País

Encuentro multidisciplinario

Se propuso declarar como patrimonio a los meteoritos de Campo del Cielo en Chaco

Un elenco integrado por antropólogos, sociólogos, escritores y referentes de comunidades Moqoit y Qom participó de debates para dinamizar la declaratoria de patrimonio para la reserva científica, antropológica y cultural en la que hace 4 mil años impactó una lluvia de meteoritos


Con talleres, música y mesas que conjugaron la mirada científica y la gestión cultural con experiencias de vida de pueblos originarios y lo comunitario, finalizó la segunda edición de Los patrimonios son políticos en Resistencia, un ciclo organizado por el Ministerio de Cultura que busca ampliar la noción de patrimonio y en esa línea obtener la declaratoria nacional para Campo del cielo, sitio “sagrado” de meteoritos y reserva natural del Chaco, considerado también un territorio en disputa.

Un elenco multidisciplinario integrado, entre otros, por el curador paraguayo Ticio Escobar, la antropóloga Mónica Lacarrieu, el biólogo Diego Golombeck, el pensador italiano Franco “Bifo” Berardi, la socióloga Maristella Svampa, la escritora Selva Almada y referentes de comunidades Moqoit y Qom participó de distintos debates y charlas con el objetivo de dinamizar la declaratoria de patrimonio a nivel nacional para Campo del Cielo, la reserva científica, antropológica y cultural en la que hace aproximadamente 4 mil años​ impactó una lluvia de meteoritos resultantes de la explosión de un cuerpo celeste.

Puesta en cuestión de los modos de producción, de las desigualdades y el extractivismo

Denominada Los patrimonios son políticos. Entre cosmovisiones, ciencia, arte y ecología, se centró en la problematización de la noción de patrimonio cultural y sus fronteras, entre cultura y naturaleza, ciencia y saberes ancestrales, materialidad e inmaterialidad. En esa línea, pensar los patrimonios excede su propia definición y se proyecta hacia territorios en disputa, desde el acceso a la tierra o la salud sin agrotóxicos hasta la preservación de la lengua y cosmovisión de pueblos como el Moqoit, que empiezan a transitar el proceso de recuperación de su identidad ya iniciado por sus “hermanos” Qom.

El colapso provocado por la emergencia puso en cuestión los modos de producción y la visibilización de las desigualdades, y un modelo extractivista que contrasta con la posibilidad comunitaria que se presenta como más adecuada para una mayoría global ante una crisis que podría llevar a la humanidad hacia su extinción –como planteó “Bifo” Berardi–.

El encuentro fue para repensar otras posibilidades, desde la ciencia y desde el arte de la palabra para conciliar el proyecto científico instalado actualmente en Campo del Cielo y el reclamo de una comunidad de pueblos originarios.

Producto de la colisión de una lluvia de meteoritos compuestos por hierro, su efecto catastrófico en el monte inauguró en la cosmovisión de los pueblos originarios de ese tiempo un nuevo capítulo en su tradición oral. Para los Moqoit, que reclaman este territorio convertido en parque, es un espacio sagrado donde se realizan distintas ceremonias relevantes para su comunidad.

Por eso objetan que el foco esté puesto en los meteoritos desde la mirada científica. Según la comunidad, la tierra, el agua, el fuego y todo aquello que no es realizado por el hombre es considerado sagrado: desean recuperar este territorio ancestral que les fue arrebatado.

Problematizar las nociones sobre lo que es el patrimonio

Las jornadas centradas en Pigüen N’onaxá – Campo del Cielo, una reserva natural y cultural situada a 350 kilómetros de Resistencia en el municipio de Gancedo, dejaron un balance positivo según la secretaria de Patrimonio Valeria González.

“Plantear jornadas de reflexión interdisciplinarias como parte de un proceso de declaratoria patrimonial es algo inédito para nosotros; y tiene que ver no solo con dar cabida a la propia complejidad de los valores de Campo del Cielo como sitio patrimonial, sino también con los meteoritos como oportunidad para problematizar acerca de qué es el patrimonio hoy”, dijo. Y remarcó: “La inclusión del consentimiento de las comunidades Moqoit, que asignaron a los meteoritos su sentido originario, es un hito fundamental”, destacó.

