Por Jesica Rivero / Cosecha Roja
Silvina Pantanali es trabajadora social y docente de Trabajo Social en la Universidad Nacional de la Plata. El lunes pasado salía de dar clases y a una cuadra de la Facultad vio cómo efectivos de la Policía Bonaerense detenían a un niño. A los gritos, lo arrinconaron contra el paredón, lo palparon y se prepararon para subirlo al patrullero. Silvina les pidió a los policías que llamaran a la Dirección de Niñez de la Municipalidad, como indica el procedimiento legal para la detención de niñes y adolescentes. “No te metas”, le dijeron. Cuando llegó a la comisaría para conocer la situación del niño, el comisario la increpó y la filmó con su celular acusándola de impedir el accionar policial. Durante más de 10 horas estuvo en un calabozo de la comisaría 9 de la Plata. La misma donde desapareció Miguel Brú.
“La situación en la que intervine ayer es cotidiana. Es la respuesta que tiene el estado a la situación de los pibes. Esto lo ves todos los días en La Plata, cómo tratan a los pibes por tener gorrita o mochila o buzo. Tener la piel oscura es suficiente para ser sospechosos”, dijo Silvina a Cosecha Roja.
Silvina es trabajadora del organismo provincial de Niñez y Adolescencia de la provincia de Buenos Aires y por eso conoce los protocolos que deben usar las fuerzas de seguridad ante la detención de une niñe o adolescente. “Yo les pedí que llamen a los operadores de calle de la Dirección de Niñez de la Municipalidad de La Plata. No pueden llevar al niño solo, los operadores deben acompañar”. Según la edad, deben ir acompañados a un parador o a la comisaría. Ante la negativa de los oficiales, ella llamó al Municipio y también al organismo donde trabaja para informar que ignoraron su pedido y al chico lo estaban trasladando a la comisaría 9°.
Contra la pared y luego contra el patrullero los policías arrinconaron al niño de 13 años mientras le gritaban “dónde está lo que te robaste”. “Lo de siempre” dice Silvina. A ella se fueron acercando jóvenes. Todes fueron caminando hasta la comisaría. En la vereda y sin que ella llegara a consultar por la situación del niño, el comisario la increpó, la filmó con su celular y le dijo que había obstruido un procedimiento policial. En la puerta de la comisaría ordenó esposarla. “Lo único que hice fue asegurarme que el procedimiento se hiciera como corresponde”, dice Silvina. Dos mujeres policías la esposaron, le sacaron el celular y la metieron en un calabozo.
El comisario también ordenó detener a las dos jóvenes que la acompañaban. En el tumulto un joven que pasaba decidió defenderlas: lo detuvieron y a los golpes lo encerraron también en un calabozo. “El pibe la pasó muy mal. Yo veía cómo le pegaban en el pasillo antes de encerrarlo. A mí, cuando se enteraron que era docente y trabajadora social, empezaron a medir cómo me trataban pero al pibe lo trataron mucho peor”, cuenta.
Silvina pasó varias horas en el calabozo. Después le permitieron hacer una llamada y casi a la medianoche, por intervención de abogados del Ceprodh, supo que se la acusaba de “resistencia a la autoridad y entorpecimiento del accionar policial”. Tanto ella como el joven, que también fue detenido en la puerta de la comisaría, quedaron imputados por el fiscal Marcelo Romero de la UFI 6 de La Plata.
“Cuando llegué me recibió el comisario Ramírez y pude ver cómo cuatro pibes menores estaban sentados en un pasillo, en el piso. En esa comisaría desapareció Miguel Bru, es tristemente emblemática”, le dijo a Cosecha Roja el abogado Luciano Seboro del Centro de Profesionales por los Derechos Humanos.
“El comisario dijo que habían recibido orden del fiscal Romero, que es conocido como un fiscal de la mano dura. Por eso quedó aprehendida y la pretendían trasladar a la comisaría de la mujer a Villa Elisa para tomarle declaración. Una locura”.
