Túnez vive los mayores disturbios de su historia. La crisis comenzó en diciembre del año pasado por la suba de precios de artículos de primera necesidad, el fuerte aumento del desempleo, la corrupción y la ausencia de libertad de expresión. Todo esto desencadenó un fuerte descontento popular y una serie de protestas, sin precedentes en el país, que ha arrojado un balance en menos de un mes de más de 60 muertos, según la Federación Internacional de Derechos Humanos.
En este marco, el presidente tunecino Zine el Abidine ben Ali abandonó el país a raíz de los sangrientos disturbios de los últimos días y tras mantener una política de mano de hierro durante 23 años.
El primer ministro, Mohammed Ghannouchi, confió el poder a un comité de seis personas y asumió personalmente las funciones de presidente.
Zine el Abidine Ben Ali, ya abandonó el país en dirección a París. Su mujer se encuentra en Dubai. Ben Ali disolvió a media tarde el gobierno y convocó elecciones parlamentarias anticipadas para dentro de seis meses. Además, encargó a Ghannouchi que formara un gobierno de transición hasta entonces.
Poco después las autoridades decretaron el estado de emergencia y, según varios medios, el Ejército tomó el aeropuerto.