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Terragno busca acuerdos

Invitado por el Foro Regional Rosario, el ex Jefe de Gabinete de De la Rúa habló de su “Plan 10/16”, un refrito de las ideas de siempre, que busca consenso en ocho áreas claves de la política nacional.

Desde los finales del gobierno de Raúl Alfonsín que viene peleando por aplicar una visión del país a largo plazo. Tuvo su oportunidad con el gobierno de De la Rúa, donde ocupó la estratégica jefatura de Gabinete, pero naufragó con el resto del staff de aquella gestión. Sus últimas apariciones públicas fueron desde su senaduría por la Capital Federal, que finalizó en 2007, y ahora volvió al ruedo con su proyecto “Plan 10/16”, que busca, entre otras cosas, establecer consensos en ocho áreas clave de la política nacional en el período que abarca los dos Bicentenarios, entre mayo de 2010 y julio de 2016. El plan tuvo el apoyo y el impulso, entre otros, de Eduardo Duhalde, uno de los que se anotan en la carrera presidencial del 2011. Terragno disertó anoche en la sede de la Federación Gremial, invitado por el Foro Regional Rosario, pero antes de iniciar su conferencia atendió por unos pocos minutos a la prensa y dialogó sobre el contenido de su proyecto.

—¿Cómo surge este acuerdo con Duhalde?

—Esto no es una relación sólo con Duhalde. Es parte de un proyecto que debería abarcar a toda la clase política. Yo le pedí una entrevista a la presidenta de la Nación para que también recibiera el proyecto, y ella designó a Florencio Randazzo, con quien tuve una reunión de una hora donde le entregué el documento. Pero además ese documento está firmado por una gran cantidad de dirigentes, de diversos partidos políticos. Si esto fuera un esfuerzo de Duhalde y Terragno no serviría para nada. Sería la asociación de dos personas que impulsan algo, aunque es cierto que dentro del peronismo Duhalde lo ha tomado con mucha fuerza, ha contribuido a su difusión y a su aceptación dentro del espacio que él representa, pero los dos creemos que si esto se ve como un acuerdo bilateral se va a desnaturalizar, por lo tanto queremos que se extienda.

—¿Quiénes se sumaron hasta ahora?

—Tenemos para el preacuerdo las firmas de Ernesto Sanz, Gerardo Morales, Jorge Aguad, Ricardo Alfonsín, Mauricio Macri, Gabriela Michetti, Felipe Solá y Ramón Puerta. También estoy en conversaciones con distintos dirigentes, que así como todavía no ha respondido la presidenta tampoco han dado su aceptación. Y no sé si la van a dar, como por ejemplo Rubén Giustiniani y Hermes Binner, con quien arreglamos ayer una reunión. Estuve con Reutemann, con Patricia Bulrich, de manera que es un arco muy amplio que, insisto, debería abarcar a todos.

—¿En qué consiste el “Plan 10/16?

—Son acuerdos básicos en los cuales tenemos que coincidir. Primero tenemos que entender que la Argentina tendría que crecer a razón de un 6 por ciento sin parar durante catorce años para tener en 2024 el ingreso per cápita que Croacia tiene hoy. No hay noción de esto. En la Argentina se piensa que si corregimos dos o tres cosas pasado mañana somos España. Y para crecer a esas tasas hace falta una que la inversión crezca del 20 al 30 por ciento del producto. Y hay que hacer una inversión muy grande en áreas como energía e infraestructura, inversiones que se recuperan a los 8, 9 o 10 años. ¿Quién va a hacer esas inversiones si no hay garantías sobre la inamovilidad de las leyes?, sin importar quien gobierne en el 2011, 2015 o 2019, sabiendo que esas leyes se van a cumplir.

Ayer Alieto Guadagni decía en una conferencia conjunta que dimos en Rosario que si uno va a la ruleta tiene 37 posibilidades, y si gana con un pleno le pagan 36 veces la apuesta. Ahora, si una vez que salió el número le dicen que le pagan 14 desde luego eso aleja a todo el mundo. En la Argentina muchas veces hicimos esto de pagar 14 en lugar de 36. Y creo que ése es un punto muy importante: el estatuto de la inversión.

—¿El debate del momento sobre coparticipación federal está presente en su proyecto?

—La Constitución dice que la nueva ley tiene que entrar en vigencia antes del 31 de diciembre de 1996. Yo creo que a nadie le importó que no fuera así. Por supuesto que hay un reclamo de las provincias por las modificaciones que se hicieron de las transferencias automáticas, que pasaron del 75 al 25 por ciento, lo que deja en manos del poder central un gotero, del que deja caer gotas a voluntad con un criterio arbitrario. Hay un problema: la constitución del 94 puso condiciones de cumplimiento imposibles para esa ley a la cual le puso fecha. Porque exige que primero haya un acuerdo de la Nación con todas las provincias, donde una sola provincia que diga “yo no firmo” impide el acuerdo. Yo hice en mi proyecto una propuesta para tratar de cumplir aspectos sustanciales de la Constitución y avanzar hacia una ley de coparticipación.

—¿Cómo ve el tironeo en el Congreso entre oposición y oficialismo?

—El problema es que el oficialismo estuvo acostumbrado durante años a la mayoría automática, donde no había discusión. De repente se ha encontrado con una nueva situación, donde puede ganar o perder. Y a veces tiene que negar el quórum. Yo creo que no es un buen camino para el oficialismo, que tendría que reconocer la nueva realidad y buscar consensos que son posibles. Y le pongo un caso: sin ninguna duda Marcó del Pont habría sido aprobada por la oposición, al igual que el pago de la deuda. Ahora, cuando va la presidente y abre el Congreso diciendo que emitió un DNU, está haciendo una burla innecesaria que dificulta el acuerdo.

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