Marcelo Romero es conocido en la ciudad por su intervención de oficio en cortes de ruta, movilizaciones y por expresar públicamente su posición a favor de la mano dura. En su cuenta de Twitter se presenta como “Anti abolicionista – Punitivista”.
“Lo que hizo Silvina fue explicar el procedimiento, nada más. Es un escándalo lo que pasó con ella, que trabaja en Niñez hace 17 años y encima en una comisaría como la 9”, dijo el abogado.
Durante la noche del lunes cientos de personas se acercaron a la puerta de la comisaría a exigir que la liberaran. Mientras tanto, el niño que ella quiso proteger estaba sentado en un pasillo junto con otros cuatro chicos más de entre 13 y 16 años. Ninguno debía estar allí. “Yo escuchaba cómo la policía les preguntaba a cada ratito nombre, apellido y documento. Les repetían una y otra vez las mismas preguntas. No sé para qué”, cuenta.
Para Ricardo Berenguer, defensor oficial del Fuero de Responsabilidad Penal Juvenil de La Plata, la detención de la docente “puso de nuevo en evidencia la falta de una adecuada implementación de mecanismos de abordaje de niños, niñas y adolescentes frente a la intervención policial”. Según él, las normas internacionales “exigen que se establezcan autoridades específicas para el trato con niños cuya intervención se presume en hechos delictivos”.
“La situación de los pibes era tremenda. Uno tenía una trompada en la cara, los otros estaban tirados en el piso. Si no fuera por Silvina y el revuelo que se armó, de esos pibes no se entera nadie. Es una situación de desamparo total lo que hace la policía, que hacen lo que quieren, violando los procedimientos”, explicó Sívori. Junto a otros abogados intervinieron también para garantizar que los chicos tuvieran acceso a sus derechos.
“El chico de 16 no sabía leer ni escribir. Lo querían hacer firmar sin leer. Un desamparo total del Estado, que vulnera, margina y la policía que los violenta.” Agregó el abogado del Ceprodh.
“Hasta las 4 de la mañana estuvimos ahí, les compramos comida a los chicos porque estuvieron desde la tarde, en el piso. Si no intervenía Silvina no sabemos qué destino hubieran tenido esos niños.” afirmó.
Los cuatro chicos que estuvieron varias horas detenidos en la Comisaría 9 tienen entre 13 y 16 años. Dos de ellos, de 15 y 13, fueron buscados por sus familias, el chico de 15 fue a una casa de abrigo y el de 16 quedó en un Instituto de menores de La Plata.
La causa por la que los cuatro chicos estuvieron detenidos es robo doblemente agravado con portación de arma. Los acusaron de robar una mochila. El arma que portaban era un palo.
En la Facultad de Trabajo Social de la UNLP Silvina es profesora adjunta de Trabajo Social 3. En el Organismo Provincial de la Niñez y la Adolescencia trabaja desde 2003. Ahí forma parte del Centro de Tratamiento Ambulante local, donde reciben casos de escuelas, salitas e instituciones que derivan niñes que fueron expuestes a una vulneración de sus derechos. “Hacemos talleres donde puedan transitar positivamente su situación e intervenimos con ellos y las familias tratando de reparar esa situación de vulneración de derechos. Es casi imposible porque siempre quedan huellas, pero hacemos que los chicos la pasen bien para que puedan salir lo mejor posible de esa situación”, cuenta.
“A mí las situaciones que más me conmueven de las que tomamos en el organismo son las de los pibes institucionalizados, que viven en hogares y que están judicializados por alguna situación familiar. Algunos de ellos son grandes para ser adoptados y una ve lo que es para ellos estar esperando que alguna familia los quiera”, dice y se emociona. “Entonces cuando logramos que alguno de ellos logre ser adoptado por una familia es una fiesta”.
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