Ciudad

Naturaleza viva

Un lugar de otro tiempo sigue creciendo en pleno Parque Casas

MundoAparte comenzó como albergue para los animales del zoológico cerrado. Hoy también refugia a fauna y flora litoraleña.


“Vete al zoológico y mira a los animales…hasta que los veas”. Así reza la frase de bienvenida de MundoAparte, una reserva ecológica ubicada en Sorrento 1595. El lugar existe desde 2001, tras un convenio por el cual se recibieron en donación animales silvestres provenientes de maltratos y abandono. La mayoría de ellos perteneció al Jardín Zoológico Municipal, cerrado definitivamente a fines de 1997. María Esther Linaro, creadora y directora de la reserva, explicó a El Ciudadano que el objetivo es rescatar animales que no pueden volver a su hábitat natural, “y afrontar una labor educativa que rescate valores humanos sepultados”.

Linaro resistió el desmantelamiento del zoológico del parque Independecia no porque estuviera de acuerdo con la reclusión de animales, sino por enfrentar la forma en que se resolvió el cierre y el destino alternativo para los ejemplares de muchas especies que aún vivían en el lugar.

Luego, comenzó con el proyecto de MundoAparte para recibir a los que estaban en el zoológico, pero también a animales silvestres que venían de situaciones de maltrato y abandono.

Otra era en Parque Casas

“La naturaleza es un sujeto de derecho. Los animales y las plantas también. Somos parte de la naturaleza, no somos el poder reinante sobre la naturaleza. Hay que dar ese paso para poder comprenderlo. El organismo encargado de fauna tiene que cumplir su función, pero también tiene que ver con el sentimiento: no se puede defender lo que uno no ama. Para algunos el jabalí es un chancho que sirve de tiro al blanco. Si conocieran la historia de Pipo, que ya no está, sería otra la cuestión”, sustenta Linaro sobra una especie que hoy abunda y que fue introducida por los conquistadores españoles precisamente como pieza de cacería.

Ahí se entronca la guarda y atención con la conciencia y educación, que intenta la ex directora del Zoológico. “A los chicos hay que enseñarles de nuestra fauna, sino no pueden tener un sentido regional o de patria. La idea es establecer conciencia para los más inconscientes con respecto a la fauna silvestre, y sobre todo la autóctona”, marcó.

La fundadora de la reserva sugirió que “hay que planificar la fauna” porque “es de todos, no sólo de la provincia de Santa Fe”. En esa línea advirtió además que Rosario es una ciudad litoraleña pampeana, pero “están propiciando el cambio de clima debido a toda la edificación que están haciendo sobre la costa”.

“De esa manera van cambiando los vientos. Y Rosario no es Miami: tenemos un lujo que es el río Paraná, y hay que planificar la ciudad desde el punto de vista urbanístico sustentable”, completó.

Una de los deseos de María Esther es que todos los concejales de la ciudad conozcan MundoAparte para que sepan cómo es la filosofía del lugar y poder planificar así su futuro. “El problema va a ser el día que yo no esté más. Y si se construyan edificios acá, va a dejar de ser un lugar único y especial. Y no hay otro”, teme.

Linaro contó que MundoAparte es el único muestreo que queda en la región de lo que fue alguna vez la fauna y la flora litoraleña. “Desde hace un tiempo están anidando pájaros carpinteros. Hay muchas especies de aves que están viviendo acá, como los picos de plata y los naranjeros”, recalcó María Esther.

Con el paso del tiempo y del trabajo en el lugar, la vegetación se adueñó de cada centímetro y se creó un microclima, que hizo que las plantas crecieran a pasos agigantados y se vayan reproduciendo al libre albedrío. Muchas de ellas cuentan con semillas en sus frutos y al ser comidas por pájaros, estas semillas suelen caerse en otro sector de las dos hectáreas de MundoAparte, y allí nace un nuevo árbol.

