Mañana vence el plazo para que la actual conducción de la Confederación General del Trabajo presente su descargo al planteo opositor que impugnó la decisión del Comité Central Confederal encabezado por Hugo Moyano de convocar a un congreso el próximo 12 de julio, con el fin de renovar las autoridades de la central obrera. Un funcionario de alto rango del Ministerio de Trabajo nacional confió a este diario que, si Moyano cumple ese paso, la cartera laboral dictaminará “algo intermedio, ni una cosa ni la otra”, para evitar que la Casa Rosada aparezca como la causante del quiebre de la CGT.
“Nosotros vamos a decir algo intermedio, ni una cosa ni la otra”, dijo el encumbrado funcionario del Ministerio de Trabajo nacional, que conduce Carlos Tomada.
El objetivo del gobierno de Cristina Fernández, según esa fuente, es que la interna de la CGT la resuelvan las distintas fracciones del movimiento obrero desorganizado y no el Ministerio de Trabajo, de modo tal de evitar que Moyano pueda victimizarse ante una decisión oficial que lo perjudique.
El sector de los “Gordos” y los denominados “independientes” pidieron a la cartera laboral que impugne la convocatoria a elecciones realizada por el Comité Central Confederal para el próximo 12 de julio, en el microestadio del Club Ferrocarril Oeste.
Sin embargo, el gobierno parece no estar dispuesto a ser quien incline la balanza hacia uno u otro lado, o al menos a no hacerlo públicamente y mediante un dictamen oficial. En uno de esos extremos está el líder camionero, ex aliado estratégico y principal opositor a la gestión de Cristina Fernández desde hace un semestre, y en el otro los históricos dirigentes sindicales dialoguistas, cuya reputación cotiza menos que un Lecop.
En ese escenario, y sin una mediación oficial que resulte determinante, todo indica que la CGT volverá a una de sus cíclicas divisiones en dos o más grupos. Y, Maquiavelo dixit, “divide y reinarás”.
Críticas oficialistas
El secretario general de la Uocra, Gerardo Martínez, sostuvo ayer que “jamás” puede coincidir con las duras críticas que Moyano, hizo contra el gobierno de la presidenta Cristina Fernández y consideró que “no hay un tercer mandato” para el camionero en la central obrera.
Sin embargo, Martínez apoyó los reclamos de Moyano respecto al impuesto a las ganancias y asignaciones familiares, al sostener que se “tienen que corregir” y opinó que en la Argentina un tema “pendiente es una reforma tributaria”.
Por su parte, el jefe del bloque de senadores kirchneristas, Miguel Pichetto, cuestionó ayer el paro realizado por Moyano y consideró que el líder gremial “tenía más poder antes de ir a la plaza que cuando terminó el acto”, del miércoles último.
“De la medida podemos decir que fue totalmente innecesaria. El paro tuvo un fuerte contenido político, atento a que los reclamos sectoriales ya habían sido satisfechos en la paritaria”, señaló Pichetto en diálogo con Télam.
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