Con la protección de barbijos o tapabocas y respetando el distanciamiento social, trabajadores precarizados de distintos sectores saldrán este jueves a las calles para visibilizar la angustiante situación que atraviesan, pero también para reclamar contra los despidos y por la ampliación de la Ingreso Familiar de Emergencia (IFE). La movida de la Red Nacional de Jóvenes Precarizados e Informales se replicará en distintas ciudades del país y en Rosario la concentración se realizará a las 9 en Pellegrini y Mitre, desde donde partirá una caravana que recorrerá distintas empresas que precarizan a sus empleados. Trabajadores de delivery a través de aplicaciones, de locales de comidas rápidas y gastronomía en general, trabajadoras domésticas y de call centers piden ser escuchados en momentos donde la pandemia y el aislamiento agravó sus situaciones laborales.
“Es un sector de la clase trabajadora que ya de por sí ningún gobierno contempla pero que es muy grande, que no está representado o directamente no hay sindicatos que lo contenga. Por consecuencia se hace mucho más complicado tener mejoras laborales en nuestras condiciones de vida porque directamente no hay sectores que estén peleando por nosotros”, explicó Cuyén Perreta, una de las convocantes a la caravana, a El Ciudadano.
“En paralelo vamos a realizar una presentación en el Ministerio de Trabajo denunciando que los DNU no se respetan, que está habiendo despidos y suspensiones; pero también planteando la mala situación que están viviendo los docentes reemplazantes, que no están percibiendo sus sueldos”, expresó.
Apps de delivery
Su caso es particular. tiene un contrato con la Municipalidad de Rosario, aunque le avisaron que la suspenderán durante los meses de junio y julio, por lo que tuvo que salir a buscar trabajo. Encontró una opción rápida en las Apps de delivery donde comenzó a comprobar en carne propia lo que oía de sus amigos.
“A partir de hoy voy a empezar a ser de Rappi porque estoy suspendida en mi laburo. Pero para empezar a trabajar tenés que poner más de mil pesos comprando cosas, plata que no tenés porque por eso estás buscando laburo”, detalló Cuyén al referirse a la mochila, casco, campera y pantalón de la empresa que tiene que abonar los trabajadores. De medidas de higiene por la pandemia ni hablar, si el trabajador quiere estar protegido tiene que proveerse esos elementos por si mismo.
“Los precarizados vamos rotando y rotando para ver cómo sustentar nuestros gastos. Los compañeros de las aplicaciones están muy golpeados. Hace unas semanas hicieron un paro internacional en más de 7 países exigiendo condiciones de salubridad porque en el medio de una pandemia, donde tenés a un tercio de la población mundial en sus casas, las empresas les dijeron «háganse los barbijos ustedes», cuando son trabajadores esenciales. No tienen respaldo sindical, y a la vez se hace mucho más complicado hacer los reclamos porque ni siquiera te cruzas a los patrones. Es un mecanismo muy siniestro donde tienen que volverse locos consiguiendo pedidos, los pueden atropellar, les puede pasar un montón de cosas por muy poca plata”, contó.
Call center
Otro sector que venía arrastrando la precarización laboral previo a la pandemia es el de trabajadores de call center. Amparados en el aislamiento y la caída de ventas, las empresas comenzaron a echar empleados o, en el mejor de los casos, los hacen trabajar desde sus casas utilizando sus computadoras personales como herramientas de trabajo.
Fausto Bonansea había conseguido empleo en el call center Otecé, se encontraba en el período de prueba cuando comenzó el aislamiento social. A pesar del decreto presidencial que prohíbe los despidos, el último día de abril la empresa lo echó. El colmo fue que él mismo tuvo que ir a buscar el telegrama que oficializaba su despido.
Hoy pelea por la reincorporación y se esperanza en conseguirla ya que hay antecedentes en Santa Fe y la provincia de Buenos Aires de fallos donde la Justicia ordenó reintegrar a trabajadores cesanteados en períodos de prueba.
“Fuimos varios los desvinculados, a cada uno nos dijeron algo distinto. A mí me dijeron que con la cuarentena se habían complicado mucho las ventas y al estar en período de prueba lo más fácil era desvincularme”, contó Fausto a El Ciudadano.
“Estaba trabajando desde mi casa pero sé de varios casos que tenían que usar sus computadoras como herramienta de trabajo. La empresa te instala el programa, que te rompe la PC. Hubo compañeros con discos duros quemados, que no van a poder volver a comprarlo durante un largo tiempo, arruinados por tener que usarlas como herramienta laboral”, detalló. Todo ello por salarios ínfimos que rondan los 16 mil pesos.
Buscando trabajo a través de la página web Computrabajo, Fausto se llevó otra sorpresa: la empresa que lo había despedido seguía buscando incorporar personal con la condición de que cuenten con monotributo, dando un paso más hacia la precarización ya que no serán empleados en relación de dependencia sino que tendrán que facturar como independientes.
Fausto explicó que más allá de la situación particular de los call centers, que cuenta con el caso de Dinamo, empresa que cerró de un día para el otro sin acusar ningún tipo de crisis ni quiebra dejando a 20 personas en la calle, la caravana de hoy es “un reclamo de todos los trabajadores y trabajadoras que estamos más o menos en la misma”.
“Están los pibes de Rappi, empleados de comercio en general, hay gastronómicos, están los pibes de McDonalds. Hay de todo y que tiene como común denominador la precarización laboral”, detalló.
IFE o salario complementario
El gobierno nacional lanzó el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), aunque señalan que su alcance es muy acotado y el monto a cobrar, de 10 mil pesos, ínfimo.
“Se anotaron más de 3 millones de personas y lo cobró un millón y medio, lo cual habla de la necesidad que está teniendo la gente de menores recursos. Pero también que 10 mil pesos es un monto muy chico para toda una familia y con que alguno de ellos lo cobre, no lo puede cobrar nadie más. Entonces solicitamos una ampliación del monto del IFE y una extensión a la cantidad de gente que lo necesita”, sostuvo Cuyén.
“De hecho una de las consignas de la marcha es que haya un salario complementario de emergencia por la cuarentena, de 30 mil pesos, que tampoco es una exageración, es casi lo justo y necesario para vivir”, expresó Fausto y agregó que buscarán que accedan “todos los que no pudieron acceder por los trámites de Ansés”. “Que el Estado intervenga y haga algo para reconocer nuestros derechos laborales”, concluyó.
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