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CANDIDATOS Y CANDIDATAS

Sebastián Artola: “Javkin gobierna para la especulación inmobiliaria”

El referente de Inquilinos Agrupados intentará por cuarta vez llegar al Concejo Municipal, donde planea proponer que "el Estado ofrezca viviendas en alquiler". También sugiere la creación de una Secretaría de Seguridad municipal y clama por "la vuelta del Estado a los barrios"


Sebastián Artola construyó su vida política desde la militancia, primero estudiantil y luego territorial, durante más de 20 años. Intentó tres veces llegar al Concejo (2013, 2015 y 2017), pero no lo logró. En 2015 estuvo muy cerca, pero tampoco pudo ser. Con todas las limitaciones de no participar de los aparatos partidarios, este año lo intentará por cuarta vez, al frente de una de las listas del frente Juntos Avancemos. Artola nació en San Nicolás, donde inició su militancia desde el colegio secundario en la lucha contra las políticas del menemismo. Es profesor en la facultad de Ciencia Política de la UNR y referente en Rosario de Inquilinos Agrupados. Se identificó desde 2003 con el kirchnerismo y desde la agrupación Martín Fierro hilvanó su acción en los barrios de la ciudad. En la última década inició una lucha por los derechos de los inquilinos y por el derecho a la vivienda, y se transformó en referente de esa pelea. A la hora de disputar una banca en el Concejo, pide la vuelta del Estado a los barrios, propone la creación de una Secretaría de Seguridad y pide apoyo para que las propuestas en favor de los inquilinos no queden dormidas en un cajón.

—¿Qué te impulsó a volver a la pelea electoral? 

—La decisión tuvo que ver más con el momento político. En la carta que hicimos pública en mayo, cuando anunciamos nuestra candidatura, dijimos que estas elecciones son decisivas, no sólo para la ciudad, sino también para la provincia y para el país. Que en particular la ciudad vive una situación crítica, y yo creo que está en el punto más alto de violencia de un ciclo de 10 años que arrancó en el 2013. Y que eso necesita de todos y todas. Y sobre todo necesita, y las elecciones son una oportunidad para eso, dejar atrás una forma de hacer política, disputar la representación y avanzar hacia una nueva dirigencia política popular. Y entendimos que en este momento, tan crítico por un lado, tan desafiante por el otro, y tan decisivo para los próximos años de la ciudad y del país, era necesario volver a participar de las elecciones, y que toda esa militancia que venimos dando desde hace muchos años, y sobre todo en el último tiempo, más desde lo social, más desde la calle, en mi caso particular más desde la lucha por los derechos de los inquilinos y la lucha por el derecho a la vivienda, tenía que tener su propuesta en estas elecciones, y tenía que haber voces que hablen de los problemas concretos que atraviesan a la mayoría de la sociedad de Rosario, y que nosotros no vemos que estén presentes en el grueso de los candidatos.

—¿Cuáles son esos temas?

—Sin dudas el tema de la violencia. Ahora todos los candidatos hablan de la seguridad y de la violencia. O se muestran críticos, o más combativos. Y esto lo digo también al interior de los propios concejales del peronismo. Pero yo veo que en estos cuatro años hicieron la plancha y estuvieron en silencio, y no fueron muy críticos del gobierno nacional o provincial. Entonces, también nuestra apuesta es a renovar el espacio nacional y popular en el Concejo Municipal, porque creo que un problema del campo nacional y popular, del campo democrático, es no tener dirigentes que estén en la calle, que estén en el territorio, que se pongan al hombro los problemas concretos de nuestra sociedad y que tengan permanentemente el oído puesto en la realidad cotidiana.

—¿Ves una desconexión entre la dirigencia con los problemas de la sociedad?

—Claramente, hay una desconexión creciente entre la política y lo que le pasa a la sociedad, y eso en un proyecto popular es un problema, y creo que parte de la explicación de por qué crecen la derecha y la extrema derecha tiene que ver también, una parte, con la falta de dirigentes que estén en contacto concreto y cotidiano con los problemas de la gran mayoría de la sociedad.

—¿Cómo analizás el acuerdo entre el peronismo y Ciudad Futura? 

—Yo veo muy bien que se haya dado un marco de acuerdo entre el peronismo y Ciudad Futura. Es algo que nosotros habíamos planteado en el 2018, a través de una carta abierta dirigida a la militancia del movimiento popular, que ese año nos exigía a todos dejar un poco nuestro confort y comodidades. Frente a la posibilidad de que el macrismo fuese reelecto había que construir un gran frente popular nacional y democrático con todos los sectores que en esos años nos habíamos encontrado en la calle resistiendo, sobre la base de la unidad del peronismo de izquierda y progresista, incluso con sectores que no habían acompañado al kirchnerismo en los 12 años de gobierno. Eso se terminó dando, se llamó Frente de Todos y nosotros ahí proponíamos que la candidata tenía que ser Cristina. Eso no se terminó dando y el candidato fue Alberto. Planteamos que eso se debía dar a nivel nacional, provincial y municipal, y si se hubiese dado en el 2019 hubiésemos ganado la ciudad. Saludamos que esto se dé ahora, pero también hay que tener en cuenta que ahora el radicalismo y el socialismo se unieron a JxC y entonces el escenario está abierto. Sí hubiésemos querido que el sector de Carlos del Frade confluya en esta unidad del campo popular en la ciudad de Rosario y en la provincia.

