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Saber controlar los nervios

Central depende de Central, si maneja la ansiedad debiera superar el trámite con cierta tranquilidad

¿Se puede llegar bien para jugar la Promoción? Una pregunta que parece ser simple, pero no lo es. El trámite es traumático para el equipo que defiende su plaza en Primera división, mientras que para quien viene del ascenso es el camino obligatorio para alcanzar un sueño. Y de eso se trata la historia, un reparto de premios y castigos. El premio es para All Boys, que por acceder al cuarto puesto de la Primera B Nacional consigiuó el bonus track que significa jugar la reválida. El castigo es para Central, que por segundo año consecutivo debe postergar sus vacaciones por tener que disputar su lugar de privilegio en el fútbol grande de la Argentina. Entre la ilusión y la vergüenza se jugarán los partidos.

Central llega a tan elemental instancia en un buen momento futbolístico, ya que al menos hoy el equipo luce ordenado. Le arruinó el campeonato a Estudiantes (el mejor del país) y con suplentes complicó al poderoso Vélez. Lleva cuatro partidos sin recibir goles, y luce ordenado. Está claro que le falta generación de fútbol, pero hoy es un rival duro para cualquiera. Y eso debería darle tranquilidad a la hora de jugar contra un buen equipo, pero del ascenso.

Si Central controla con inteligencia, y en eso tendrá mucho que ver la palabra de Leo Madelón, los nervios estaría en condiciones de sacar una buena ventaja ya en el primer encuentro. All Boys dicen que juega bien, que trata de poner la pelota contra el piso y hacerla circular con prolijidad. También dicen que quiere subir a Primera y hasta sueña con que alguna vez el Cuchu Cambiasso se ponga la camiseta alba. Otros cuentan que en el Nacional B (como era antes) se trataba del “caballito del comisario”, le cobraron 10 penales a favor y lo castigaron con uno solo en contra. Cosas que se dicen de un equipo sin figuras, donde su técnico Pepe Romero, quien lleva cinco años en el club, es el personaje más emblemático de ésta historia. Pero más allá de todo lo que dicen, Central depende de Central, sus jugadores y Madelón tendrán la última palabra.

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