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Unidad 6

Un detenido que sufre asma teme por su vida

Eduardo tiene 24 años y padece crisis respiratorias. Está preso desde hace cuatro meses por un delito que asegura no cometió.


“Tuve seis crisis asmáticas en dos semanas. Todas quedaron registradas en el penal. Hace unos días me agarró otra peor. A la mañana me acerqué a los celadores y les dije que había estado toda la noche haciéndome el PAF, que no podía respirar, que por favor llamen a un médico para que me de un inyectable. Pero me hicieron volver al mediodía y después a la tarde. A la noche fui otra vez y me explicaron que el Servicio Médico me mandó a decir que me siga haciendo el PAF cada 20 minutos, que no tenían nada para darme. Me desesperé, porque eso tiene corticoide y ya estaba muy acelerado, tenía taquicardia y puntadas en el pecho. Ahí pensé, acá dentro me puedo morir tranquilo que nadie va a hacer nada”.

Eduardo tiene 24 años. Hace cuatro meses quedó privado de su libertad por un delito que asegura no cometió, cuando tenía 20. Cuenta que fue una mañana de septiembre de 2012, cuando esperaba el colectivo para ir al trabajo y se detuvo a “fumar faso” con unos pibes en la esquina. La travesura le cambió la vida. Cuatro policías de civil bajaron de un auto, los requisaron y los llevaron presos porque uno de ellos estaba armado. Eduardo, quien no tenía antecedentes hasta ese momento y nunca había sido detenido en su vida, dijo que “no entendió nada” y asumió que se juntó con las personas equivocadas.

Mientras la Justicia avanzaba en un proceso en su contra por tentativa de robo, Eduardo continuó con su empleo de encargado en un conocido supermercado mayorista de la ciudad. Nunca más cayó preso ni se metió en problemas. Fue cada vez que lo llamaron a Tribunales e incluso firmó una condena a tres años y cuatro meses de cárcel, que su abogada, entonces una Defensora Pública, apeló. Él siguió con su vida de trabajo hasta hace cuatro meses cuando fue detenido por la Policía, que tenía una captura en su contra que se activó cuando la Cámara Penal confirmó la sentencia por ese viejo hecho.

La vida adentro

“Estoy muy preocupada porque no salen los informes. Hace mucho frío y ese lugar no es apto para él. A los pacientes asmáticos hay que tratarlos. De la crisis, del estado crítico, se sale con corticoide, pero eso a la larga, sin un tratamiento adecuado, hace mal”, dijo la abogada del joven Marta Macat. La letrada explicó que la familia de Eduardo la buscó cuando la condena del joven estaba firme, pero que le llamó la atención que le hayan dictado tres años y cuatro meses de prisión por un delito en grado de tentativa siendo que no tenía antecedentes ni antes ni después del episodio . Lo mismo dijeron a El Ciudadano familiares del joven, aunque manifestaron que lo único que les quita el sueño es la salud del muchacho, que desde niño tuvo crisis asmáticas esporádicas pero que con el encierro son cada vez más recurrentes y no tiene la atención básica que necesitan quienes padecen esa enfermedad pulmonar.

“Ya les escribimos a la jueza de Ejecución Penal, porque él está agitado, le duele el pecho y no puede respirar. Las crisis son cada vez más seguidas. La abogada nos pidió que vayamos al hospital Centenario a buscar su historia clínica, pero nos dicen que puede demorar hasta dos meses, estamos desesperados”, dijo una tía del joven detenido.

Por su parte, Eduardo dice que en la cárcel conoció personas e historias que nunca había imaginado y no entiende por qué no tuvo ni una oportunidad. Aclara que se refugia en Dios, en un pabellón evangelista donde orar le trae paz y tranquilidad, pero que teme por su salud: “El tema acá es que hay un encierro bárbaro. Hace frío y hay muchísima humedad, tuve seis crisis en dos semanas y muchas veces no llaman al médico”. En relación a su condena reflexiona: “Desde 2012 hasta ahora solo caí preso esa vez. Siempre hice las cosas bien. Tengo recibo de sueldo, no tengo antecedentes. ¿No sirve de nada eso? Yo nunca robé. Estaba parado en una esquina equivocada con una persona que no debía, y que en la detención me enteré que estaba armada. ¿No merezco una oportunidad? Del 2012 hasta ahora me trabajé todo. No soy ningún delincuente. Tengo mis recibos de sueldo. Fui encargado de Micropak y tengo buenas referencias de mi jefe. Yo trabajaba, era responsable. Acá adentro escucho de todo”.

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