—Y ustedes ¿por qué no se integraron?

—Porque también siguen predominando lógicas sectarias. Nosotros, al no ser convocados por ningún sector, decidimos presentar nuestra propia propuesta para el Concejo Municipal. Y, después, a nuestros compañeros y a quienes integren la lista les damos libertad de acción para que, en las categorías donde no tenemos propuesta propia, cada uno vote en el marco de la interna del peronismo. Y pasadas las internas por supuesto acompañaremos a los candidatos electos para la general, porque creo que hay una oportunidad histórica en Rosario de recuperar la ciudad. Y nosotros a eso le queremos agregar el desafío de renovar el espacio nacional y popular y peronista del Concejo municipal, convencidos de que si nosotros ganamos la interna va a ser la renovación más importante del peronismo de Rosario de los últimos 20 años.

—¿A cuál de los dos candidatos a intendente votarías?

—Me reservo la opinión, la decisión casi la tengo tomada.

—Se hace difícil sostener una campaña desde abajo, sin el apoyo millonario que tienen los grandes frentes.

—Tiene que ver con la convicción de una manera de hacer y construir política. Sabemos que es un camino largo, pero me parece que es el tipo de política que necesita nuestra sociedad. Una política nacida desde abajo, fundada en la convicción, que no negocie sus convicciones, que tenga una mirada colectiva sobre la construcción, y que tenga una mirada sobre la política, la herramienta para transformar la realidad. Pero esto, que pueden decir varios, nosotros lo llevamos a la práctica todos los días desde hace más de 20 años. Yo creo que no hay en Rosario otro político que pueda decir que estuvo militando o participando durante 20 años seguidos sin haber ocupado una función pública o sin haber tenido un cambio político. Yo lo puedo decir. El único cargo que tengo, que lo llevo con orgullo, es el de ser docente de la Universidad pública.

—El tema es cómo transmitir esa idea a la sociedad, ¿no?

—Sin dudas, pero también lo nuestro, pese a que no se dio en otras oportunidades la posibilidad de llegar al objetivo, hemos hecho buenas elecciones, porque ven en nosotros otro tipo de política, otro tipo de construcción y una militancia más genuina que le recuerda las mejores tradiciones militantes de la Argentina. Y creo que en este momento más que nunca tiene lugar esto que nosotros venimos construyendo desde hace muchos años: esta crisis de representación, este alejamiento de la sociedad de la política en los últimos años, este descreimiento, me parece que más que nunca reclama y demanda dirigentes y políticos que no estén en la burbuja, que no reproduzcan la lógica corporativa, que no agachen la cabeza ante el poder, que no tengan miedo, y que tengan coraje y valentía para enfrentar los poderes económicos que explican la realidad tan crítica en la que estamos. Y creo que lo nuestro es una expresión de esa búsqueda.

—¿Qué otra parte de la agenda es la que ustedes cubren y hoy no está cubierta por la política tradicional? ¿Cuáles son esas mafias que hay que enfrentar?

—En parte lo que explica el ciclo de violencia en Rosario, y que hoy estemos en el punto más alto, es el retiro del Estado de los barrios de Rosario, y particularmente del Estado municipal. Incluso es paralelo el crecimiento de la violencia en nuestra ciudad con el proceso de retiro del Estado municipal de los barrios. El pico de la tasa de homicidios se dispara en el 2013, el retiro del Estado municipal de los barrios de Rosario arranca en la segunda gestión de Miguel Lifschitz y ahí tenés el efecto. Se profundizó con la gestión de Mónica Fein y sin dudas se agravó con la actual gestión de Pablo Javkin.

A nosotros una cuestión que nos parece central y que planteamos como propuesta en esta campaña es la necesidad de la vuelta del Estado a los barrios, pero de una vuelta que no tiene que ser para una foto, o una puesta en escena. Es una necesidad permanente, de una necesidad con dispositivos integrados por equipos de profesionales multidisciplinarios, con un abordaje integral, con acciones concretas y cotidianas sostenidas en el tiempo, que apunten fundamentalmente a la reconstrucción del tejido social y a la recuperación de lo público en el territorio, porque el retiro del Estado de los barrios de Rosario hizo que haya zonas de nuestra ciudad libradas a su suerte, donde más operan las mafias y la narcocriminalidad.

—¿Cuáles serían esas políticas?

