Ciudad

Son 180 los edificios sin gas y en uno ya compran todo eléctrico

En Entre Ríos 1139 llevan tres meses con el servicio cortado. Muchos vecinos usan calefones y cocinas que se enchufan.


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Vecinos de calle Entre Ríos al 1100 viven desde hace casi tres meses sin gas. En ese entonces, un empleado de seguridad del edificio creyó haber detectado una pérdida y, sensibilizado como toda la ciudad por la tragedia de Salta 2141, no dudó en levantar el teléfono. El resultado distó de dar una solución: el servicio fue cortado y muchos de los residentes, agotados de reclamar al consorcio por la adecuación de las instalaciones a las normativas estipuladas por el Ente Nacional Regulador del Gas (Enargás) y por lo tedioso de los trámites para que Litoral Gas reconectara el servicio, finalmente optaron por un cambio de sistema: invirtieron  en cocinas y calefones eléctricos, dependiendo de una energía más cara, y que encima, se corta. Para peor, las viviendas colectivas en la ciudad desconectadas de la red de gas después de la catástrofe ya son unos 180.

En Entre Ríos 1139 todo comenzó el pasado mes de noviembre cuando un empleado de seguridad del edificio detectó una potencial fuga. Con esta inquietud y con el fresco recuerdo de la tragedia de calle Salta no dudó en radicar el reclamo en Litoral Gas, que tras la inspección de rigor determinó la interrupción del suministro de gas a los casi 136 departamentos de esa construcción, entre ellos el del secretario de Gobierno de la Municipalidad de Rosario, Fernando Asegurado (ver aparte).

“A los pocos días (de ocurrido el hecho), y al ver que iba a demorar tanto la reposición del servicio, decidimos comprar el horno y un calefón. Tuvimos que gastar alrededor de 1.500 pesos en electrodomésticos eléctricos que, por otro lado, consumen mucha energía y no pueden ser usados al mismo tiempo”, explicó con indignación Gustavo, uno de los vecinos.

La situación, claro está, es extenuante. Si bien las altas temperaturas pueden, en algunos casos, justificar la preparación de platillos que no requieran cocción, son pocos los que pueden prescindir de manera absoluta de cocinar. Tomar una ducha diaria no resulta inusual y no son muchos los que pueden/quieren vivir a base de atún, tomate y hojas verdes. Además, frente a semejante panorama, la compleja situación en materia energética que atraviesa el país y los cortes que se sucedieron en diciembre y enero en la ciudad, hacen que suene a chiste depender de un calefón eléctrico o un grill para olvidarse del problema.

“Los primeros días tuvimos suerte porque con el calor que hizo nos las podíamos arreglar con el agua fría y el microondas. El tema es que como la luz se corta cada dos por tres nos la tenemos que arreglar con sándwiches”, retrató Lucas, quien dice sentirse protagonista de una comedia. “Parece una película de Woody Allen”, sostuvo.

Según explicaron otros vecinos, la adecuación de las instalaciones a lo estipulado por la normativa vigente podría demorar alrededor de seis meses, y ya pasaron casi tres. Sin embargo, desde Litoral Gas recordaron que el tema depende pura y exclusivamente de cada propietario, y que en este caso el consorcio del edificio es el que debe contratar a un gasista matriculado y efectuar las reparaciones y/o modificaciones pertinentes.

En ese sentido, José María González, vocero de la prestataria, explicó a este diario que el trabajo de las cuadrillas de Litoral Gas “llega hasta la puerta de la propiedad”, ya que su labor es sobre las redes de distribución y termina donde empieza la propiedad privada de cada vecino.

Por otro lado, González reconoció que son alrededor de 180 los edificios de Rosario, en su mayoría ubicados en el macrocentro, que se encuentran en similares condiciones y no tienen gas por desperfectos o por instalaciones que no se ajustan a la normativa vigente para habilitar el servicio.

Pero, por sí no fuera poco, la situación empeora para los propietarios e inquilinos que no poseen ventilación al exterior en la cocina. En varios departamentos, este ambiente se conecta con las demás habitaciones por un patio de grandes dimensiones con enormes ventanales que sirven como vía de escape del aire viciado.

No obstante ello, la normativa del Enargás especifica que estos ambientes deben “descargar directamente al exterior ya sea a través de una pared o de un conducto colector del tipo derivación (…) que no servirá para otro fin que no sea el indicado”. Así, son muchos los que deberán realizar obras ya dentro de sus hogares, en caso de querer llegar al invierno con cocina horno, estufa y calefón a gas.

“Estoy tomando los mates más feos de mi vida. No veo la hora que esto se solucione. Las obras ya las empezamos a financiar y todavía no se iniciaron porque no se aprobaron los planos. Parece que cada paso que se da tiene un obstáculo”, concluyó Gustavo.

Hay hasta un funcionario entre los damnificados

El secretario de Gobierno de la Municipalidad de Rosario, Fernando Asegurado, vive en el edificio y es uno más de los vecinos perjudicados. En diálogo con El Ciudadano se refirió a la adaptación de su familia a la vida sin gas. El funcionario contó que, tal y como lo hizo la mayoría de los vecinos, debió comprar artefactos de cocina eléctricos para poder sobrellevar la situación. Pero lo más amargo de su relato es que todavía no tiene agua caliente en la ducha.

“En mi caso particular, todavía no hice nada en el baño. Era pasable en los primeros días del verano, cuando tuvimos unas temperaturas muy elevadas, pero por ejemplo hoy (por el jueves) tuve que viajar a Santa Fe y me bañé a las 6 de la mañana con agua fría”, relató el funcionario.

Asimismo, contó que la mayoría de los departamentos posee una instalación eléctrica antigua, con cables de tela. Por lo que la situación luce aún más complicada para aquellos vecinos que no hayan renovado el cableado en sus propiedades.

“Hay que estar programando todo el tiempo lo que uno va a hacer, porque cuando funciona una cosa no se puede prender otro artefacto. Entonces, es una adaptación constante a un nuevo modo de vida”, describió.

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