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Un endulzante para que acepte el 80%

Por: Pablo Wende

La única sorpresa de la oferta de canje que lanzó el ministro Boudou fue el pago en efectivo para inversores minoristas.
La única sorpresa de la oferta de canje que lanzó el ministro Boudou fue el pago en efectivo para inversores minoristas.

La mayor, y única, sorpresa de la oferta de canje que presentó el jueves el ministro Amado Boudou fue el pago en efectivo para los inversores minoristas. Con un costo fiscal intrascendente (160 millones de dólares) se apunta a convencer a los pequeños ahorristas italianos con un incentivo para que entren en la operación.

Se venía negociando con los bancos asesores la entrega de un bono con vencimiento en 2013 para este segmento de pequeños inversores como compensación por los intereses vencidos entre 2005 y 2009. Ahora, exclusivamente este grupo podrá cobrarlos en efectivo. Los inversores institucionales recibirán un bono global que vence en 2017.

Los minoristas tendrán otra ventaja en relación con el resto: también podrán suscribir bonos a la par por un monto máximo de 2.000 millones de dólares. Se trata de títulos que no tienen quita de capital. La complicación para el gobierno de ofrecer estos bonos es que no le permiten mostrar una quita en la deuda nominal, algo que sí sucede con el Discount. Este bono vale apenas un 33,3 por ciento de los títulos que se entreguen en canje.

Objetivo.

Con estos incentivos, el gobierno y los bancos asesores buscan que el “verdadero” canje tenga éxito. En realidad, entre cuatro o cinco fondos de inversión ya juntaron alrededor del 60 por ciento de los bonos que permanecen en default. Ellos entrarán seguro porque vienen comprando los títulos desde siempre y lo hicieron a valores que oscilan entre 25 y 30 dólares. Ahora podrán desprenderse de estos bonos defaulteados recibiendo nuevos títulos que valen alrededor de 50 dólares o más si continúa la recuperación de las próximas semanas.

Equivocación.

Pero para los inversores minoristas la historia es distinta. Compraron los bonos a fines de la década del 90 al 100 por ciento y ahora estarían recuperando la mitad. De todas maneras, para ellos también el escenario es bastante mejor en comparación con el de cinco años atrás. “Se equivocaron cuando compraron bonos que eran para inversores institucionales y lo volvieron a hacer cuando no entraron al canje de 2005. Les pedimos que no se equivoquen por tercera vez y acepten la transacción”, dijo casi a modo de ruego Boudou. Más de un tercio de los italianos rechazó la transacción que ofreció el tándem Roberto Lavagna-Guillermo Nielsen.

Con el 60 por ciento del total de los bonos en default en poder de los grandes fondos, ahora la verdadera tarea será convencer a los italianos para que entren. Será la única manera de alcanzar el 80 por ciento de aceptación. Ese umbral es el que realmente transformaría en exitosa a la operación. Al mismo tiempo dejaría un porcentaje mínimo (inferior al 5 por ciento en relación con la deuda original) litigando contra la Argentina. Para este último grupo será una carrera de larguísimo aliento pero que también podría salir bien, a juzgar por renegociaciones que se dieron en otros países.

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