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Tras los pasos del Libertador San Martín

Unas 160 personas reviven el Cruce de Los Andes a lomo de mula.

La historia que escribiera José de San Martín en 1817 con el cruce de la cordillera de Los Andes, con el objetivo de liberar a Chile y Perú, se revive por 14ª vez desde el domingo pasado. Unas 160 personas, organizadas por la Asociación Cultural Sanmartiniana, recorren a lomo de mula cada paso que realizó el Libertador.

Juan Junco, periodista local que se sumó a la experiencia, relató a El Ciudadano que entre los dos pasos a cruzar, el de Uspallata y el de Los Patos, éste último es el más arriesgado. “El grupo de Uspallata entra y sale de las montañas y realiza paradas estratégicas para conseguir más provisiones y descansar, según la demanda del viaje en sí. En tanto, el que recorre el camino de Los Patos va con cuarenta mulas que transportan alimentos y agua para toda la expedición, además de las mulas que transportan a cada viajero. Ese grupo está integrado por unas 50 personas, el resto estamos en el camino a Uspallata”, comentó.

Por su parte, Rubén Lescano, uno de los fotógrafos y camarógrafos que se unieron a la expedición, describió que la misma comenzó luego del acto de lanzamiento y el contacto de cada expedicionario con la mula designada, con la cual está viajando en el cruce.

El primer tramo del recorrido partió de Picheuta. Junco relató: “En Picheuta tuvimos una representación con integrantes de la expedición donde algunos interpretaban a los realistas y otros a los granaderos. Allí los realistas sorprendieron al campamento sanmartiniano y uno de los soldados sobrevivientes logró escapar y advertir a San Martín sobre la posición de los realistas”.

Los audaces periodistas pasaron la noche en Polvareda, una pequeña estación de trenes que hoy es un pueblo diminuto. Desde allí el camino continuó a Penitentes, para luego cabalgar en las montañas por Paramillo de Vacas (conocido por sus precipicios). “Sólo podía pasar una mula a la vez, el camino era muy angosto y muchos sentimos miedo de caer por esas montañas. El camino era de 40 centímetros de ancho y teníamos el río Mendoza a 300 metros, toda una odisea”, confesó el fotógrafo y camarógrafo.

A su vez, Lescano señaló: “La marcha se realizó bajo un sol radiante, viento molesto y tierra penetrante, todo el tiempo. En tramos cercanos a la ruta, los turistas, camioneros, desde los vehículos que nos cruzaban, nos alentaron con un «viva la patria» muy emotivo, que nos dio fuerzas para seguir con el recorrido”.

En tanto, a más de 2.500 metros de altura, y contemplando el paisaje imponente, ambos valoraron la gesta del General. “Con mínimo equipamiento, logró una hazaña inigualable, y es lo que intentamos revivir nosotros transitando esos mismos lugares, emocionándonos a cada paso, sintiendo en el aire la presencia de aquellos patriotas que dieron su vida por la libertad tan ansiada”, dijo Junco.

La experiencia ha continuado con fogones, noches de cielo estrellado y muy bajas temperaturas. Ambos expedicionarios coincidieron en que esta vivencia es inigualable y les ha permitido conocer a personas que demuestran el valor real y simbólico de esta expedición. Una de ellas, Segundo Romero, tiene 75 años y va vestido de gaucho, con su propia montura. Su hijo también viaja, pero está en el grupo Los Patos. Por otro lado, se encuentra un recolector de residuos de Burzaco, quien soñaba con hacer esta expedición pero hasta el momento no había podido ahorrar los poco más de 4 mil pesos necesarios para el viaje. “Sus padres consiguieron unas changas y le regalaron el viaje cuando cumplió los 40, cada vez que lo cuenta se emociona hasta las lágrimas”, concluyó Junco.

Quienes deseen saber más sobre la expedición, pueden ingresar al sitio web www.crucedelosandes.com.ar.

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