Ciudad

SE REUBICAN EN LOTEOS ROUILLÓN Y AVELLANEDA OESTE

Trasladan a familias que habitaban Rosario Norte y parquizarán el área

El total de relocalizaciones, agregaron desde el Palacio de los Leones, asciende a 30.


Este martes, la Municipalidad de Rosario concluyó el proceso de traslado de familias que habitaban el llamado “crotario”, asentamiento precario ubicado en viejas instalaciones de la estación Rosario Norte, sobre terrenos fiscales, hacia los loteos denominados Rouillón y Avellaneda Oeste.

El asentamiento en cuestión se encuentra a la altura de avenida Rivadavia y calle Ovidio Lagos y se extiende paralelo al paredón del túnel Celedonio Escalada sobre una franja de aproximadamente 150 metros de largo por 30 de ancho.

En ese sitio residían en condiciones precarias varias familias, varias de ellas numerosas, de hasta 10 integrantes, y personas solas que fueron relocalizadas a partir de distintas propuestas que, indicaron desde el Ejecutivo local, se construyeron en consenso con los habitantes del lugar y tuvieron en cuenta la situación particular de cada grupo familiar.

El total de relocalizaciones, agregaron desde el Palacio de los Leones, asciende a 30.

Las tareas de mudanza están a cargo del Servicio Público de la Vivienda y el Hábitat de Rosario. Desde la Intendencia afirmaron que, en la zona, se iniciarán trabajos de saneamiento y acondicionamiento del espacio recuperado para su uso público.

Zona caliente

La zona fue objeto de intentos de reurbanización, que datan de la ordenanza 8.125 de 2006 bajo el título Plan Especial Barrio Pichincha. Y junto a ello, no pocas controversias respecto de proyectos inmobiliarios que, por ejemplo, planteaban la edificación de torres en los terrenos desalojados con la reciente relocalización de habitantes.

Por el momento, desde la Municipalidad afirmaron que el lugar, una vez saneado, será destinado a espacios públicos de libre acceso y no a desarrollos inmobiliarios.

Plan urbanístico Pichincha de 2006

Paisaje de mudanza

Varios patrulleros controlan este martes todos los accesos del Crotario. Es que, a partir de la noche, después de más 20 años y tras un proceso que desde la Municipalidad describieron como pacífico, nadie iba a volver a pernoctar en las casas ya en escombros de lo que fue el hogar Santa Josefina Bakhita. La última familia –la de más antigüedad en el predio– había partido por la mañana. Junto con los más de cien habitantes que vivieron –algunos en forma permanente, otros rotando– las últimas dos décadas en los terrenos de Aristóbulo del Valle al 2800, se instaló en una casa otorgada por la Dirección Provincial de Vivienda y Urbanismo en el oeste de la ciudad.

Foto Alejandro Guerrero

Entre el lunes y martes, las 23 familias y la decena de ancianos que vivían allí cargaron con algunas de las cosas que más querían y se fueron.

En los 150 metros que van desde Ovidio Lagos hasta el comienzo del túnel Celedonio Escalada, quedó de todo.

Foto Alejandro Guerrero

Los restos de los últimos asados sobre las chapas, el banco de quebracho desde el que se ven las torres Dolfines, zapatos, muebles rotos, papeles, ropa vieja y no tanto, juguetes, botellas, un placard antiguo sin puertas, un oso panda que descansa en una columna, un altar de muñequitos de plástico.

Foto Alejandro Guerrero

Los únicos habitantes que aún no se fueron son dos perros mellizos, retacones y marrones. Acobachados debajo de una chapa, esperan listos para soltar el ladrido ante cualquier extraño que pase.

“Quieren parquizar todo”, resume uno de los obreros y mira los escombros. Este miércoles llegarán las topadoras, las máquinas y los operarios para convertir al terreno en una superficie lisa y visible, abarcable y homogénea.

 

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