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Hay otras que resisten

Rosario ya no mostrará esquinas sin ochavas en el centro: demolerán la última que quedaba en pie

Las construcciones antiguas, parte del patrimonio cultural de los rosarinos, podrán verse sólo por fotos, porque la construcción de nuevas edificaciones le gana la batalla a la preservación arquitectónica de la urbe. El nuevo embate es en lo que fue el bar Jekyll&Hyde, en Mitre y el Pasaje Simeoni


La semana pasada, la foto de una edificación pronta a demolerse publicada en redes sociales disparó la noción de un hecho singular. Lo que irá a la piqueta es la construcción en la que funcionaba el bar Jekyll&Hyde, en Mitre y el Pasaje Simeoni. Es en una esquina, pero no cualquiera: no tiene ochava y es la única que queda con esas características en el área central.

Demolición de inmuebles y nuevas edificaciones: disputa por el patrimonio de la ciudad

¿Qué es una ochava? En otras geografías se lo llama chaflán: un recurso urbanístico que consiste en unir con una línea oblicua los lados que delimitan las manzanas, un corte de sus ángulos rectos, en los diseños de damero, con el objetivo de mejorar la circulación y la visibilidad mutua desde las calles que se cruzan. Las edificaciones ceden parte de su terreno para permitir la liberación de obstáculos visuales en esa diagonal. La unión edilicia en ángulo recto, así, desaparece.

Bernardino Rivadavia, cuando fue ministro del gobernador bonaerense Martín Rodríguez, se inspiró en las modas europeas para decretar, el 14 de diciembre de 1821, que las construcciones porteñas debían ceder un triángulo de su terreno para mejorar la visibilidad en los cruces de calles.

El fin de las ochavas era evitar accidentes y permitir una buena visibilidad en los cruces de calles, pero lo que le preocupaba a Rivadavia eran “los atracos frecuentes en las esquinas sin ochavas, en las que el asaltante aparece de sorpresa”. Esa modificación, con el correr del tiempo, se impuso en todo el país.

En Rosario se conservan algunas esquinas sin ochava. La única en el área central es la que están por demoler en Mitre y Pasaje Simeoni.

Pablo Mercado, arquitecto y miembro del grupo “Basta de Demoliciones”, recordó ante El Ciudadano que la normativa sobre las ochavas sufrió varias modificaciones en Rosario. En 1860, la exigencia de despliegue era menor. “De dos metros, como tiene el Teatro El Círculo”, puso como ejemplo. Hoy, la reglamentación ordena entre 4 y 4,5 metros para ángulos de 45 grados, dependiendo de si el cruce es entre calles principales o una principal y otra complementaria.

“El edificio de la calle Mitre y el Pasaje Simeoni se construyó antes de la entrada en vigencia de la normativa de ochavas, no hubo infracción. Con las exigencias actuales, perdería medio salón, media habitación, y seguía en pie por su valor patrimonial”, repasa Mercado.

Otro ejemplo que recuerda el arquitecto es el del Bar Londres, uno de los más antiguos de la ciudad que no tenía ochava y estaba en Rioja y Maipú. La esquina se modernizó: renovaron la fachada, pero conservaron las tejas de los años 50 y las aberturas de los 40.

El espacio donde estaba el antiguo Bar Victoria, en Jujuy y bulevar Oroño, tampoco respeta las actuales normativas. “Las ochavas cuentan la historia cronológica de la ciudad, desde la primera reglamentación en 1862 pasando por las siguientes, que se dictaron durante el mandato de (el intendente designado por el Ejecutivo provincial) Agustín Mazza. Recuerdo el barrio Parque, en la esquina de La Paz y Francia. Allí había una carnicería y le pidieron al propietario metros del terreno para generar la ochava. El dueño restó tamaño al local, pero construyó en la planta alta, y así recuperó el espacio cedido”.

La esquina céntrica que ahora perderá sus ángulos rectos edilicios para cederlos a la ochava evidencia un déficit de políticas públicas, según Mercado: “Muestra la ausencia de un programa patrimonial. En 2007, hubo un inventario con algunas obras protegidas, pero no hay avances, no se genera nueva información, nuevo interés”, se quejó.

En ese contexto, el arquitecto aventura que la historia edilicia de Rosario sólo será posible rastrearla en fotos o relatos, porque ya no quedarán rastros materiales del paso de los años. Una buena forma de resolver “los problemas de conservación de arquitecturas”, dice, es el que se diseñó en la esquina de 3 de Febrero y Buenos Aires. “En la curva del edificio tiene un piso de despegue, y después departamentos, el Estudio Florio realizó una muy buena obra, respetando la arquitectura anterior con una buena resolución de algo moderno”.

Ese ejemplo, sostiene Mercado, sirve para mantener una esquina sin ochava y construir una torre encima. Además resaltó que otra particularidad que tiene ese edificio es el tramo en que está ubicado, es una calle sin edificaciones altas.

“Las ochavas mejoran el tránsito, le dan una continuidad donde la calle no representa esa continuidad y aparecen las veredas, el ancho de vereda permite fluidez de movimiento y la calle queda solo para los vehículos, los carros en esa época”, sintetiza Mercado.

De pasaje Zabala a Pasaje Simeoni: ¿quiénes eran?

La cortada que conecta las calles Sarmiento y Mitre cambió de nombre en  diciembre de 2013. La iniciativa fue en homenaje al periodista, filósofo y artista de la ciudad que falleció el 14 de octubre de ese mismo año, Fabricio Simeoni.

Será el ‘Pasaje Simeoni’

Antes se llamaba Pasaje Zabala. Bruno Mauricio de Zabala fue un militar español que ofició como gobernador rioplatense desde 1717 hasta 1734. A él se debe la creación del Curato de Rosario en 1730. Y así consta en la publicación oficial N°2 de la Junta de Historia y Numismática Americana, hoy Academia de Historia, Filial Rosario, bajo el título ”Creación del Curato del Rosario. 1730 – 1731”, edición de 1931. El nombre completo era Curato de la Capilla del Rosario del Pago de los Arroyos.

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