Bianca Ossola
Por primera vez en la historia, el Mundial femenino de fútbol que se realiza desde 1991, se lleva adelante en dos sedes: Australia y Nueva Zelanda. En los dos países, el clima mundialista es distinto.
Aotearoa, como se conoce a Nueva Zelanda en idioma Maorí, fue la sede de la Selección Argentina en la novena edición de la Copa del Mundo y también de El Ciudadano. El combinado nacional jugó sus tres partidos de la fase de grupos en la tierra de la gran nube blanca. El clima mundialista se vivió desde el minuto uno en el que el avión despegó de Santiago de Chile a Auckland. En las opciones para ver películas y series, para afrontar un vuelo de casi 13 horas, había un apartado exclusivo de la Copa del Mundo: se podían ver documentales del Mundial de Francia 2019 y del campeonato conseguido por Estados Unidos en dicha edición.
Ni bien aterrizó el avión, los pasillos que te guiaban hacia el sector de retiro de valijas y de migraciones estaba empapelado de afiches del Mundial. Al pasar todos los pasos burocráticos correspondientes para poder ingresar a Nueva Zelanda, en el hall del aeropuerto habían montado una mini tribuna con decorado con la gráfica de la Copa del Mundo.
Auckland, a pesar de no ser la capital de Nueva Zelanda, pero sí la ciudad más importante, recibió a sus invitados con bombos y platillos.
Sydney, en tanto, fue la sede de la fase de grupos para Colombia y Brasil, las otras dos selecciones sudamericanas en la Copa del Mundo. Este diario llegó a la capital de Nueva Gales del Sur con la esperanza de poder contar los octavos de final de la Selección Argentina y con el antecedente de Auckland, esperando ver un contexto similar. Sin embargo, el clima es distinto.
Sídney es la ciudad más grande y poblada de Australia y Oceanía. En junio de 2020, la población estimada era de 5.361.466 habitantes. Tal vez, al ser tan extensa, se pierde eso que sí se pudo ver en Auckland.
No hay muchas publicidades, en la vía pública sólo las garitas de los colectivos. Algunas calles cuentan con banderas alusivas, pero no mucho más.
Lo único distintivo, y llamativo, es el set de una cadena televisiva internacional montada sobre la Bahía Walsh.
Si bien en la vía pública no se siente mucho el clima del Mundial, la credencial que acredita a las personas a la Copa del Mundo llama la atención y las transeúntes preguntan si estás en Australia por la cita mundialista. Los canales de televisión transmiten todos los partidos y hay especiales del Mundial, aunque como en Nueva Zelanda, lo que priman son las transmisiones de Rugby: masculino, femenino, profesional y el de las ligas escolares.
Comentarios