A Marlene la acompaña siempre una libreta y un bolígrafo. Ya sea cuando está en un bar, o las largas esperas en el aeropuerto que la devuelve por semanas a su Argentina natal. Pero nunca le faltan las herramientas con las que captura a las personas en breves trazos que persiguen naturalidad. Luego lo redimensionará y agregará color. Todavía recuerda el tren que la trasladaba a principios de la década del 40 desde la localidad de Temperley hasta Capital Federal que hoy cuelga en su página web. Allí se presenta con apellido, Pohle, como dibujante, caricaturista e ilustradora que vive en Alemania hace 20 años. Desde hoy hasta el 1º de diciembre una veintena de sus obras, junto a la de los portugueses Antonio Antunes –director del World Press Cartoon y colaborador del semanario Expresso– y Carlos Brito, dibujante de Le Monde y Le Canard Enchaîné, estarán en exposición en el Centro Cultural Fontanarrosa –San Martín 1080– como parte de la muestra itinerante “Tres lápices para dibujar el mundo”.
La realizadora galardonada es reconocida por su labor dentro de la Federación de Organizaciones de Dibujantes de Humor, órgano de protección contra los embates que sufren los artistas cuando, por ejemplo, ilustran a un jefe de Estado turco con cuerpo de gato. En diálogo con El Ciudadano, Pohle explica su pelea para que el humor gráfico, y Rosario sabe mucho de esto, no pierda espacio en las publicaciones, ya sean tabloide o revistas, una lamentable tendencia en crecimiento durante la última década. “La caricatura es lo más directo e inmediato que golpea al lector. Mucho más que un texto. Te da libertad y te exige síntesis”, cuenta a la distancia. Para la mujer, que gira por Europa, el viejo continente tiene un profundo respeto por la factoría de humor gráfico argentino con nombres como el santafesino Crist (Cristobal Reinoso), Horacio Cardo, Sergio Langer o el nacionalizado Hermenegildo Sabat, por mencionar algunos.
Defensa del humor
Por fuera de su trabajo personal, Pohle disfruta de ser parte de la agrupación que hace 30 años nuclea a distintas asociaciones de dibujantes de humor alrededor del mundo de sigla anglosajona Feco. La misma sirve como punto de información sobre concursos, calificaciones, premios y en particular, distintos pedidos de solidaridad para defender la libertad de expresión frente a distintas agresiones a dibujantes. “Lo más común es salir al cruce con galerías en las que contribuyen muchos artistas para denunciar actos de violencia como el que sufrió un dibujante en Siria en el régimen de Al-Assad”, agrega Pohle sobre Feco, cuya página web es http://www.fecocartoon.com/.
Por partida doble
A la par de la muestra “Tres lápices para…”, también con entrada libre y gratuita, el Fontanarrosa recibirá en su planta baja a la exposición Top 50 del World Press Cartoon del 2013 constituida por dibujos premiados, menciones de honor y por las obras finalistas o mejores de cada edición según la opinión del jurado. Según anunciaron desde el Fontanarrosa, se trata de un retrato multifacético de 2012, de sus crisis y de sus protagonistas. Entre las caricaturas que se podrán ver estarán la de Evo Morales, primer premio en 2012 para el argentino Pablo Lobato, o las de Nelson Mandela o Messi. “Desde la crisis europea a la reelección de Obama, de la destrucción de Siria al radicalismo islámico y del desenvolvimiento urbano desordenado a la polución de los mares, todo forma parte de este viaje”, apuntaron. Hace nueve años el World Press Cartoon es un salón que se postuló como un espacio único en la escena internacional del humor gráfico, culminando con las distinciones del International Cartoon News Center: Best Cartoon Contest of Year 2012 y Best Cartoon Contest Catalog of Year 2012. En el área del dibujo humorístico de prensa el World Press Cartoon es un concepto que, partiendo de Portugal, ha ganado el mundo a través de sus muestras itinerantes; realizando exposiciones en São João de Madeira (Portugal), Alcalá de Henares, Madrid y Alicante (España), Río de Janeiro (Brasil), Maputo (Mozambique), Manchester (Reino Unido) y Belgrado (Serbia). De hecho, Rosario es la primera ciudad argentina en recibir la exposición.
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