Hace más de dos años un grupo de periodistas de Rosario hizo un taller sobre cómo trataban los medios de comunicación más populares y con mejor presupuesto las noticias que incluían a personas con problemas de consumo. Al frente estaba el periodista y activista Emilio Ruchansky, quien después del encuentro pensó que había muchas más historias en Rosario, la ciudad bautizada como la nueva Medellín, que las de bandas de traficantes de drogas. Entonces entregó una misión a 14 trabajadores y trabajadoras de prensa: escribir sobre lo que habitualmente no hacen los medios de comunicación. El viernes los textos fueron presentados en el Centro de Formación Pichincha del Sindicato de Prensa de Rosario. Lo titularon «Que el narco no te tape el bosque».
Presentes
El viernes en una sala llena la actual legisladora peronista y ex defensora federal, Matilde Bruera fue parte del panel que analizó y recomendó la lectura a quienes les inquieta un poco más que los colateral –serios y en alza– de la prohibición de venta de drogas, es decir, la muerte por enfrentamiento entre bandas. Bruera retomó una cita del libro «La peste» de Albert Camus para explicar que las crónicas y entrevistas incluidas en la compilación eran un esfuerzo sobre el modo de producir información. Y también una forma de darle voz a “los apestados”, quienes son perseguidos por la Policía y la Justicia por consumir o vender poca cantidad de droga.
Francisco Broglia, defensor provincial y parte del panel de presentación, sumó a la categoría de “apestados” a quienes cometen delitos menores y por ser pobres enfrentan penas que los ricos nunca tendrían. “Como dijo Matilde en el libro: en drogas se trata de una clase social juzgando a la otra. De ricos que juzgan a pobres”, dijo.
Karina Stechina, militante cannábica de la Asociación Rosarina de Estudios Culturales (Arec) agregó a la categoría a quienes compran, cultivan y en definitiva consumen marihuana. “Hoy mismo estar acá frente a ustedes es un riesgo que asumo”, confesó ante la sala llena del centro de formación. Tenía razones para decirlo porque entre 2011 y 2019, en el distrito de Rosario a un promedio de 19 personas por mes les iniciaron una causa por tenencia para consumo personal en los Tribunales Federales. Ese delito busca penar a quien tiene muy poca cantidad de droga, que no es parte de las redes de tráfico, un tópico que atrapa a usuarios de Netflix en una serie de narcos.
Emilio Ruchansky, compilador y editor del libro, sumó a la categoría de “apestados” a mujeres que son encarceladas por ser mulas o vender poca droga para mantener una casa en pie. Otro de los integrantes del panel, Ignacio Canabal de Aupac, habló de los usuarios y usuarias de salud mental o adicciones que necesitan atención y no ser discriminados por lo que consumen.
Los 14
«Que el narco no te tape el bosque» incluye 14 textos. Está el de Carina Bazzoni en el que se recupera el activismo político de usuarios y usuarias de drogas en Rosario y cómo unieron fuerzas con quienes empezaron a usar cannabis medicinal desde 2015. En el medio, estuvieron quienes cultivan de forma solidaria y los testeos de aceites de la UNR. La periodista remonta los logros históricos en materia legislativa y judicial sin olvidar el debate entre ambos usos.
Ignacio Cagliero cuenta cómo una banda que vende droga en el sudoeste de Rosario secuestra a dos hermanos (Fabián –17 años– y David –19 años–) que había trabajado a la fuerza como despachadores en distintos bunkers. La Justicia lo tomó como lo que fue: un caso de trata de personas.
María Laura Cicerchia entrevista a Bruera y ayuda a conocer cómo es la persecución a pequeños y pequeñas vendedores y nunca a grandes redes de tráfico. El actor principal, la Policía, que toma denuncias anónimas y justifica su salario con operativos y detenciones que no tienen impacto en las redes de droga.
