La presidenta brasileña Dilma Rousseff, acosada por la oposición mediática y política, dijo ayer que nada podrá arrebatarle la legitimidad que le dieron los votos que la llevaron a la presidencia, en clara alusión a los movimientos destituyentes que afronta. En ese marco, se sucedieron rumores de renuncia que el gobierno salió a desmentir mientras también medios de prensa deslizaron que convocaría al líder del Partido de los Trabajadores (PT), Lula da Silva, para que se sume al gabinete.
El ministro de Justicia, José Eduardo Cardozo, desmintió “categóricamente” las versiones sobre la presunta redacción de la carta de renuncia de Rousseff y aseguró que ella continúa garantizando la “gobernabilidad” a pesar de la inestabilidad política.
El presidente del opositor partido Demócratas, senador José Agripino Maia, aseguró que Rousseff “ya no tiene el control del gobierno” y que la disparada de la inflación, que llegó al 9,56 por ciento anual, es consecuencia de su “falta de credibilidad” ante los mercados.
En medio de esta situación, Rousseff analizó junto con su equipo una reforma en el gabinete y una de las posibilidades barajadas, de acuerdo con lo publicado por O Globo y Brasil247, es el nombramiento de Lula da Silva, ex presidente entre 2003 y 2011 y líder del PT, que podría oxigenar el crítico momento que atraviesa el gobierno enfrentado con parte del Congreso y salpicado por las denuncias de corrupción en Petrobras.
En medio de este escenario político convulsionado, el opositor Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB) que encabeza Aécio Neves convocó oficialmente a la marcha por el juicio político previsto para el domingo 16 de agosto.
Fue la primera vez que la agrupación del ex candidato presidencial adhiere formalmente al movimiento por la salida de Rousseff, que hasta ahora no aceptaba partidos políticos.
En tanto, en un acto para entregar viviendas sociales en el extremo norte del país, que devino en un inusual momento de emoción y militancia, la mandataria dijo que valoraba el poder de la elección directa y de la democracia.
“Respeto a la democracia de mi país. Sé lo que es vivir en una dictadura (…). La primera característica de quien honra el voto que le dieron es saber que es la fuente de su legitimidad, y nadie me va a quitar esa legitimidad que el voto me dio”, dijo en una cálida jornada en el estado de Roraima, que limita con Guyana y Venezuela.
“Soy una persona que aguanta la presión, que aguanta la amenaza. Sobreviví a grandes amenazas en mi vida”, añadió.
Rousseff militó en organizaciones guerrilleras durante la extensa dictadura brasileña (1964-1984) y fue presa y torturada durante ese período.
Reelegida en octubre de 2014 por un estrecho margen, la economista entronizada por el ex presidente Lula da Silva como su sucesora ha visto cómo su popularidad se diluyó desde que asumió su segundo mandato en enero pasado.
En un plazo de siete meses su apoyo se precipitó al 8 por ciento, hasta convertirla en la jefa de Estado más impopular desde el retorno de la democracia, según la encuestadora Datafolha.
Anteayer, mediante un corto televisivo trasmitido en todo el país por radio y televisión, Rousseff dio sus explicaciones sobre el delicado momento que atraviesa Brasil y aseguró que llevará al país a un lugar mejor.
El video, en el que también aparecieron Lula da Silva y el actual presidente del partido, Rui Falcão, despertó un cacerolazo opositor en 22 capitales del país.
Matan a un periodista en el norte de Brasil
Un periodista fue ejecutado de cinco tiros en el estudio donde preparaba su programa de radio en una ciudad norteña de Brasil, en un crimen al que la policía atribuye motivos políticos.
Gleydson Carvalho, quien trabajaba en la ciudad de Camocim, en el estado de Ceará, perdió la vida el jueves pasado cuando una persona ingresó al estudio y abrió fuego a quemarropa, fugándose luego con un cómplice en una motocicleta. El homicida, que ya ha sido identificado, es buscado por las fuerzas de seguridad en una zona semidesértica cercana a Camocim, localidad de 65.000 habitantes. Medios brasileños reportaron que Carvalho había recibido amenazas por su trabajo, pero no las tomó en consideración. Brasil es el tercer país más peligroso de América para los periodistas, después de México y Honduras, con 38 periodistas asesinados entre 2000 y fines de 2014, según la ONG Reporteros Sin Fronteras.
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