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Trabajadores de la cerrada Alloco piden apoyo estatal

Por Paola Cándido.- Se encadenaron al Ministerio de Trabajo. No cobran desde enero, la empresa debe a cada uno entre 25 y 35 mil pesos.


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Pedidos de desalojo, tarjetas de crédito y obra social cortadas, deudas en los bancos y falta del pan en la mesa. Por este angustioso momento de incertidumbre están pasando los 140 trabajadores de la empresa Allocco de Villa Gobernador Gálvez, una firmaque llevaba 60 años fabricando soluciones y equipamientos para la industria aceitera a nivel mundial. El conflicto laboral lleva varios meses y ante la desesperación de no tener una respuesta por parte del Estado, algunos empleados decidieron encadenarse en el Ministerio de Trabajo, ubicado en Ovidio Lagos esquina San Lorenzo, hasta obtener una solución ya que llevan varios meses sin cobrar un peso.

Daniel hace 26 años que trabaja en la fábrica. Tiene cuatro hijos menores y su esposa, a los cuales tiene que mantener. Empezó a trabajar en la fábrica a los 18 años, cuando terminó el secundario.

“Hay aproximadamente 70 notas de pedidos listas para comenzar. Llaman los clientes de Ucrania, de Bolivia, y no podemos realizar los trabajos porque operativamente la empresa está trabada desde enero. Las aceiteras nos necesitan. En el caso que se destrabe todo, nos quieren ayudar hasta económicamente pero se complica con la provincia, con la jueza. Nosotros cortamos clavos  esperando que esto tenga una solución”, explica Daniel.

El empleado subraya que la situación por la que están pasando es muy crítica y necesitan una respuesta urgente del gobernador de la provincia. “Desde el jueves pasado que queremos hablar con él (por Antonio Bonfatti) pero no aparece. En 60 años que estamos en la fábrica nunca pasó algo así. De septiembre de 2012 para atrás cobrábamos nuestros sueldos religiosamente. Desde que la tomó –el CEO Marcelo Markous y su esposa– cambió todo para peor. Queremos una solución”, remató.

Matías hace 9 años que trabaja en la fábrica y tiene un hijo de ocho años.”La protesta está basada en pedir que el Estado intervenga en los sueldos, en  la parte económica. Hasta ahora son todas promesas y lo que estamos esperando es que alguien baje del Ministerio para que nos den una solución. No queremos escuchar otra vez <<esperen hasta el próximo martes o el viernes>>.  La decisión que se tomó con todo el personal es que nos quedemos dentro del Ministerio, el resto estamos haciendo el aguante afuera”, afirmó Matías.

“En diciembre de 2012 éramos 204 personas trabajando y hoy somos 140 por causa de lo que estamos viviendo, algunos tuvieron que empezar a buscar otro trabajo. Hace cinco meses que estamos a la deriva y a cada uno de los trabajadores se les adeuda entre 25 mil y 35 mil pesos. Los 1.000 pesos que nos depositaron a principios de este mes lo tomamos por el hambre que tenemos, pero fue una burla. Fue un subsidio de urgencia para calmar un poco las aguas, pero con esa cifra se nos ríen en la cara”, afinó el empleado.

Los trabajadores aclararon que si se hace una inversión de 3 millones de pesos la empresa puede comenzar a levantarse.

“Marcelo Markous no apareció más. Vino la esposa, que es la presidenta de la empresa,  porque estaba citada en Tribunales. Las promesas son las mismas de siempre: que va a venir un inversor. Markous dijo que tenía un terreno para vender y lo iba a invertir para  la empresa, pero en definitiva no se concreta nada. Tanto la provincia como la Nación no se hacen cargo. Estamos esperando una respuesta económica, si la provincia no se puede hacer cargo o no le corresponde que lo traslade a la Nación. Nos vamos a quedar acá hasta tener alguna respuesta económica y congruente. Estamos pidiendo un adelanto de la plata que nos adeudan y queremos ponernos a trabajar. Para empezar de nuevo necesitamos la parte de los sueldos y con 1.800.000 pesos la fábrica se pone en funcionamiento a pleno”, concluyó Matías.

El inicio del derrumbe

Los trabajadores de la metalúrgica despliegan las mismas sospechas: todos apuntan a septiembre de 2012 como el quiebre,  cuatro años después de que Desmet-Balestra, una firma de origen belga y nada más y nada menos que una de las principales competidoras, compró la empresa asentada en Villa Gobernador Gálvez.

Los empleados aseguraron que a partir de 2009 se hicieron ventas por centenares de millones de dólares y que ese dinero fue enviado a Desmet de Bélgica, pero a Desmet de Argentina le quedaron “migajas”. Y marcaron que, para peor, se empezó a amasar una cuantiosa deuda con proveedores.

Los obreros no saben lo que va a pasar. Lo que presumen es que la compra de una competidora se hizo con un fin claro: sacarlos del mercado. Según denunciaron, los actuales directivos de la firma Héctor Martini, Osvaldo Serra y Mario Allocco –liderados por Marcelo Markous–  en los últimos meses mantienen parada la producción por falta de insumos.

“No tienen interés en activar nuevamente la planta”

En Diálogo con El Ciudadano Rubén Ferreyra, a cargo de la Delegación Rosario del Ministerio de Trabajo de la Nación, afirmó que se están siguiendo los casos de Alloco y Cerámica Fighera de cerca y que la situación es complicada.

“En el tema de Alloco me parece que lo que hay es un problema en la definición del comprador, según lo que informaron los trabajadores hay interés de varios compradores, pero la empresa no aparece para negociar. La situación es difícil porque estamos lidiando con la desesperación, el juego de la empresa es que los trabajadores pierdan la cabeza. Es una situación desesperante”, explicó el funcionario.

Según Ferreyra, los trabajadores de Alloco no estarían contando con ningún tipo de apoyo económico del gobierno provincial. Además, agregó que “se está gestionando hoy una reunión en Buenos Aires para ver cómo se puede resolver esta situación. Este no es un tema casual, lo que pasa es que empresa no tiene intereses en activar la planta, pero no se los puede ubicar porque no quieren hablar”.

Desde este diario intentamos comunicarnos con el ministro Julio Genesini, pero no fue posible.

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