Ciudad

Un barrio con música propia

En Las Flores la banda Cumbia Buena ayuda a los pibes de la zona a estudiar música y a generar sus proyectos. Dentro de la movida también se trabajan los lazos familiares para dejar de estar en la calle.

Por: Luciana Sosa

“Mueva, mueva, mueva”. El ritmo de la cumbia se apoderó del barrio Las Flores con la banda Cumbia Buena. La formación más grande del mundo (se puede decir) cuenta con cien músicos amateurs. El proyecto lleva más de diez años mostrándose en algunos boliches de la ciudad y alrededores gracias al primer gran impulso de César Chelito Delgado, ex jugador de Rosario Central. “El Chelito es del barrio y era de reunirse con nosotros; en una de las tantas comidas que organizamos entre los amigos surgió la idea de hacer una banda, nos ayudó con dinero para comprar los instrumentos y así empezamos a concretar el sueño de todo pibe”, relató Héctor Pino (no le gusta el término mánager), coordinador de Cumbia Buena.

La agrupación se formó hace más de diez años, su gran sueño es presentarse en el casino City Center y en unas semanas terminará de grabar su primer disco. Ya han recorrido escenarios de boliches de la movida tropical y cada peso recaudado es invertido en nuevos instrumentos, en sus clases de canto y en la capacitación musical que ellos mismo realizan con los chicos más pequeños del barrio, que los tienen como modelos a seguir.

“Acá se trabaja con la banda pero en realidad se trabaja con las familias enteras”, explicó a este medio Francisco Serrano Cabello, peronista de nacimiento y luchador eterno por los derechos de los vecinos del barrio Las Flores. A Cabello lo conocen como Chileno y es el responsable de las actividades propuestas en el barrio, siempre con el eje temático de la integración de los chicos a la sociedad y la importancia de su expresión.

Pinto comentó a El Ciudadano que se eligió la cumbia porque “en el barrio somos todos cumbieros y la ayuda del Chelito fue fundamental para esta actividad que tan buenos frutos está dando”.

Los músicos de Las Flores saben perfectamente cuánto cuesta armar una banda musical y gracias al aporte del hoy jugador del Lyon de Francia, más la ayuda en indumentaria de parte del municipio, se pudieron dar los primeros pasos en esta actividad.

“Estamos grabando, así que en un tiempito tendremos el disco en la calle. Hace más de diez años que trabajamos juntos componiendo las canciones, la música y ya hemos tenidos presentaciones en varios boliches; gracias a Dios se viene cumpliendo la meta que tenemos, y queda mucho por trabajar. El que no tiene trabajo recibe algo de ayuda de sus compañeros, pero todos trabajamos, aunque sea de changas y durante la tarde ensayamos con la banda y vamos viendo cuál será el próximo lugar donde nos presentemos”, agregó Pinto.

El grupo musical fue un gran puntapié para que se trabaje en el barrio con la integración de los chicos. El objetivo de esta iniciativa, conciente o inconcientemente, es sacar a los chicos de la calle. “Acá vivimos muchas miserias y la situación no es recomendable para ningún adolescente: están fuera de la escuela, sin trabajo, sin proyectos, con algunos pesos para la cerveza y algo que les vuele la cabeza un rato y nada más. Así pasan todo el día, y eso no los ayuda en nada”, sostuvo otro de los integrantes de Cumbia Buena.

“Nuestra idea es que los chicos que quieran participar les demos clases de canto y de música. Nosotros también  nos estamos formando en la música, esto no es algo improvisado, queremos hacer lo nuestro lo mejor posible. La música es una excusa y también una invitación a formarse en algo, buscar ser alguien, interesarse por una disciplina, artística o no”, agregó Pinto, y el Chileno remarcó: “El arte es la mejor vía de expresión, ¿a qué pibe no le gusta dibujar, o la música?”.

Asimismo, el coordinador de la banda aclaró que, si bien hay cien músicos para Cumbia Buena, se van rotando las formaciones: “Hay dos grupos paralelos, de acuerdo a las posibilidades de cada uno en cada fecha, vamos tocando una vez cada uno. La banda es de todos y todos tocamos en ella pero nos vamos turnando porque, además, no tenemos instrumentos para todos. Ésos los vamos adquiriendo de a poco, a medida que ganamos algo de plata con las presentaciones”.

“Pintá tu esquina”
Entre las actividades que se desarrollan en el barrio, con el fin de despertar el interés de los chicos y que hagan algo para embellecer las calles que transitan a diario, Serrano presentó la idea de “pintar las esquinas”.

“La meta es que el chico se sienta identificado con su esquina, ya que están toda la tarde sentados ahí, paveando, que cuiden su esquina. Para eso le propusimos que hagan dibujos para reproducirlos en la esquina elegida. El trabajo nos llevó unos cuatro meses. Presentaron los dibujos y debían explicar por qué se estaba dibujando eso, qué pensaba sobre ese boceto”, relató Serrano. La iniciativa tuvo una respuesta inmediata de los jóvenes que a diario pasaban las tardes y noches tirados en esas esquinas despintadas, sucias, matando el tiempo.

“Este trabajo incluyó a toda la familia, porque los chicos pensaban el dibujo y armaban un boceto, pero después los padres, algunos, les ayudaban a escribir la explicación de esa idea. Desde alcoholismo, las drogas, la delincuencia y la muerte a dibujos de los Redondos de Ricota, a algunos más infantiles, o de Fontanarrosa, hicieron de todo”, comentó.

En tanto, sobre las ideas presentadas, hubo que poner un filtro sobre la agresividad de los contenidos, que no eran más que un reflejo de la sociedad para con estos chicos “pintores”.

En cuanto al descubrimiento de valores como la familia misma, Serrano comentó que desde adolescentes, cuando comenzaban sus primeros noviazgos, su idea ha sido “reunir a todos en una comida”.

“Acá venían los pibes y me decían: «Estoy saliendo con fulanita, nos pusimos de novio», entonces yo aprovechaba y les decía: «Por qué no vienen, preparamos unos fideos, y almorzamos todos juntos». De ahí en más compartíamos un rato, con poca plata, y nos ayudaba a construir amistades, lazos familiares. Hoy muchos chicos menores de treinta años tienen un par de pibes chiquitos, las familias en estos barrios se forman desde muy jóvenes, no te olvides que las chicas de 14 años ya se juntan y son madres antes de los 20. Tenemos abuelas de 35 años”.

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