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Sociedad de Beneficencia: 160 años y “mucho aún por hacer”

La entidad está abocada al nuevo laboratorio del hospital Provincial pero no descuida sus otros frentes de trabajo.


Dicen que veinte años no es nada. Y parece que 160 tampoco. La Sociedad de Beneficencia de Rosario ya pasó el siglo y medio de trabajo constante y va por mucho más en el mes de su aniversario: en abril celebró el 125º aniversario del hospital Geriátrico de Rosario (Ayolas 141) y ahora encara los festejos de los 160 años de la entidad.

“Estamos en pleno baile, felices y ansiosas por todas las actividades que tenemos por delante, además del orgullo que representa integrar la primera sociedad de beneficencia de la ciudad. Somos la más antigua y nunca bajamos los brazos”, sostuvo emocionada la presidenta de la entidad, Isolda Baraldi.

El miércoles habrá un acto académico en el pabellón de docencia del hospital Provincial y se rendirá homenaje a médicos y empleados de ese nosocomio que tengan treinta años de antigüedad. El viernes 27 de junio habrá una gran cena en La Fluvial y al día siguiente misa en la iglesia San José de la Caridad a cargo de su párroco, el presbítero Jorge Nardi.

La agenda continuará el 10 de octubre, a las 10, con un abrazo al hospital y el descubrimiento de una placa recordatoria. En tanto, en noviembre se presentará la maqueta para la futura remodelación del servicio de laboratorio en ese centro de salud.

Un poco de historia

El 25 de junio de 1854, un grupo de mujeres voluntarias con ganas de ayudar a la “villa” de entonces fundó la Sociedad de Beneficencia de Rosario, merced a las gestiones de Federico de la Barra y Nicasio Oroño. Dos años después, esa villa fue convertida en ciudad y el proyecto creció a pasos agigantados y con mucho esfuerzo. El principal objetivo fue organizar un hospital público que se llamó El Caridad, hoy hospital Provincial.

El terreno, en Alem y 9 de Julio, fue donado por José Soaje, y los recursos para construirlo se obtuvieron por suscripción popular, subvención nacional, provincial y nacional, fiestas benéficas y lotería benéfica, entre otros.

Ese trabajo tuvo su fruto el 4 de octubre de 1855 cuando se inauguró el primer hospital público de la ciudad, con dos salones de veinticuatro camas cada uno, dos salones para los ecónomos y asistentas y galerías espaciosas.

Hoy, el hospital está inmerso en el proyecto de nuevo laboratorio que lleva adelante la Sociedad. El centro sanitario ya celebró su siglo y medio largo el 1º de mayo y para el año próximo espera inaugurar su renovado espacio.

“El laboratorio, que contará con tres sectores diferentes y la última tecnología, llevará una inversión muy grande, en dinero y tiempo, y ahí están enfocadas nuestras energías de este año. Veremos cómo abordarlo; vamos a necesitar mucha ayuda”, indicó La presidenta de la Sociedad de Beneficencia.

Formando ciudadanos

Baraldi también mencionó que “por estos días se realiza la asamblea anual de la Sociedad, que en 2014 tiene 41 alumnos becados en los niveles primario, secundario y terciario”.

Los chicos pertenecen a sectores carenciados de la ciudad y las voluntarias de la Sociedad (en conjunto con trabajadores sociales) ayudan con el ciclo escolar de cada chico y controlan trimestralmente su libreta de calificaciones, base para el premio estímulo que se les da a fin de año a los que obtienen los mejores promedios.

Cabe señalar que el programa lleva seis años desarrollándose en la ciudad y no baja cada año del promedio de treinta estudiantes becados.

“Al comienzo pudimos becar a muy pocos chicos porque es toda una responsabilidad y queríamos ver cómo desempeñarnos en este tipo de ayuda. Deben tener un seguimiento importante, un estímulo y coordinar citas en el hogar de cada uno con la trabajadora social que nos acompaña. Con el tiempo pudimos ver que cada vez había más chicos que podían recibir nuestra ayuda. Y ver cómo se van formando, van creciendo como adultos. Eso nos ayuda a tener un futuro mejor, a tener ciudadanos responsables”, expresó la presidenta de la entidad.

Un verdadero “hogar”

El hospital Geriátrico, a todo esto, fue creado por la institución el 21 de abril de 1889.

“Fue el primer establecimiento de esas características que se destinó a personas mayores de ambos sexos desprovistos de medios de subsistencia e imposibilitados para trabajar y/o con enfermedades crónicas. Allí, realmente, encontraron un verdadero hogar”, relata Nora Galfré, gerenta de la Sociedad.

Además, se construyó la capilla anexa del Sagrado Corazón de Jesús, donde los abuelos reciben el apoyo y consuelo de la religión.

En la celebración por los 125 años del establecimiento, se entregó una mención especial a los trabajadores que llevan más de veinticinco años en el Geriátrico brindando su trabajo y contención.

“Lamentamos que se hayan tenido que ir las religiosas del Huerto, que nos han acompañado por años. Fue una decisión que han tomado sus superiores pero sobre todo por la edad de las hermanitas. Vamos a extrañar mucho su contención, su palabra diaria, y su gran mano en la cocina, porque el amor con el que hacían el pan y las roscas de pascua no tenían competencia”, recordó la gerenta.

Galfré agregó: “Más allá de los proyectos, de las cuestiones técnicas y económicas que debemos enfrentar en cada paso, para nosotros ha sido fundamental el trato humano con la gente con la que trabajamos y para la que trabajamos. Sin amor y sin contención no hay buenos resultados”, aseveró.

Por su parte, Isolda Baraldi resumió este año tan particular: “Estoy convencida de que venimos al mundo para hacer algo y algo hemos hecho por nuestra comunidad. Ser testigos de esta celebración es sumamente gratificante, no puedo explicar la felicidad y el cansancio que siento en el cuerpo. Son muchos años dedicándome, junto a mi equipo, a esta institución. Y así seguiremos: aún hay mucho por hacer”.

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