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San Jerónimo Sud se repone de la furia del cielo

Por el granizo sufrió daños materiales y estuvo sin servicios durante gran parte del dí a de ayer.


“Trabajé en inundaciones pero eso es más progresivo. Esto te deja shockeado: la fuerza natural”, reflexionó el jefe de cuerpo activo de Bomberos Voluntarios San Jerónimo Sud, un grupo de veinte zapadores que en siete días tuvo más trabajo que lo habitual. El fin de semana batallaron contra un incendio cinematográfico, el de la aceitera Martínez, hoy reducida a cenizas. Anteayer enfrentaron las consecuencias de una brutal pedrada que trajo un sinnúmero de problemas para la localidad de casi tres mil habitantes ubicada a 30 kilómetros de Rosario. Por suerte, no se registraron heridos. Hubo techos colapsados, más de cuarenta casas dañadas, comercios con rotura de vidrios y ventanas, cables de los servicios –electricidad, televisión y teléfono– cortados por más de 12 horas y ganado muerto. El temporal abolló autos y quebró árboles. Hasta los productores agrícolas la pasaron mal. Algunos silos bolsa en la zona también fueron agujereados por las piedras.

Todo junto

El temporal del miércoles golpeó la región sur y en menor medida el centro de Santa Fe. Las ráfagas de viento, algunas que alcanzaron los 80 kilómetros por hora voltearon árboles y causaron daños en Rosario, fueron aún más devastadoras para la población de San Jerónimo Sud. Anteayer por la tarde veinte minutos le bastaron a la tormenta para dejar a toda la comunidad con al menos una anécdota sobre la pedrada. En diálogo con El Ciudadano, el jefe de bomberos voluntarios, Emanuel Piccolotti, contó que al llegar al pueblo desde Carcarañá (que no sufrió grandes efectos a pesar de estar cerca) el panorama era devastador. “Acudimos a un despiste en la autopista, dos techos colapsados, un derrame de agroquímicos cuando cayó un galpón y hasta una parturienta en la vía pública”, relató ayer el bombero. Al cierre de esta edición, personal de Defensa Civil y otras reparticiones del Estado asistían a las familias afectadas y reponían los servicios de luz y teléfono de la zona. Los vecinos limpiaban sus casas, barrían los vidrios rotos y con la ayuda del gobierno local y provincial cerraban sus ventanas con plástico para protegerse ya que el alerta meteorológico se mantenía. Lo peor, insistió el jefe comunal Marcelo Cisana, había pasado. “Las piedras eran más grande que una manzana”, aseguró el mandatario mientras que otros vecinos y comerciantes hablaban de que pesaban cerca de dos kilogramos. Lo cierto es que cayó fuerte y la mayoría de las casas con fachadas al sur se vieron afectadas. “No hay una vivienda que no haya sufrido daños. Todas esas están afectadas en puertas, ventanas, tejas o chapas. Los comercios terminaron con sus vidrieras rotas. Hubo cables de electricidad, televisión y teléfono desparramado por las calles”, agregó en declaraciones a LT8 de Rosario. Desde ese momento llegaron a la localidad oficiales de las reparticiones organizados por la Secretaría de Protección Civil santafesina. Según explicaron desde la comuna, se brindaron colchones a familias a las que, por la abundante caída de agua y por la rotura de vidrios debido al granizo, se les inundó la vivienda.

En tanto, ayer no hubo clases por los daños provocados. El secretario de Protección Civil, Marcos Escajadillo, quien admitió haber montado un operativo de emergencia por la delicada situación, también recomendó no circular por la autopista Rosario-Santa Fe. Además, anunciaron que iban a aumentar los patrullajes por la noche a cuenta de que muchos comercios estaban sin ventanas.

La tormenta también afectó a Timbúes y Andino, donde sólo hubo daños materiales: voladuras de techos, vidrios rotos, árboles caídos y autos abollados. En Andino la pedrada llevó a algunas familias a autoevacuarse. En Timbúes se repitió el escenario. Se sumaron a los pueblos afectados Aldao, Carcarañá, Villa La Ribera y Puerto General San Martín.

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