Ciudad

Un día de persianas bajas

Comerciantes rosarinos cumplieron su protesta contra la “inseguridad”. Se sintió fuerte en Echesortu, donde hubo cierre de negocios con corte de calle, y en zona sur, pero fue más débil en barrio Martin.

Por primera vez en muchos años, la calle Mendoza, el corazón comercial de barrio Echesortu, dejó de latir durante algo más de media hora en la tarde de ayer: los propietarios de los comercios de la tradicional zona comercial bajaron las persianas de sus negocios entre las 18 y las 18.30 contra la “inseguridad”. Y desde Vera Mujica hasta bulevar Avellaneda la protesta, que aglutinó a un centenar de comerciantes y vecinos, se hizo sentir con fuerza: incluso –y en forma inédita– con un corte de calles. La misma escena se replicó en zona sur, en el centro comercial de calle Ayacucho, pero sin corte. Y en barrio Martin, donde se preveía un piquete en Buenos Aires y avenida Pellegrini, la treintena de comerciantes que se reunió allí cumplió su cometido a medias: el corte fue parcial. Ésa fue la forma en que, bajo la llovizna, hicieron sentir su disgusto por trabajar con miedo.

En Echesortu, negocios de artículos del hogar, pilcherías, bazares, heladerías, entre otros comercios, bajaron las persianas, apagaron las luces y dejaron de atender al público y en esos 30 minutos propietarios y empleados de los mismos se quedaron en las puertas, en algunos casos en silencio, en otros haciendo sonar desde un redoblante hasta alguna lata. Todo servía para hacer ruido.

Por su parte un numeroso grupo de comerciantes y vecinos –entre los que había quienes habían padecido en carne propia hechos de robo– se concentraron en la esquina de Mendoza y Constitución y detuvieron el tránsito. Allí el ruido de cacerolas se hacía ensordecedor, mientras el grito de “seguridad, seguridad”, era una constante.

Se sumaban los bocinazos de autos y camionetas que transitaban por el lugar, los que debían doblar por Constitución hacia el sur.

Al promediar la protesta sumaron un contenedor naranja que colocaron en el medio de la calzada de calle Mendoza, mientras aumentaban los golpes a ollas y los gritos. A algunos metros de la esquina algunas unidades del transporte urbano aguardaban que se liberara el paso, situación que se produjo apenas pasadas las 18.30.

Casi en simultáneo con la puesta del contenedor llegó un móvil de la Guardia Urbana Municipal. Uno de sus agentes dialogó con los manifestantes y luego la camioneta se colocó sobre la intersección de Mendoza y Constitución para desviar el tránsito.

También sobre calle Mendoza, como haciendo un guiño al reclamo, un par de móviles de la UR II patrullaban la zona.

“Lo que nosotros queremos es seguridad hoy”, precisó a El Ciudadano el presidente de la Asociación Comerciantes Paseo Echesortu, Saúl Eluk. “Lo que nosotros estamos pidiendo no es en contra de nadie, sino a favor de todos”, aclaró, por las dudas. “Todos somos vecinos: 8 horas somos comerciantes y 16 horas somos vecinos”, graficó. “Lo que pedimos es lo que nos merecemos, que les den los móviles para la comisaría. Estamos cansados de que nos roben, que no podamos salir con la familia a comer afuera, que no podamos salir de un banco”, insistió.

En tanto, en Pellegrini y Buenos Aires, sólo unas 30 personas, entre vecinos y comerciantes de la zona, cortaron parcialmente el cruce de ambas arterias durante media hora, tal cual habían dejado trascender en la jornada de ayer.

Fernanda es titular de una peluquería ubicada en 9 de julio al 600 y fue una de las encargadas de llevar adelante la movida en barrio Martin. En diálogo con este medio, la comerciante relató que sufrió su último robo hace menos de  un año, en octubre de 2009. “En esta zona se reiteran a diario. No hay un policía en toda la cuadra. Hay tres por turno y en la 1ª hay alojados 20 presos”, se quejó.

La idea de Federación de Centros Comerciales a Cielo Abierto fue que en cada uno de los sectores de la ciudad las medidas de protesta se tomaran de manera independiente. Si bien en barrio Martin la propuesta era cortar el tránsito en forma total, finalmente el cometido se llevo a cabo a medias. A pesar de que la protesta y la modalidad estaban anunciadas desde días atrás, en el lugar la presencia de la Policía se hizo desear. “Les avisamos que íbamos a cortar y nos dijeron que le demos para adelante”, confió una de las organizadoras.

  La convocatoria estuvo conformada en partes iguales por vecinos y comerciantes. Si bien la movida fue promovida por los últimos, en esta zona de la ciudad la actividad en los negocios se mantuvo como todos los días. Fueron muy pocos los minoristas que se acercaron al corte. Las conjeturas estuvieron a la orden del día; mientras algunos lo adjudicaron a las condiciones climáticas, otros hicieron hincapié en la falta de “organización”. Y no faltó quien mencionara el miedo.  “Muchos se quejan, hablan y cuando hay que salir a la calle no vienen. Ése es el problema”, relató Néstor, un robusto vecino que vive frente a la plaza López.

  Entre los comerciantes, en tanto, los testimonios a esa hora, salvo matices, se repetían. “A mí en diez años que es lo que hace que tengo el quiosco acá enfrente me robaron unas siete veces. Como yo vivo en una avenida los delincuentes se cuidan un poco más”, contó Silvana. A un par de metros, Sonia, la titular de la panadería ubicada en la ochava noroeste del cruce, relató que el viernes pasado, luego de cerrar su comercio, la asaltaron y se llevaron una parte de la recaudación y algunos materiales. “Así es difícil seguir”, lamentó.

Con todo, comerciantes y vecinos reclamaron más iluminación en calles –hubo quejas por la plaza López y “los borrachos que están siempre tirados” frente al cine Madre Cabrini– y la instalación “ya” de cámaras de videovigilancia, algo en lo que ya trabaja la Secretaría de Seguridad de la provincia. Pero no quieren pagarlas: piden, en cambio, que grandes cadenas que tienen bocas en Rosario, pero son foráneas, las costeen.

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