Ciudad

Tensión en el sur

Un barrio indignado por presunto caso de abuso

Acusan a un hombre de 35 años de abusar sexualmente y golpear de manera salvaje a su hija de 14.


Vecinos de Alice al 5000 intentaron destruir ayer la casa de un presunto violador y, luego, la de los padres del sospechoso, que se encuentra a escasos metros, en el corazón del barrio Municipal, que flanquea la avenida Grandoli. La Guardia de Infantería y la Policía contuvo a las personas que, enardecidas, amenazaron con ejercer la venganza por mano propia. Lo acusan de abusar de su propia hija, de 14 años, que hasta al cierre de esta edición se encontraba internada en estado delicado, en terapia intensiva, en el hospital Provincial.

El hecho que originó la revuelta habría ocurrido el fin de semana, pero salió en la tarde de ayer a la luz, en la zona de los Fonavis en donde supo mandar el asesinado ex líder de la barra de Newell’s, Roberto “Pimpi” Camino. De acuerdo al relato de los vecinos, todo se descubrió cuando la joven fue trasladada en una camioneta hasta el hospital Provincial, en Alem y Zeballos, adonde llegó diciendo que se había lastimado producto de una caída.

Rápidamente los médicos se dieron cuenta de que las marcas en todo el cuerpo no eran de un accidente, y además comprobaron que tenía signos de haber sido abusada sexualmente.

Las primeras informaciones indicaron que el padre retuvo por la fuerza a la niña por más de tres días: la golpeó con un fierro y abusó sexualmente de ella, aunque se desconoce el motivo de la violenta agresión. El hombre, de aproximadamente 35 años, fue detenido y trasladado a la comisaría 16ª.

Ayer por la tarde, al conocerse la noticia en el barrio, los vecinos de la zona donde el hombre vivía junto a su hija se apropiaron de la vivienda y de la camioneta. Encontraron un colchón y una sábana con sangre, que sería de la joven. Del lugar se llevaron algunos objetos pero desistieron de incendiar el hogar por la proximidad con una caseta de gas, desde donde se ramifica el servicio para toda la cuadra.

Luego, la discusión se trasladó a escasos metros de la puerta de la casa de los padres del detenido, quienes salieron en defensa de su hijo. Sin embargo, la resistencia duró poco y debieron resguardarse dentro de la vivienda, que fue apedreada.

A los pocos minutos se hicieron presentes varios patrulleros y efectivos de la Guardia de Infantería quienes se apostaron en la puerta del domicilio de los abuelos de la joven abusada para que no ingresaran los vecinos, quienes se fueron calmando a medida que pasaban los minutos. Sin embargo, la bronca contra este matrimonio persistía y los vecinos que se encontraban en el lugar pedían su partida del barrio. “No los queremos más acá, no pueden defender a un violador por más que sea su hijo”, les gritó Norma, una de las más ofuscadas con la situación, ante el cordón policial en la puerta de la vivienda.

Asimismo, la mujer le contó a El Ciudadano que “nadie quiere a esta pareja ni a su hijo porque se creen los dueños del barrio”. Según detalló, los chicos que querían jugar en el espacio verde que está enfrente de la vivienda de este matrimonio eran ahuyentados “con disparos y nadie les podía decir nada. Están locos”.

Por otro lado, Lucas, uno de los jóvenes que se encontraba en el lugar detalló que “la chica es preciosa, una muy buena persona y no se merecía lo que le pasó”. Contó que la niña cumple 15 años el próximo viernes y tenía todo preparado para realizar la fiesta en el salón New Status, de San Martín y bulevar Seguí, ya que el festejo había sido pagado íntegramente por sus abuelos.

De igual forma, el joven recordó que el hombre detenido ya había tenido conflictos en el barrio cuando la madre se había llevado a la niña a vivir con ella y él la hostigaba permanentemente hasta que logró su cometido: consiguió que su hija se fuera a vivir con él a la vivienda de Alice al 5000.

A medida que pasaron los minutos, el clima de violencia en el lugar se fue apaciguando y hasta dio lugar a una charla informal entre el suboficial a cargo del operativo y uno de los jóvenes de la zona que le preguntó si le convenía, al terminar la secundaria, ser policía o gendarme. La respuesta fue tajante: “Gendarme. Aunque después se mueren en la ruta como lo sucedido esta mañana (por ayer) y a nadie le importa”.

Por último, el mismo agente le pidió al joven “no hagan lío” y después le aseguró a este diario que se iban a quedar apostados en la puerta de la vivienda de los abuelos de la niña todo el tiempo que fuera necesario.

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