—Tiene que haber políticas de desarrollo deportivo, políticas culturales, tiene que haber en esos equipos profesionales de la educación que trabajen fuertemente con la inclusión educativa de los pibes que dejaron el secundario en los últimos años, porque está estudiado que las reincidencias, la composición de las tramas delictivas, la conforman, mayoritariamente, pibes, varones, que dejaron sus estudios secundarios o primarios. Cuando hablamos de políticas de abordaje integral, tiene que ver con todas estas dimensiones. Yo creo que ahí es central ese aspecto. Sin eso no se baja la violencia en nuestra ciudad. Obviamente que esto tiene que estar acompañando con obras de urbanización de los barrios, obra pública distribuida en todo el territorio de la ciudad, que esos sectores tengan los mismos servicios públicos que cualquier otra zona de la ciudad, que el transporte público llegue, que la recolección de residuos lo mismo, todas esas son competencias del municipio.

Otra cuestión, que para mí va de la mano con ésta, es que de una vez por todas el municipio tenga una política de seguridad total, más allá de que la formalidad de la Constitución diga que es competencia de la provincia. Está claro, hay que seguir reclamando a la provincia y a la Nación, pero la gravedad de la violencia y la inseguridad, en los grandes centros urbanos, desafía a los Estados municipales y locales a que avancen hacia una política pública de seguridad local.

Hay 14 secretarías en el municipio, yo creo que hay que crear una Secretaría de Seguridad Pública que diseñe una política de seguridad local desde las competencias del municipio, pero que permita centralizar lo que se está haciendo, hacer una evaluación de los recursos que se tienen y de qué hay que mejorar, que permita articular con las organizaciones de la comunidad o de la sociedad civil y, por otro lado, que sea el ámbito de tracción de la articulación con el nivel provincial y nacional.

Nosotros decimos que el Estado no está en los barrios, pero cuando está es ineficaz. Porque está fragmentada, a su vez, la presencia del Estado local, provincial y nacional. Hay falta de los tres niveles del Estado. Javkin sería bueno que deje de patear la pelota para otro lado y se haga cargo de su parte. A su vez, claramente falta otro compromiso del Estado provincial y nacional. Pero también falta otro compromiso de los otros poderes del Estado. Porque muchas veces hablamos del Ejecutivo, pero también esa política de seguridad local también tiene que convocar a los tres poderes. Al Poder Judicial, que tiene un rol fundamental por cumplir a la hora del desmantelamiento de las tramas delictivas en nuestra ciudad.

—¿Cómo entra en esa agenda tu pelea por los inquilinos y el acceso a la vivienda?

—También nos presentamos porque después de muchos años de estar en la calle, reclamando, juntando firmas, visibilizando la realidad de los inquilinos en nuestra ciudad, presentando proyectos en el Concejo municipal, todos esos proyectos terminan cajoneados. No hay una voz en el Concejo Municipal que represente a los inquilinos, y sobran las voces que representan al negocio inmobiliario. De hecho, cuando van al mercado inmobiliario a conseguir una excepción para construir una torre de lujo se aprueba de manera exprés, casi de forma unánime. Entonces, también eso fue lo que nos dio el empujón para, desde esta experiencia que nos venimos dando desde Inquilinos Agrupados, dar el paso.

—¿Se pueden hacer cosas desde el municipio?

—Muchísimo. Desde los tres niveles del Estado se pueden hacer. Nosotros vamos a hacer públicas nuestras propuestas para los inquilinos de Rosario y una de ellas es la creación de un sistema público-privado de acceso a la vivienda en alquiler. No sólo en Rosario, en la Argentina se accede a la vivienda a través del mercado y del sector privado. Vamos a proponer que el Estado ofrezca viviendas en alquiler. Que sea una opción para el propietario frente al mercado. Esto beneficiaría a todas las partes. A inquilinos y a propietarios. Porque todo el trámite sería gratuito, no se cobraría comisión inmobiliaria, sellado…

—El Estado se pondría en el lugar que ocupa la inmobiliaria hoy.

—Exacto. Desde su rol público. Para el inquilino significaría reducir el gasto a la hora de firmar o renovar un contrato en el orden del 60%. Sería una revolución en Rosario en acceso a la vivienda en alquiler, haciendo frente a los desequilibrios que se agravaron en el último tiempo, de una ciudad que duplicó la cantidad de inquilinos en las últimas dos décadas, que tiene la mitad de la población con problemas habitacionales y que, sin embargo, está atravesando un nuevo boom inmobiliario.

En las dos últimas décadas se construyó vivienda como nunca, fue la ciudad que más metros cuadrados construyó en Sudamérica, tiene más viviendas construidas que hogares, o sea que sobran las casas en Rosario, y sin embargo tenemos estos problemas, por la falta de presencia del Estado por la especulación inmobiliaria.

De esta manera, el Estado interviene en el mercado y eso generaría sin dudas un círculo virtuoso que beneficiaría a las partes, y que sin dudas haría más accesible la vivienda en alquiler en Rosario. Pero claramente para esto es necesario tener voces en el Concejo Municipal y avanzar hacia otro proyecto de ciudad, porque Javkin gobierna para la especulación inmobiliaria y el Concejo legisla para el negocio inmobiliario.

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