“En 2022 nuestro objetivo es no solo lograr la declaración de Campo del cielo como patrimonio nacional, sino avanzar en conjunto con referentes de las provincias de Chaco, Santiago del Estero, San Juan entre otras provincias, hacia un proyecto de ley nacional que nos brinde herramientas efectivas para combatir el tráfico ilícito de meteoritos”, indicó.

En las mesas se tomó en cuenta el modo en que “las cosmovisiones amerindias tratan las relaciones entre naturaleza y trabajo humano y el derecho al buen vivir”, algo que “resuena en planos actuales como la resistencia a modelos económicos predatorios y desiguales y las luchas por la soberanía alimentaria”.

Romper la idea del patrimonio como algo estático

La antropóloga y especialista en patrimonio Mónica Lacarrieu manifestó que se trató de un “encuentro de patrimonios de muchas miradas” al hablarse desde el arte, las tierras, los campesinos o la ecología, así como la importancia de “la participación en los paneles de los pueblos originarios incluso de otros lugares con su experiencia”, sin que hubiera tensión o conflicto con los académicos.

“El evento cumplió sus objetivos y ahora viene una etapa de cómo eso se aplica a la práctica, esa distancia o brecha entre gestión y discurso, afirmó. Entre lo que se deberá considerar están los reclamos de la comunidad Moqoit sobre el sitio donde están los meteoritos y una mayor presencia para ellos en Campo del Cielo: “Los conflictos van a existir y eso va a suceder en el territorio, no en un encuentro, pero es muy bueno que se haya empezado por un encuentro mixto”, concluyó Lacarrieu.

Gabriela Barrios, a cargo de la dirección de patrimonio del Instituto de Cultura del Chaco, planteó que pudieron repensar sus miradas iniciales, sobre la “complejidad” de este “patrimonio en particular”. Esta tensión generada al pensar el patrimonio como pasado y como “proyección de la sociedad que queremos”, conlleva el “romper la idea del patrimonio como algo estático”.

Y destacó como relevante la articulación lograda junto a la socióloga Victoria Sosa (parte del proyecto Qhapaq Ñan, sistema vial andino), “Destellos en el horizonte. Pacto ecosocial y gestión comunitaria del Patrimonio”, centrada en la cultura y la ecología, como forma “de pensar ese mundo conectado, no desarmado en múltiples partes” de los pueblos originarios, indicó. Y si bien es importante el papel de la ciencia, también lo es el “reconocer la cosmovisión indígena en estos procesos, que es algo que decimos, pero no lo concretamos en acción”.

Actuar para poner en práctica lo que se acordó con la participación de la comunidades indígenas

Juan Carlos Martínez, docente bilingüe y uno de los referentes Moqoit que impulsa la preservación de la lengua y cosmovisión de su comunidad, señaló como positivo el encuentro donde se sintieron incluidos y escuchados. “Lo que siento es que están escuchando o entendiendo nuestro mensaje, y eso nos reconforta muchísimo porque esto no es político partidario, no es religioso, esto es cultural”.

Al finalizar el encuentro se realizó, del mismo modo que al comienzo, una ceremonia. Una danza conjunta entre los asistentes de las jornadas y parte de la comunidad Moqoit en Campo del Cielo, a partir de la cual “se sintieron aceptados, escuchados”, indicó Martínez.

“De acá en más nosotros esperamos que se quede plasmado y actuar sobre lo que se está haciendo. Actuar en el sentido de poner en práctica lo que se habló, lo que se propone, lo que se acordó con nuestra participación. Nosotros sin las instituciones del gobierno no podemos avanzar y el gobierno, si quiere avanzar sin nosotros, no estaremos otra vez”, afirmó.

Organizado por la Secretaría de Patrimonio Cultural de la Nación, el Terry y el Instituto de Cultura de Chaco, se desarrolló en el Centro Cultural Cecual y en la Casa de las Culturas de Chaco y como broche de oro cerró el evento en la reserva natural y cultural Pigüen N’Onaxá (Campo del Cielo).

Comentarios