimiento, pero rosarino por adopción, Ocampo repasa los logros que consiguieron para su barrio, ubicado en la zona oeste.

—¿Qué logros se obtuvieron gracias al Presupuesto Participativo?

—Desde hace casi 10 años soy consejero del Centro Municipal de Distrito Oeste. Lo que se hizo hasta ahora fue por el Presupuesto Participativo, como por ejemplo, el pavimento de Avellaneda Oeste, que no significa pavimentación, son carpetas asfálticas. Nos dedicamos a lo que es el estabilizado de la cuadra, y tenemos obras pendientes. Falta hacer la plaza, tenemos un playón donde faltan los juegos para los chicos, reformulamos el proyecto con el encargado del distrito, también queremos hacer una cancha de voley y logramos la reparación de calle Avellaneda hasta Felipe Moré.

—¿Es difícil poder concretar los proyectos?

—En un principio hubo inconvenientes y era difícil arrancar. Hoy en día se invitan a los vecinos a las asambleas, nos juntamos una vez por semana, me siento cómodo. Hay una grilla con las propuestas y cada persona puede votar seis proyectos y los que suman más votos, son los que salen adjudicados. El Oeste es el que más dinero tiene en presupuesto. También hay un monto de 50.000 pesos del Presupuesto Participativo Joven, para armar proyectos.

—¿Cómo se dividen los proyectos?

—En dos comisiones: uno es la parte urbana y otro la parte social. La urbana tiene que ver con las obras públicas y la social con los proyectos culturales, como por ejemplo capacitaciones de oficios.

—¿Cómo se votan los proyectos?

—En principio hay que presentarlos, después trabajarlos y unos días antes de que se vote hay que ir casa por casa y explicar los proyectos. Y que no soy un político, soy uno más como ellos. El día que se vota, hay urnas móviles por una hora y media en el barrio y así se logran los proyectos. También hay que explicar por qué se armó el proyecto, cuáles son las necesidades, a cuántas personas va a beneficiar; lo mandan a la secretaría que corresponde, lo evalúan, se hace la devolución y confirman cuáles son los proyectos factibles y cuáles no.

—¿Cuál es la asignación presupuestaria anual?

—El año pasado fue de 6,5 millones de pesos, aproximadamente. Presentamos un proyecto en 2011 para la compra de una motoniveladora porque hay una sola para todos los distritos. Tuvimos que discutir con otros consejeros porque superaba el monto, lo mandamos a votación y salió. Tienen plazo hasta el último día de este año para notificarnos.

—¿Qué significa ser parte del Presupuesto Participativo?

—Para mí es un aprendizaje constante, tengo la primaria completa, me siento cómodo porque los coordinadores son accesibles, nos enseñan cuáles son los proyectos que se pueden realizar, nos aconsejan.

—¿Qué fue lo más importante que se hizo en los últimos años?

—La carpeta asfáltica, todavía nos faltan algunos servicios pero eso no depende del PP. Hace dos años se trata el tema de las adicciones y por ejemplo Prevención en Adicciones, viene personal de Salud para tratar de contener a las personas adictas y tratar de recuperar a alguien. “Lecturas y Convivencia” son tres compañeros que eran consejeros y coordinan ese proyecto, van a centros de salud, clubes, ONGs y les enseñan a los chicos a leer, a jugar, a dibujar, y Educar para convivir es para concientizar sobre el tema de la basura.

—¿Tienen un lugar físico de recreación para los chicos?

—Tenemos un campo de deportes, ese espacio estaba sucio, había escombros, era un yuyal, vino gente que integra el Educar, y empezamos con reuniones y recuperamos ese espacio y los vecinos se concientizaron en no tirar la basura allí, nos costó muchas charlas. Cuando hacíamos eventos o fiestas con los chicos, la consigna era dejar el espacio como lo habían dejado. Costó pero se logró y los chicos iban aprendiendo, también logramos que entre el recolector de residuos.

—¿Formaron una asociación civil?

—Si, Atlético Defensores de Lima, nunca habíamos tenido un espacio físico para trabajar, el año pasado, el Servicio Público de la Vivienda, SPV, nos cedió en comodato el terreno y participo como consejero. Hay un proyecto que se llama Fortalecimiento para Clubes, son subsidios de deportes para edificar, comprar elementos para el club, estamos en plena construcción de un salón, de veinticinco metros por cuatro. Hoy funciona un comedor donde tenemos asistencia para unos 120 chicos y le brindamos la copa de leche los martes, miércoles, jueves, viernes y sábado. La cocinera es mi mujer, Fidelina, y hay otras chicas que vienen a colaborar, pero es nuestra casa, por eso necesitamos este espacio.

—¿Cuál es su sueño?

—Tener ese espacio y que no sea competitivo, solo para recreación. Que mi barrio sea mejor, tratar de conseguir todo lo que se pueda, siempre con el PP. Hay muchas cosas que no entiendo pero pregunto y en el distrito son amables, te escuchan, te atienden, ven nuestra realidad, nos dan ganas de seguir trabajando. Los sábados y domingos vienen los padres con los hijos a jugar. El playón está iluminado, es un proyecto del P.P, presentamos el equipamiento del playón, la iluminación, logramos tener luz y queda pendiente la plaza, lo vamos a lograr porque seguiremos insistiendo con esto. Hay muchos chicos que quieren aprender pero les cuesta pisar el centro. Ellos tienen miedo, sobre todo las personas mayores, algunas no se animan a ir a Tribunales, necesitan que alguien los aliente, necesitan un espacio. Si tuviéramos un lugar estarían más contenidos, la comodidad sería otra. Se puede enseñar a tejer, a coser, hay muchas chicas jóvenes que son mamás y no saben cocinar, por ejemplo. Nos gustaría tener un lugar para eso. Poner un tablón, unos bancos y enseñarle a los chicos a usar los cubiertos, cómo se tienen que lavar las manos antes de sentarse a la mesa, cómo usar la servilleta, un vaso, hay muchos chicos que no lo saben hacer.

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