Economía

Efectos de la pandemia

Segunda ola y economía: arriesgarse a sostener el ritmo o frenar y asumir los costos

La disyuntiva genera un conflicto dentro de la propia coalición gobernante, donde colisionan la lógica de priorizar la contención social y productiva con la idea de apuntalar el orden fiscal. En medio de las discusiones emerge la posibilidad de recibir 4.300 millones de dólares provenientes del FMI


La llegada de la segunda ola de coronavirus en Argentina amenaza con eventuales cierres en la economía y el gobierno nacional se encuentra ante un camino que se bifurca entre un freno de mano a la actividad, que demandaría un gasto similar al del año pasado, o bien sostener el ritmo actual con el peligro de una propagación vertiginosa en los contagios. Con el correr de los días y la evolución de la curva epidemiológica, el Ejecutivo deberá definir entre, priorizar la contención social y productiva en detrimento del orden fiscal, o viceversa.

La disyuntiva genera un conflicto dentro de la propia coalición gobernante, y expone además las dificultades para establecer un plan económico que el gobierno nacional no supo o no pudo establecer en la vorágine de un año crítico a nivel global. Más allá de los necesarios auxilios económicos que puede dar el Estado, el arrastre de la crisis económica dificulta que la asistencia pueda ser suficiente ante la caída de la demanda.

En medio de esta situación emerge una posibilidad de ingresos genuinos a partir de la denominada recapitalización de fondos que anunció el Fondo Monetario Internacional (FMI). Como accionista del organismo, Argentina recibirá un monto cercano a los 4.300 millones de dólares, que podrían generar un alivio, o bien un nuevo conflicto. Es que mientras un sector del oficialismo encabezado por Martín Guzmán prefiere destinar ese dinero al fortalecimiento de reservas, existe un ala disidente a esa idea, que propone volcar parte de ese monto a la ayuda de los sectores más afectados.

Si bien la segunda ola avanza a paso firme en Argentina, por el momento no se prevé un freno importante a la actividad económica y de hecho, desde el propio espacio del Frente de Todos admitieron a este medio que no consideran pertinente un cierre similar al de 2020.

Entre los argumentos que fundan esa posición, un sector de los legisladores oficialistas consideran que la insistencia sobre los cuidados y el apuntalamiento de los protocolos podrían evitar un escenario de cierre generalizado. Por otra parte, y en sintonía con el ministro de Economía Martín Guzmán, consideran que el país no puede volver a soportar un freno generalizado en una economía que mejoró sus números a partir de las flexibilizaciones.

Lo que sí dejaron en claro es que el monto que figura en concepto de gasto Covid en el presupuesto 2021 no condicionará cualquier gasto extraordinario que el Ejecutivo tenga que asignar con urgencia. Es decir, ante un cierre eventual, el gobierno nacional puede reforzar los montos asignados a gastos para asistir económicamente a sectores afectados por la pandemia.

La primera reacción del gobierno nacional ante el avance de la segunda ola en territorio nacional, fue el incremento en la ayuda a sectores críticos mediante el Programa de Recuperación Producitva (Repro) anunciado la semana pasada. Se trata de un aumento del 50% en la asistencia que reciben empresarios gastronómicos, hoteleros, de turismo y cultura para el pago de sueldos. El monto otorgado pasará de 12 mil a 18 mil pesos por trabajador.

Fondos del Fondo

En diálogo con El Ciudadano, y en medio de un contexto incierto, atado al comportamiento de los casos, el economista Federico Fiscella analizó las dificultades que genera la cuestión sanitaria sobre la realidad económica. Más allá de la disyuntiva entre atender la situación fiscal o priorizar las cuestiones sociales y productivas, habló de la oportunidad que ofrece el posible ingreso de dinero proveniente del Fondo Monetario Internacional.

En ese sentido, Fiscella analizó las alternativas que tiene Argentina en una carrera contra el tiempo. “Habrá que ver si el dinero de la recapitalización de fondos es destinado a la ayuda social o a engordar las reservas. La otra posibilidad es endeudarse o emitir, lo cual genera problemas con el FMI o con el tema inflación, no hay demasiada alternativa”, explicó.

Por otra parte calculó que esos 4.300 millones de dólares que podrían llegar al país, alcanzarían para cubrir al menos una nueva ronda de Ingreso Familiar de Emergencia. Una probabilidad que colisiona contra las expectativas de quienes prefieren apuntalar la macroeconomía.

“Plata propia hoy el gobierno no tiene, o eso dice en el presupuesto, no hay partidas destinadas a ese fin. Van a estar en caso de que sea necesario pero siempre está el «pero» y es cierto también que se necesita un crecimiento que emparde la caída del año pasado”, analizó Fiscella.

A su vez evaluó lo que la pandemia generó a nivel mundial y reparó en los casos de Estados Unidos y la Unión Europea. Estas potencias globales analizan la posibilidad de avanzar con impuestos sobre empresas multinacionales y de hecho aplicarlos en simultáneo para que los grandes firmas lo tributen en un territorio o en otro.

Problema estructural

Para el economista de Fundación Pueblos del Sur, Esteban Guida, la problemática para la economía no radica en eventuales cierres, sino en la falta de un plan a futuro que otorgue certidumbre a los sectores más afectados por las restricciones.

Consideró que la disyuntiva entre cerrar o no temporalmente, no implicaría un conflicto si los comerciantes contaran con el respaldo de un rumbo económico cierto. En este contexto, sostuvo que más allá de los perjuicios para sectores específicos como comercio o turismo, la incertidumbre generalizada puede profundizar y volver más aguda la polaridad en el reparto de ingresos.

“En el presupuesto 2021 había un total de 1 billón de pesos destinado a servicios económicos, para lo que es comercio y turismo hay 1.300 millones de pesos asignados, lo que es un número importante, pero el tema es ver cómo ese dinero llega a las empresas, vos le podes dar mucha plata pero la realidad económica no se la vas a cambiar”, analizó Guida.

En su reflexión invitó a pensar que por más (necesaria) asistencia que el Estado otorgue a la producción, como sucedió con el caso del ATP, “resulta difícil” que se logre remediar la caída de ventas o de demanda. De hecho esa herramienta en particular no está contemplada para este año, aunque en caso de necesitarla, el Ejecutivo tiene la potestad de asignar las partidas correspondientes, como sucedió con la ampliación del Repro para casos particulares.

En relación a los efectos estructurales, el economista evaluó: “Esta situación ya está generando un empobrecimiento generalizado en la economía y una polarización cada vez más aguda, donde hay un pequeño grupo cada vez más rico y un gran porcentaje de la población cada vez más pobre. Con estas diferencias nos estamos asemejando al resto de los países de la región donde la polaridad en el reparto de los ingresos es cada vez más aguda”.

Más allá de las críticas al manejo actual, para el referente de Fundación Pueblos del Sur la crisis global provocada por la pandemia, socavó con dureza en una economía golpeada por cuatro años de macrismo, pero que arrastra años de “desindustrialización y primarización”. En simultáneo, ambos procesos facilitaron la expulsión de trabajadores del sistema afectando el tejido social argentino.

Para finalizar, Guida volvió a hacer hincapié en el factor incertidumbre y concluyó: “La veo en términos de que no hay un modelo de país o proyecto económico porque estamos en negociaciones con el fondo y porque el sistema financiero hace lo que quiere. Entonces los empresarios no saben qué hacer, ante eso apuestan a otra cosa que no sea inversión o mano de obra, a ver que las circunstancias para seguir no están dadas, cierran sus puertas”.

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