Germán de los Santos desmenuza el sistema de compra y tenencia de armas en Santa Fe y Argentina desde lo histórico y reglamentario, pero sobre todo, desde las consecuencias de la falta de seguimiento sobre la producción, distribución y regulación de quienes las cargan. Robos de municiones, armas o “herramientas; como lo define la jerga policial, y distintos intentos políticos locales son parte del registro de De los Santos.
Luciano Couso entrevista a Pedro “Pitu” Salinas, concejal y militante del Movimiento 26 de Junio por el llamado Triple Crimen de Villa Moreno en Año Nuevo de 2012. Fue el ataque homicida a tres militantes del movimiento que fueron confundidos con soldaditos por bandas que se disputaban la venta de droga en la ciudad.
Agustín Lago repasa la participación de agentes policiales en los juicios vinculados a venta de drogas en los últimos años en Rosario.
Hernán Lascano recupera distintos casos de lavado de activos y nos acerca a la idea de convivencia con quienes compran, venden y distribuyen grandes cantidades de droga en Rosario, la otra cara del boom inmobiliario inyectado por la soja de los campos.
Ivanna Myszkowski recupera la detención ilegal de un grupo de jóvenes en la zona oeste por integrantes de la Policía que violó los procedimientos sin incluir a la Fiscalía, pero amparados por la actitud sospechosa, una forma de control y represión en los barrios con la excusa de la “guerra contra la droga”. Los jóvenes acusaron a la Policía de golpearlos y a uno de cortarle el pelo, rastas, un indicio de consumo de drogas. No tenían nada encima.
Juan Pablo Sarkissian empieza desde el ataque a balazos al ex gobernador Antonio Bonfatti para abordar cómo y por qué las bandas –asistidas o integradas por policías–, apuntan a políticos cuando sus intereses son tocados. Desde 2012 en adelante la casa de un gobernador, el nuevo Centro de Justicia Penal, la sede de la Fiscalía, las casas de jueces y juezas, y hasta el Concejo Municipal fueron atacados de la misma manera: balas. En el medio, el periodismo hizo de las suyas.
Claudio Socolsky cuenta la experiencia innovadora de Reducción de Daños en Rosario a partir de la psicóloga Silvia Inchaurraga, quien lleva más de 30 años militando esta política que busca acompañar y ayudar a quienes no pueden o no quieren dejar de consumir una o varias sustancias sin exigirles la abstinencia.
Guillermo Tepper entrevistó al actual ministro de Seguridad, Marcelo Saín, quien después de cuatro años de espera llenó la dirección del Organismo de Investigación, un grupo especial de la Policía Federal para alinearse al sistema procesal de Justicia santafesino.
Florencia Vizzi, quien integra la ONG Mujeres tras las rejas, repasa el impacto en números de los encarcelamientos de mujeres por delitos vinculados al uso y venta de drogas. Más importante, encuentra en testimonios la realidad de problemas repetidos en las cárceles de Argentina: instalaciones precarias y sin higiene, el mecanismo de control carcelario a través de darles droga a las mujeres privadas de su libertad y las prisiones preventivas absurdas, entre otras violaciones a los derechos humanos.
Alejandra Ojeda Garnero analiza el discurso mediático usado durante la cobertura del juicio a la banda Los Monos. Quien esto escribe se mete en uno de los dispositivos territoriales de atención a quienes tienen consumos problemáticos en Rosario. No en cualquiera, sino en el que está en la parte más pobre de Rosario.
Agustín Aranda recupera la experiencia de atención pública desde quienes son contenidos, cómo es el trabajo con los equipos profesionales, y cuál es la política para tratarlos. ¿El foco? Disminuir situaciones de vulnerabilidad que no están estrictamente vinculadas a la droga. En el medio, quienes trabajan intentan pensar el placer y el reconocimiento de sus derechos, algo que no está garantizado en espacios de atención privada.
«El placer es para todxs», crónica sobre la atención en consumos problemáticos
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