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Tránsito: la rotonda de Oroño y Pellegrini se puso peligrosa

Por Luciana Sosa.- Entre 2011 y este año hubo 122 choques en esa intersección, y desplazó así a la “histórica” esquina de Oroño y Seguí.


La ciudad crece y el parque automotor también. Es por eso que las calles están cada día más transitadas, y también más peligrosas, sobre todo cuando los conductores de vehículos no respetan las normas. Según el último relevamiento del Sideat, que registra los choques sin lesionados, la mayor cantidad de colisiones se producen en esquinas con semáforos. En ese ranking, la más peligrosa es bulevar Oroño y Pellegrini, que desde enero de 2011 hasta septiembre de este año acumuló 122 denuncias por siniestros viales. Este cruce, donde hay rotonda, desplazó a la intersección de Oroño y Seguí, que históricamente fue la más peligrosa.

Casi en el mismo nivel de siniestros se encuentra una esquina “vecina” a la de Oroño y Pellegrini: la de Oroño y Cochabamba, con 120 colisiones.

Desde la Dirección General de Ingeniería de Tránsito destacaron que la anteriormente más peligrosa de las 49 esquinas registradas, Oroño y bulevar Seguí, redujo su índice de siniestralidad en un 18 por ciento gracias a la unión de tres a dos carriles. “Por el resto no podemos hacer mucho más, queda en manos de la prudencia de los conductores”, aseguró Santiago Tazzioli, titular de la repartición. Un año atrás, El Ciudadano publicó el proyecto de achicar la arteria de tres carriles a dos, por Oroño desde el sur, lo cual obliga al conductor a reducir la velocidad. La modalidad hizo que disminuyera en un año un 18 por ciento de accidentes en la arteria, según lo indicado por Ingeniería de Tránsito.

El Sistema Integrado de Denuncias de Accidentes de Tránsito (Sideat), a cargo de una asociación civil compuesta por aseguradoras privadas, cámaras empresarias, facultades y otras asociaciones civiles, indicó en un informe reciente que en los últimos 20 meses (período comprendido por enero de 2011 y septiembre de 2012), la rotonda de Oroño y Pellegrini encabeza la lista con 122 accidentes de un total de 49 esquinas con semáforos. Le sigue la de Oroño y Cochabamba con 120, y completa el “podio” la intersección de Oroño y Battle y Ordoñez, con 99 casos.

La última de la lista es el cruce de Alberdi y Reconquista, con 39 colisiones.

Sobre Oroño y Pellegrini, Tazzioli lamentó que no se puedan tomar medidas más que “llevar más inspectores a la zona” para reducir los accidentes.

“Una de las soluciones puede llegar a ser la ampliación de la rotonda, pero eso sería un terrible problema, o bien tener más inspectores en el lugar. Pero acá no se puede hacer mucho más, queda en manos de la responsabilidad de los conductores”, explicó.

Según lo detallado por Tazzioli, “el problema surge en plena rotonda, cuando un vehículo se detiene en la mitad esperando que otro pase, o bien porque se detiene para pensar qué vía tomar. Entonces el de atrás no advierte la maniobra y lo choca”.

En este sector no hay plan estratégico que valga, más que la educación y la sanción. “Estamos complicados porque es una zona muy transitada a diario y se acumulan los vehículos para el giro, por ende, se transforma en una zona de riesgo. Es necesario que se circule despacio”, expresó el funcionario.

La costanera, otro problema

Tazzioli mencionó en diálogo con El Ciudadano que además de la rotonda de Oroño y Pellegrini, otro de los sectores que representa riesgo es la costanera. “Cada vez que hay un evento de gran convocatoria en el salón Metropolitano, o bien un partido en Rosario Central, o en los shoppings de la zona, hace que el tránsito sufra una alteración importante que hasta ahora no hemos podido solucionar”, admitió.

“Es lógico –continuó– que los ciudadanos se muestren molestos por tremendo embotellamiento y ahí surgen algunos accidentes, porque todo el mundo piensa que tiene la prioridad de paso. Por eso, mientras buscamos la solución, es necesario que tengan paciencia y respeto por el otro”.

Tazzioli indicó que una alternativa para agilizar el tránsito en la costanera sería la implementación del sistema “adaptativo”, que modifica el programa de los semáforos ciclo a ciclo, de acuerdo al nivel de demanda en la zona. “Pero es un sistema carísimo que hoy no podemos tener. Ya hemos invertido unos 6 millones de dólares en los nuevos semáforos y mantenimiento de los existentes. Habrá que esperar un poco más”, sostuvo.

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