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Segundo ataque israelí en tres días en Siria dejó 300 muertos

La aviación hebrea destruyó un centro de investigaciones militares donde habrían estado depositadas armas iraníes.


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Un bombardeo contra un centro de investigaciones militares sirio, que dejó trescientos muertos según la agencia oficial de noticias siria, constituye “una declaración de guerra” por parte de Israel, advirtió ayer el gobierno de Bashar Al Assad, que acusó al país hebreo de aliarse “con terroristas islamistas”.

Así lo informó a la cadena CNN el viceministro de Asuntos Exteriores de Siria, Faisal al Mekdad, quien advirtió que Siria responderá a esta agresión “en el momento y modo adecuado”.

Poco antes, la agencia oficial de noticias Sana había informado que el ataque, el segundo en tres días y el tercero en lo que va del año, había causado “al menos trescientos muertos entre soldados y civiles”.

El ministro de Información del gobierno de Damasco, Omran al Zohbi, dijo por su parte que “esta agresión abre la puerta a todas las posibilidades, especialmente porque no deja más dudas sobre la realidad de las conexiones que existen entre todos los que participan en la guerra contra Siria”.

Aunque las autoridades israelíes no confirmaron ni desmintieron el ataque, fuentes militares hebreas citadas por el periódico Haaretz, no obstante, admitieron que la Fuerza Aérea de su país llevó a cabo un ataque contra Siria el viernes pasado, mientras el presidente estadounidense Barack Obama dijo que Israel “tiene el derecho de protegerse de la transferencia de armas avanzadas a Hezbollah”.

En Damasco, el vicecanciller sirio no especificó de qué modo responderá su país al ataque, aunque recalcó que la misión del gobierno de Al Assad es la de proteger al país de cualquier ataque doméstico o internacional “a través de todos los medios disponibles”.

El bombardeo realizado la madrugada de ayer contra el centro de investigación militar de Jamrayah, en Damasco, tenía como objetivo, al igual que el ejecutado la madrugada del viernes pasado, un depósito de misiles presuntamente procedentes de Irán y destinados al partido-milicia chiita libanés Hezbollah, según confirmó una fuente de la inteligencia occidental.

La agencia oficial Sana destacó que el bombardeo deja claro “el involucramiento directo de la entidad ocupante (como denomina a Israel) en la conspiración urdida contra Siria, e indica el enlace de estos grupos terroristas con los planes agresivos de esta entidad, respaldados por parte de países occidentales, regionales y algunos países del Golfo”.

Israel reiteró en numerosas ocasiones que está dispuesto a adoptar “las medidas que sean necesarias para evitar que las armas químicas del gobierno caigan en manos de Hezbollah o de los grupos yihadistas que participan en la guerra civil siria”.

Siria vive un prolongado conflicto armado iniciado en marzo de 2011 en el que grupos rebeldes armados buscan derrocar el gobierno del presidente Bashar Al Assad, conflicto que costó la vida a más de 70.000 personas, según cifras de las Naciones Unidas.

Estados Unidos rechaza por ahora una intervención en este conflicto desatado, si bien estableció como “línea roja” el empleo de armas químicas en el país.

El Ejército israelí, en tanto, elevó ayer el nivel de alerta en sus fronteras con Líbano y Siria, y desplegó baterías antimisiles, en previsión de represalias.

Desde Israel, el ministro de Turismo, Uzi Landau, justificó cualquier acción de Israel para impedir que “ciertas armas” lleguen a manos de grupos terroristas.

El ataque de ayer amenaza con recalentar las ya delicadas relaciones entre Tel Aviv y Damasco y, según advirtió el gobierno sirio de Bashar Al Assad, “pueden conducir a la región a una guerra amplia”.

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