“A la naturaleza le llevó mucho tiempo hacer esto. Nosotros pusimos la mirada fundamental en los animales, y lo demás se dio por añadidura. Empecé a plantar árboles cuando se me empezaron a morir mis pesos pesados”, concluyó Beba, como le dicen en el cariño.

El león que también resurgió

En la reserva estaba Fénix, uno de los leones que murió hace un año y fue rescatado del zoológico de Luján por los integrantes de MundoAparte. El felino tuvo secuelas neurológicas por haber sido continuamente dopado en el zoológico para que no se alterara ante la visita y el bullicio de la gente.

“Lo trajimos para que muriera tranquilo, y vivió 13 años. Fénix rugió en los cuatro puntos cardinales, y eso sólo lo hacen en la selva. Cuando van con la manada, el león alfa ruge en los cuatro puntos cardinales para avisarles a los otros leones que allí están ellos. Si el otro león le contesta, se encuentran a pelear, generalmente a muerte, siempre y cuando alguno no se rinda. En el caso de que alguno de los dos se dé por vencido, el que lleva las de ganar, no lo mata, lo incorpora a la manada pero ya no como jefe. Fénix, antes de morir, apoyó su cabeza sobre mí”, contó Linaro entre lágrimas.

La historia de Beba

En el año 1997, el Ejecutivo Municipal unilateralmente decidió el cierre definitivo del zoológico y el traslado de los animales a otras ciudades e instituciones y los pocos animales que habían quedado en la ciudad fueron ofrecidos en donación a María Esther y Alejandra Nardoni, quienes después de una larga búsqueda encontraron un espacio perteneciente al Estado nacional lindero al polideportivo del Club Argentino.

Dicho predio fue ofrecido en comodato por parte del club para que María Esther y sus colaboradores pudieran emprender el proyecto de MundoAparte, que fue concebido por Linaro con el objetivo de darles calidad de vida a los animales sobrevivientes del ex zoológico.

Ciudadana ilustre

Por iniciativa de los concejales del Frente para la Victoria Roberto Sukerman y Norma López, en diciembre de 2013, el cuerpo declaró ciudadana distinguida a María Esther Linaro por su extensa trayectoria en defensa de la vida en todas sus expresiones; en reconocimiento a su labor militante y destacado compromiso social, expresado en lo artístico como así también en su incansable dedicación y respeto hacia los animales. María Esther, desde su juventud, se desempeñó como militante por el medio ambiente y la ecología, lo que la llevó a desempeñarse en diferentes ámbitos e instituciones.

Una eterna pelea “por la vida”

María Esther Linaro nació en Rosario, concurrió a la escuela San Francisco de Asís y alcanzó el título de maestra nacional para luego realizar sus estudios universitarios en la Facultad de Humanidades y Arte con el título de profesora superior de pintura y decoración de mural.

En el camino por promover actividades artísticas “en defensa de la vida”, en 1990 pintó el mural lindero entre el hospital Alberdi y el colegio San Francisco de Asís con el título “Porque elegimos la vida”, en base a una investigación del grupo Génesis, sobre flora y fauna del litoral e islas.

El 15 de agosto de 1990 asumió como directora del jardín zoológico y su objetivo se centró en promover un cambio conceptual y de actitud a la relación de los humanos con los animales. Así creó un circuito didáctico el cual tuvo como objetivo mostrar lo que ocasiona el cautiverio en los animales silvestres. En el mismo año, participó de la iniciativa del Grupo Génesis Rosario Verde: el primer encuentro de Ecología para niños, jóvenes y adultos.

En 1994, en base al trabajo desarrollado en el zoológico organizó una exposición de 14 obras de arte cuyo hilo conductor era la problemática de la fauna silvestre en cautiverio y la naturaleza en general por la acción del hombre.

Formó un considerable número de guardazoos comprometidos con la transformación que anhelaban para el antiguo zoológico y fue la impulsora de la ordenanza que prohibe los espectáculos con animales en Rosario, como así también de protestas contra circos que utilizaban animales.

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